Capítulo Dos

El sonido de la lluvia lo había despertado, afuera una leve llovizna había comenzado; aún era temprano para levantarse, incluso sentía el cálido cuerpo de su esposa junto a él. Se levantó cuidadosamente y se encaminó hasta la ventana curioso por saber cómo se encontraba el cielo; de haber lluvia no podrían trabajar en los huertos.

—¿Te has levantado temprano para ver la lluvia?.—oyó una voz detrás de él.

Soltó una pequeña risa.

—Buenos días—respondió viéndola.—Solo quería ver el cielo, parece que será una lluvia tranquila.

—Prepararé algo de té.—la oyó decir.

Rápidamente, fue hasta ella y la hizo acostarse de nuevo en la cama. La rodeó con sus brazos divertido con la expresión curiosa que ella tenía en su rostro.

—Aún es temprano, los pájaros aún no cantan—dijo insinuando algo.—Podríamos volver a dormir o...

—¿O qué?.—dijo ella.

—Podríamos tomarnos un día libre del huerto.—coqueteo.

—Aún después de lo de anoche.—mencionó su esposa.

—No recuerdo que no te haya gustado.—bromeó coqueto.

Pronto sintió una de las manos de la joven acariciar su mejilla, sus caricias siempre eran dulces e inocentes; amaba ser tratado con tanto cariño, era sentirse abrigado por la ternura del primer amor.

—No me has dicho que si o que no...—murmuró.—Pero si has comenzado a tocarme... ¿Cómo debería tomar eso?.

Sentía su corazón palpitar rápidamente, una calidez inexplicable llenó su cuerpo y sentía una euforia brotar en su interior, se sentía enormemente feliz.

Deseaba profundizar más su beso y se decidió a tomar todo el sabor de sus labios posible, pronto llevo sus manos a las mejillas de su esposa profundizando el beso. Sin despegar sus labios, sus pulmones comenzaban a pedir aire y aspiró por su nariz todo lo que pudo embriagándose en el camino con el perfume de la joven. Había sido el mejor beso de su vida, se sentía aliviado por volver a respirar y amaba sentir sus mejillas sonrojadas.

—Te amo—dijo aún con sus manos en las mejillas de la joven, estaba perdido en aquellas perlas marrones que brillaban de sorpresa.

Levi solo sonrió y acarició sus cabellos, no sin depositar algunos besos en las mejillas de la joven. Y pronto ellos se encerraron en su propio mundo, arrullados por la llovizna que regaba la tierra nutriéndola.

—¿Gustaría un poco de té, señora mía?—pronunció el joven.

Una sonrisa divertida se formó en el rostro de ambos quienes se vieron por unos instantes.

—Me gustaría, gracias—respondió.

La llovizna seguía en el campo y sentían la brisa fresca de ese clima ingresar por aquella ventana abierta. Ella cosía una de sus camisas con cuidado y cariño; él se había tomado un momento después de preparar algunas de sus famosas conservas.

Tomó asiento cerca de ella, pasando juntos ese tranquilo momento. Se oía el sonido del reloj colgado en la habitación, las gotas de lluvia en el techo de aquel hogar y el susurro del leve viento que soplaba fuera.

—A veces se siente como un sueño.—murmuró tranquilo.

—¿Qué cosa?.—la oyó preguntar.

—Nuestra vida aquí—explicó.—La tranquilidad del campo, el mar.

—Pues, es un hermoso sueño—respondió viéndolo.—Si lo fuera, ¿Querrías despertar?.

—Depende de cómo sea mi vida real—contó devolviéndole la mirada.—Si despierto teniéndote en mis brazos sí, ¿Tú lo harías?.

Ella solamente guardó silencio, sus ojos reflejaban aquella duda.

—No lo sé—expresó finalmente.—Soy feliz aquí.

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Comments

¡Aw, que hermoso! Se nota mucho tu evolución, Thau. La lectura es ligera y reconfortante; adorable y tierna:3

Todo un espectáculo de dulzura y mariposas de amor. 💜

2023-09-26

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