Capítulo 3, dramas y golpes

John el Menor

Estaba en el pasillo, sacando cosas de mi casillero, cuando Kyle me acercó.

—Oye, dile a tu primo que es un idiota —me dice Kyle, dejando caer su mano sobre el casillero de al lado.

Puse la mochila en mi pecho como una manera de protección. Como si eso lo fuera a detener ¿Verdad?

—Dile tú. Yo no tengo nada que ver con sus líos.

Obviamente, yo ya sabía lo que había pasado. Esas cosas corren como pólvora.

—¿Qué nuestros líos?—dijo acercándose a mí de manera agresiva. Yo levanto instintivamente mi mochila, como si fuera a golpearlo con él — ¡Ese idiota me golpeó!

—¡Cálmense chicos! ¿Qué no todos somos amigos?—dijo Chris poniendo una mano sobre nuestros hombros, pero Kyle la quita como si tuviera peste, o algo peor.

—Lo serán ustedes, par de idiotas.

Y se fue, viéndonos con rabia. Chris me mira, y después lo mira alejarse, y cuando está lo suficientemente lejos, se lleva la mano a la frente, y finge quitarse el sudor de manera burlona.

—Es un idiota.

—¿A si? No me había dado cuenta.

Chris comenzó a reírse, al tiempo que quitaba la mochila de su espalda, y se acercaba a su casillero. El suyo estaba al lado del mío. Bueno, estaba al lado de mío, pero En medio había otro (en el que kyle había dejado caer su mano). Esos casilleros eran más amplios que uno normal, además de que no eran las típicas viejas y ruidosas cajas metálicas que había en cualquier otra preparatoria. Eran de madera. Además, no se necesitaba llave, había paneles en el que ponías un código de cinco o seis números, y ya está. Era lo bueno de la preparatoria Sabrina P. Harper.

Hablamos un poco de las clases, y sobre la tarea que nos habían dejado la de Química ||. Carajo, ¿a quién se le ocurre dejar tares el primer día?. Pero bueno. La verdad soy pésimo para las materias de ciencias, prefiero literatura, historia, o cualquier cosa en la que no te va que hacer algún maldito cálculo. De todas maneras, me va bien (o así lo siento yo). Pero Chris es un aficionado a todo eso.

Él y yo somos polos opuestos. No es que sea un deportista atlético y guapo, no por supuesto que no, si no que… Bueno es delgado, pero no demasiado. Es alto, pero no demasiado. Tiene el cabello largo, pero no demasiado. Básicamente, era un no demasiado, con un miedo atroz a convertirse de «No demasiado», a un «No suficiente», cosas de la edad, supongo.

En ese momento apareció Ryan. De el era el casillero en el que Kyle había dejado caer su mano. Se puso en medio de nosotros y empezó a sacar las cosas de su mochila al tiempo que nos saludaba.

—Hola , chicos que tal les fue en su primer día.

—Bien —Dijimos los dos al unesimo. Pero yo agregué:

—Y a ti ¿Qué tal te fue? ¿Cómo estás con el futbol?

El equipo de fútbol de la Harper, quería que de inmediato se lanzará la convocatoria para saber quien jugaría en los diferentes equipos, futbol americano, basquetbol, béisbol, tenis y correr a pie, eran los deportes favoritos de la escuela. Y a lo que recordaba el buen Ryan Ford, jugaba americano y basquetbol, y bien podía jugar también al tenis, pero él prefería no competir ahí.

La preparatoria Sabrina p. Harper, tenía diversidad (como toda la ciudad), y para la buena relación de los alumnos, se ponían carteles en español (aunque muchos lo entendían apenas, y preferían comunicarse en inglés), y era muy inclusiva en cuando a los alumnos provenientes de varias nacionalidades. Bueno pues Ryan era el chico, que recordaba que estábamos en estados unidos, era rubio, blanco y ojos claros (verdes).

Bueno creo que estoy divagando un poco (o un mucho, como lo prefieran ver), Ryan solo me contesto con un movimiento de cabeza. Como diciéndome «Podría estar mejor», y por si no lo habíamos entendido lo dijo en palabras.

—Bueno… podía estar mejor. —Se quedó un rato callado, cono tratando de pensar, y después continuo: —. ¿Y a ti? Mire a Kyle caminar por ahí, y supe lo de tu primo.

—Oh bueno…—dijo Chris — vino e hizo un escándalo. Como si este John fuera el que lo golpeó.

—Si bueno —empezó Ryan —, John ha estado un poco… ¿Estresado? Podría ser. Y Kevin… bueno él tiene poca paciencia.

—¿Un poco estrenado? —Repitió Chris — Valla eso es muy poco. Es un maldito loco.

—Yo no diría loco, más bien… bueno., no hay que decir loco ¿o si?

—Como tú digas papito. Por cierto ¿No crees que a John le convendría baja un poco de peso?

No sé que tenía Chris. Tenía todo el maldito día diciéndome eso: «No piensas que deberías enflacar un poco», «Estás más gordo que la última vez que te vi. ¿No opinas que deberías enflacar?» y cosas por el estilo. Si estaba un poco más gordo, pero… bueno a el que le importa.

Chris y Ryan seguían discutiendo, mientras yo estaba buscando entre los cuadernos de mi casillero, un paquete de plumas que había dejado ahí por la mañana.

Mierda. Pienso que tendría que comprar más. ¿oh tenía en la casa? No lo recuerdo. Levante la vista y por el pasillo venía caminando John, con la cabeza gacha, y los audífonos puestos.

Voltee hacia Chris, que seguía entusiasmado discutiendo (o como diría él, dialogando en voz alta) con Ryan. Él me miro,, pero no me entendió, hasta que Ryan volteo hacia él y lo miro.

—Eh John —saludo Ryan.

Levanto la cabeza y lo miro.

—Hola —Fue un «Hola», seco y sin demasiado interés. Pero Ryan no lo estemos así, porque se acercó más a él.

—Quería saber como estabas —dijo Ryan frente a el.

El pasillo quedó en silencio, con lo que había ocurrido en la mañana, cualquiera estaría interesado de puro morbo, en ver si John se volvería a pelear. Inclusive (había oído yo, y claro que no participe), se había corrido las apuestas.

—¡Oye idiota! —se escuchó de alguien que venía entrando al pasillo—. Así te quería ver.

Era Alice McCartney, antiguamente conocida como Aarón McCartney, ex hermano (actual hermana) gemelo del idiota de Kyle McCartney. Oh mierda.

—Sabías que mi hermano no te golpearla, es un pacifista, y por eso te aprovechas de él.

Se puso frente a él, y le planto cara. Era igual de alta que él, y por lo que se miraba era fuerte.

Mierda

Si el idiota de John , la golpeaba lo mandarían al carajo.

Quise intervenir, pero Ryan se me adelanto.

—Chicos cálmense ¿quieren? No vale la pena pelearse aquí.

—Tranquilo —Dijo John —. El NIÑERO, del cobarde de Kevin, parece que quiere decirme algo.

—Mira idiota —Empezó a decir Alice, que estaba roja como un tomate —, no permitiré, que hables de mi, y de mi hermano, porque si podemos defendernos, más de un abusón como tú.

Ahí fue cuando “ella”, se pasó de la raya.

Alzó sus manos, las coloco rápidamente en el pecho de mi primo, y empujó hacia atrás, inclinándose sobre sus pies para dar más impulso al golpe. Seguro John no se lo esperaba. Yo no me lo esperaba. Ryan, Chris y seguramente ninguno de los demás curiosos se lo esperaban, por qué cuando esto pasó, un silencio sepulcral inundó todo el pasillo, interrumpido por el clásico «Oooh», que siguió al silencio. Todos (incluido yo), admiramos con horror la escena.

John había retrocedido por el golpe de Alice. En sus ojos se miraba una mezcla de sorpresa, confusión y enojo. Mucho enojo. Mi primo acortó los pasos que lo separaban de Alice, casi al punto en el que sus alientos chocaban.

Golpeara a Alice, pensé (y seguramente no fui el único ahí que lo hizo), pero el no lo hizo, o por lo menos no de momento.

—¿Acaso piensa que por que ahora tienes tetas no puedo romperte el culo, maldito anormal?

Alice le sostuvo la mirada, aun con expresión de absoluto desprecio por mi primo. No retrocedía tan fácil. No ahora que había dado el primer golpe.

—Te diré lo que pienso. Pienso que eres un miserable, y un poco hombre, que sería capaz de levantarle la mano a una mujer —Después, aún gritando añadió: —¡Vamos golpearme, maldito cobarde!

—¡Yo respeto a las mujeres! —Respondió John —. A las de verdad no a los malditos fenómenos.

Mierda. La golpearla. No tenía ni idea, pero claro estaría ahí para verla. De la nada sentí un que alguien me tomó del brazo. Era Chris. Me miro suplicante y después volteo hacia la escena. ¿Qué quería que hiciera? ¿Qué lo detuviera? Por la expresión de su cara, era obvio que si. Carajo. Esta bien lo haré.

Me adelante hasta estar al lado de Ryan, quien había quedado mudo después de que lo callaron.

—Amigos —Empecé yo, pero ninguno me ponía atención —. Deberían calmarse.

—No te metas en esto, gordo —Respondió Alice.

¿Cómo mierda me acababa de llamar? ¿Quién se cree…? Bueno, al carajo, no importa ¿o si? A la mierda. Debería calmar eso.

—John —A Alice “casi” no la conocía (el “casi”, era de forma meramente honorífica, por qué no había tenido ni un poco de convivencia con ella, sabía quien era, claro. Pero era obvio que ella no sabía quién era yo) y John… bueno éramos primos así que… podía hacerme más caso —, no seas idiota y déjala.

—Vete al diablo gordo —me respondió con furia —. Esto es entre el maldito fenómeno y yo.

—¿Quién es el fenómeno? —Pregunto Alice — ¿tu o yo?

—Bien —dije —. Si quieres pasar tu primer mes aquí con tu amigo el señor Green , entonces a la mierda.

Me iba a voltear, pero sentí una extraña sensación en el hombro. Voltio y como si mi maldita boca lo hubiera invocado, el señor Green miraba asombrado la imagen. Todos miraron hacia el tutor. Y como si de un grupo de gacelas frente a un león se tratase, todos se dispersaron. Incluso John y Alice, se alejaron. Demasiado tarde.

—Ustedes a mi oficina ¡Ahora!

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Comments

Angelica Perez

Angelica Perez

Buena narración, Felicidades

2023-08-06

1

Angelica Perez

Angelica Perez

Ayyyy puras peleas

2023-08-06

0

Total
Capítulos
1 Capítulo 1, crónicas de un gordo mentiroso
2 Capítulo 2, A dos mundos
3 Capítulo 3, dramas y golpes
4 Capítulo 4, Ustedes a mi oficina ¡Ahora!
5 Capítulo 5, La increíble saga de John el magnífico: peleas y amistades forzadas
6 Capítulo 6, uniendo fuerzas
7 Capítulo 7, Como el hedor de un perro muerto
8 capítulo 8 Nuevas responsabilidades y desafíos
9 Capítulo 9, conexiones virtuales y expectativas reales
10 Capítulo 10, un plan extraordinario
11 Capítulo 11, Desafío inesperado
12 Capítulo 12, Kilos por educación
13 Capítulo 13, como el hedor a un perro muerto, parte dos: Más hediondo que nunca
14 Capítulo 14, Decisiones en debate
15 Capítulo 15, Negociando
16 Capítulo 16, Negociaciones con el Prodigio de la Avaricia
17 Capítulo 17, Saxofones y Egos: Una Sinfonía de Pretensiones
18 Capítulo 18, El Gran Espectáculo del Medio Tiempo: Promesas y Apuestas
19 Capítulo 19, Confesiones y Contratos: El Arte de Venderse
20 Capítulo 20, Entre Estrellas y Kilos: La Poética Ascensión
21 Capítulo 21, Engordando por Caridad
22 Capítulo 22, De héroes a hamburguesas.
23 Capítulo 23, Compromisos Involuntarios: Entre la Fama y la Expulsión
24 Capítulo 24, Delgadas Promesas, Pesadas Realidades
25 Capítulo 25, Coronación del Rey Cerdo
26 Capítulo 26, Desafíos en Do Menor: Entre Saxofones y Balanzas
27 Capítulo 27, Degustando Fama: El Festín de John
28 Capítulo 28, Entre Sudor y Esperanza: La Carrera hacia el Cambio
29 Capítulo 29, Comida Rápida y Puños Lentos: Un Mukbang de Problemas
30 Capítulo 30, El Peso de la Fama y Otras Ironías
Capítulos

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1
Capítulo 1, crónicas de un gordo mentiroso
2
Capítulo 2, A dos mundos
3
Capítulo 3, dramas y golpes
4
Capítulo 4, Ustedes a mi oficina ¡Ahora!
5
Capítulo 5, La increíble saga de John el magnífico: peleas y amistades forzadas
6
Capítulo 6, uniendo fuerzas
7
Capítulo 7, Como el hedor de un perro muerto
8
capítulo 8 Nuevas responsabilidades y desafíos
9
Capítulo 9, conexiones virtuales y expectativas reales
10
Capítulo 10, un plan extraordinario
11
Capítulo 11, Desafío inesperado
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Capítulo 12, Kilos por educación
13
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14
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15
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19
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25
Capítulo 25, Coronación del Rey Cerdo
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Capítulo 26, Desafíos en Do Menor: Entre Saxofones y Balanzas
27
Capítulo 27, Degustando Fama: El Festín de John
28
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Capítulo 30, El Peso de la Fama y Otras Ironías

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