Capítulo Cuatro

La brisa del mar hacía danzar su larga falda mientras llevaba la frescura del agua hasta sus mejillas.

Pronto aparecieron aquellas manos rodeando su cintura y concretaron ese cálido abrazo, oyó la voz de su esposo susurrar cosas que no comprendió.

La brisa del mar volvió a soplar y se encontró viendo la espalda del pelinegro. Tomando su mano la llevo entre los árboles donde pronto comenzaron a jugar a las atrapadas, Levi se sentía como un niño, la asusto un par de veces y luego la sorprendió escondiéndose de ella.

—Siempre te encontraré, no importa donde te escondas—dijo viéndola.

Su espalda estaba apoyada contra aquel árbol, Levi sostenía sus brazos a los lados de la joven y su mirada se encontraba fija en ella; la vio esquivar sus ojos y sonrojarse, fruncir sus labios e intentar controlar su respiración.

—Mirame—pidió tomando su mentón.

Ambos solo se miraban sonrojados, él sonrió y mordió sus labios nervioso; pronto aprovecho para besarla, tomando suavemente su mejilla y levantandola un poco. Ella le ganaba un poco en altura, pero eso siempre le pareció tierno.

Y ese beso que tanto ansiaba no llegó, como sí se tratara de pétalos de flores ella desapareció de aquel lugar y este solamente se transformó en un inmenso océano.

Había un hermoso cielo que se reflejaba en el agua, el mar estaba tan tranquilo que él podía caminar sobre el cómo si fuera tierra firme.

A lo lejos la vio y corrió hacia ella, pero no podía alcanzarla; su camino solamente se hacía más y más largo, hasta que de pronto pudo alcanzarla y ella volteó únicamente para ser tragada por ese océano bajo sus pies.

Abrió sus ojos de pronto, despertando asustado. El sonido de aquel antiguo reloj colgado en la pared lo despertaba como todos los días. Las ventanas de su habitación se encontraban ya abiertas así que sentía el fresco aire del viento que soplaba fuera, era un día precioso sin duda.

Suspiró sintiendo sus manos temblar y aquel sonido de sus latidos en sus oídos, estaba frustrado, llevaba días soñando con cosas similares a ese sueño. Y en todos nunca podía alcanzarla y ella se caía en el océano, no sabía que significado podrían tener esos sueños y en parte eso lo inquietaba más.

¿Eran únicamente sueños sin sentido, pesadillas disfrazadas de sueños o había algo más profundo?. No quería pensarlo mucho, había despertado y sabía que ella se encontraba a su lado.

Intentando aplacar al sentimiento que crecía en su pecho, se acomodó de nuevo en la cama al lado de su esposa viéndola dormir serenamente y estaba realmente tentado a molestarla, dirigió una de sus manos a sus mejillas y comenzó a picarlas intentando no reír fuerte para no despertarla. De un momento a otro sus ojos bagaron por todo su rostro como si estuviera analizando cada parte de este; sus lunares, la forma de sus labios, esa curvatura sutil de su nariz...ella era realmente hermosa en cada detalle. Levi llevo uno de sus dedos y comenzó a acariciar sus pestañas, estas acariciaban sus dedos haciéndolo sonreír y sentirse un poco travieso; sentía su corazón llenarse de una hermosa calidez y pronto se sintió sonrojado por las cosas que comenzaron a pasar por su mente.

—¿Has dormido bien?.—la oyó preguntar.

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