El extraño, mi nuevo amigo
—Pues te recomiendo un rico pastel de nieve. ¡No es nieve de verdad, eh! —advirtió con tono divertido.
—Y no es tan dulce. Como la crema es dulce y el pan no lleva azúcar, hacen una gran combinación. De verdad te lo recomiendo.
—Bueno, pues señora Mari, deme el pastel de nieve, por favor —declaró Kalé con entusiasmo genuino.
—Y a mí un pastel de zarzamora, por favor —añadió Jane con una sonrisa que le iluminaba el rostro.
—Enseguida se los traigo. ¿Quieres tu batido de chocolate? —preguntó Mari mientras alzaba una ceja.
Kalé frunció el ceño ligeramente. Según él, el lugar era solo una pastelería, no más. No esperaba que también prepararan bebidas.
—¿Puedes preparar uno para mi nuevo amigo? Yo lo pagaré —dijo Jane haciendo un puchero, sabiendo que ese gesto derretiría a Mari.
—Lo haré… pero él lo pagará —señaló al joven con un gesto directo. Kalé asintió sin comprender del todo el asunto, pero con gusto lo aceptó. No tenía problema.
Mari desapareció en la cocina y, minutos después, regresó con dos bandejas. En una llevaba las rebanadas de pastel: uno de zarzamora y otro de nieve. En la otra, dos vasos altos con batidos espumosos de chocolate.
—Un pastel de zarzamora, uno de nieve y dos batidos de chocolate. Buen provecho —anunció mientras dejaba todo sobre la mesa.
Ambos chicos sonrieron en agradecimiento. Había algo en sus miradas, en la dulzura de sus gestos, que dejó a Mari desconcertada. Había algo en ellos... una conexión, un reflejo que no podía explicar. Su corazón latió tan deprisa que pensó que le daría un infarto. Aun sumida en su confusión, se alejó lentamente y pidió a su hija que cobrara cuando los clientes se marcharan. Ella necesitaría descansar un rato.
—¿Cuál es tu nombre, nuevo amigo? —preguntó Jane, curiosa mientras probaba un sorbo del batido.
—Mmm… pues mi nombre es Kalé. Y al parecer, el tuyo es Jane —respondió él con una sonrisa traviesa. Ella asintió sorprendida, lo que provocó una risa suave del joven.
Su cara expresaba una pregunta muy clara: ¿cómo lo sabes?
—La señora Mari lo dijo —respondió él, y luego, inclinándose un poco, agregó—: Pero dime, pequeña… ¿qué haces sola por aquí?
—Ah, pues escapé de casa. Es que mi mamá se enoja mucho, y cada vez que lo hace, vengo acá a comer un rico pastel de zarzamora. Es mi favorito —respondió Jane, encogiéndose de hombros mientras comía un trozo de pastel con tranquilidad.
—Ya veo… ¿y quién es tu mamá? Debe de ser alguien importante, ¿no? —preguntó señalando sutilmente sus ropas, que eran claramente de una noble.
—Sí, ella es la duquesa —dijo sin más.
El muchacho se sorprendió ante tal revelación. No esperaba estar compartiendo mesa con la hija de una duquesa.
—¿Y tú? ¿Quién eres? —se adelantó a preguntar Jane, con la confianza de quien no tiene miedo de preguntar lo que quiere saber.
—Kalé… vine en busca de mi padre y de mi hermano. Los perdí cuando era muy pequeño. No recuerdo mucho de ellos, solo tengo un recuerdo vago de sus nombres —respondió con nostalgia.
Kalé era un plebeyo que había perdido a su padre y a su hermano siendo apenas un niño. Él era el menor por tres años. Si ahora tenía veintitrés, su hermano debía tener unos veintiséis. Llevaba dieciocho años buscándolos. A los dieciocho, sus esperanzas se habían desvanecido, pero una señal, un mensaje, un papel con un símbolo grabado lo llevó hasta Hamill. Allí donde, según su intuición, debía estar la verdad de su pasado.
Recordaba solo fragmentos. Tenía vagas imágenes, palabras sueltas y un emblema dibujado en un viejo papel. Esa pista era lo único que lo había mantenido de pie.
—Pues mi padre murió cuando yo tenía un año. No recuerdo nada de él —añadió Jane, sacando de sus pensamientos a Kalé.
—Mamá era… bueno, dicen las sirvientas que ella era muy buena, pero que cuando papá murió, ella se hizo mala —su ceño se arrugó, y un puchero infantil se formó en sus labios, enterneciendo aún más a Kalé.
—Tu mamá no es mala. Te juro que ella te quiere mucho —dijo él mientras tocaba suavemente su mejilla.
Jane lo miró con los ojos muy abiertos y llenos de brillo.
—¿En verdad lo crees?
La esperanza, esa chispa frágil que había aprendido a esconder, volvió a encenderse en su pequeño corazón.
—No lo dudo. Cuando regreses a casa, dile lo mucho que la quieres. Verás que ella también te lo dirá. Pero si no lo hace, no la presiones… puede que le dé pena declarar sus sentimientos. Pero en serio, Jane, ella te ama. No pienses lo contrario nunca. Y si no lo dice...
—¿Qué? —preguntó, impaciente por escuchar la promesa completa.
Antes de que Kalé pudiera continuar, Kyla, la hija de Mari, apareció para cobrarles. Como habían acordado, Kalé pagó por Jane y Jane por Kalé.
Ya era tarde cuando salieron de la pastelería. Jane sabía que debía regresar a casa. Kalé, preocupado, se ofreció a acompañarla. No sabía cuán lejos estaba su hogar ni qué peligros podían cruzarse en el camino.
—No te preocupes, encontraré a los guardias de mi madre en el camino —le aseguró Jane con seguridad.
Él dudó. No quería dejarla sola.
—Solo acompáñame hasta que veas a los guardias, pero prométeme que no te dejarás ver. Si te ven, se lo dirán a mamá y ella nunca más me dejará salir —dijo con firmeza.
Kalé aceptó gustoso. Ambos emprendieron marcha por el camino corto hacia la casa de Jane. Ese camino lo conocían bien los guardias, pues era el que la niña usaba siempre que escapaba. Jamás imaginaron que conocía también la ruta larga.
Antes de llegar al pequeño bosque que separaba el pueblo de la vivienda, Kalé divisó a los guardias a lo lejos. Se detuvo.
—Jane —llamó. Ella se giró.
—¿Sí?
—No olvides que hay personas como yo… o Mari… que te queremos —confesó Kalé con suavidad.
—Yo también te quiero. ¡Adiós! —respondió Jane, y echó a correr dando pequeños saltos de un lado a otro, con su cabello rebotando tras ella.
Apenas la había conocido, y ya sentía que la quería. Era un angelito que había hechizado su corazón.
Ahora, solo le quedaba encontrar un lugar donde quedarse… mientras seguía buscando a su familia.
...----------------...
Corregido
Que es lo que le espera a nuestro guapo protagonista, quédese para saberlo....
DM
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 106 Episodes
Comments
Betty Saavedra Alvarado
kale cuida Jane te necesita su madre no se preocupa por ella es tan tierna nos roba el corazon
2023-09-07
1