PROVOCO UNA AVALANCHA

—¿Dónde estas? —Preguntó Rodrigo.

—Acabo de salir de la escuela. Voy a tomar el autobús. ¿Tú qué onda?

—Ven a mi casa. Necesitamos hablar.

—Hablar. ¿De que o que?

—De lo qué pasó ayer.

¿Qué había pasado ayer con exactitud?

—Bueno. Llego en un rato. No te desesperes.

Crucé la avenida para poder llegar a la estación del metrobús. Pasé la tarjeta de pago, me senté en una banca de metal a esperar que el transporte pasara por mí. Let Go de Von Galo sonaba a través de mis audífonos. De pronto, sentí una vibración de mi celular.

¡Era una estúpida alarma!

A las 3:30 llegué a la casa de Rodrigo. Mi amigo estaba componiendo un detalle de su auto y se veía bien chido debajo del motor.

—¡Ya llegué! ¿Me extrañaste?

—No seas cursi Denisse. Sabes que ahora no tengo ojos para ti. ¡Mi Maren es todo en este momento!

Deje caer mi mochila al suelo.

—Si, bueno. Eso me ha quedado claro.

—Suenas algo aburrido. ¿No te da gusto?

—Si me alegro por ti, pero ¿apoco ya son novios? Se dibujó una sonrisa pícara en sus labios.

—¡Todo se dio ayer! ¿No te acuerdas?

¿Qué se suponía que debía recordar?

—¡Mmmmm!

Pensamientos vagos vinieron a mí y recordé el momento en el que ella nos interrumpió con un beso. ¡Literalmente se tragó su boca!

—Si, la verdad no recuerdo mucho. Pero me da gusto por ti. Neta.

Asintió.

—¿Tienes hambre?

—No. ¿Y tú?

Su mirada se volvió chistosa.

—Acompáñame a la cocina, me haré un sándwich.

Puso una rebanada de pan integral, unto mayonesa, jamón, lechuga, jitomate, queso amarillo, chiles en vinagre. ¡Se veía delicioso su sándwich!

Saboreo la primer mordida.

—¿Y qué pasó ayer? ¿De que quieres hablar?

Sus cejas se enarcaron.

—¡Ah! Cierto. ¿Tu mamá no te dijo nada por llegar demasiado tarde?

—No. Bueno, eran las once de la noche cuando llegué. Ella estaba dormida, no se dio cuenta de la hora. Y además, también le había pedido permiso. Tu idea de salir huyendo no era tan buena.

Note que sonreía.

—¡Genial!

—Pues si. Así me libre de un castigo.

—¡Chido por ti! Y bueno quiero preguntarte, ¿recuerdas con exactitud lo qué pasó ayer?

¿Recordar? Su pregunta me dejo en silencio. En mi mente había fragmentos de ayer, pero todo se volvió confuso una vez que me embriague.

—Pues me puse bien chido ayer ¿no?

—Si, pero a parte de eso, ¿recuerdas algo más?

—Pues no, con exactitud no.

—¿Qué es lo que recuerdas?

—La verdad... te digo que no me acuerdo con exactitud de nada. ¿Hice algo malo?

Volvió a morder su sándwich. Los movimientos de su boca me hicieron pensar en la posibilidad de que mis acciones de la noche fueron algo canijas.

—¡Ayer te besaste con alguien!

¡Mierda!

—¡No digas tonterías! ¿Besar a alguien? Cómo si eso pudiera pasarme.

—¿A no me crees?

—No. Seguro me estás jugando una de tus bromas.

Asintió. Sacó su celular, desbloqueó y buscó en su galería. Me enseñó una foto.

—¡A ver si esto te hace recordar!

Recargado contra el muro estaba yo, acorralado por su cuerpo, mis manos sujetaban sus mejillas y sus brazos se unían a mi cintura. ¡Esto era muy probable!

—¡No manches! ¡Soy yo!

—Ahora lo ves.

—¡Mi primer beso! ¡¿Con un muchacho?!

—Pues eso parece.

—¿Y por qué no hiciste nada?

—Pues hice mucho, cuando fui a buscarte los encontré bien acurrucados contra el muro. Creo que si yo no hubiese llegado, seguramente habría pasado algo más entre ustedes dos. ¡Bola de cochinos!

—En mi defensa solo puedo decir que no estaba consiente de lo que estaba pasando. Es más, ni siquiera me acordaba de que eso había pasado. ¡No te pongas tan intenso!

—¡En mi defensa! —Imitó el tono de mi voz en son de burla—. Tuve que quitarte al tipo de encima y te saqué a rastras de ese lugar.

—¡Ora! ¿Lo dices enserio?

—Por supuesto. Pero como eres un pedazo de basura, no valoras mi amistad y mi protección. ¡Que mala onda! No te acuerdas de nada según tú.

Me reí.

—¡Hey! Yo si valoro tu amistad. Prueba de ello es que ayer te acompañe a tu cita con Maren, aún cuando no fuiste capaz de decirme a donde iríamos. ¡El pedazo de basura eres tú! Siempre me andas arrastrando a donde quieres y ahí voy de perrita detrás de ti.

Le lance una mirada curiosa.

—Solo estaba bromeando, es obvio que no eres un montón de basura literal. Lo de mi perrita, pues si, en parte si lo eres. ¡Pero en fin! Solo quería preguntarte si te acordabas de eso que te acabo de contar.

Dejé escapar un suspiro.

—No, neta que no. Me acuerdo de cuando empecé a beber y que luego probé la shisha esa, pero lo qué pasó después no lo recuerdo.

Terminó de comer. Mi amigo tenía una mancha de aceite automotriz en una mejilla.

—Pues al menos eso es lo chido. Te besaste con alguien y como no lo recuerdas, no puedes sentir remordimiento. ¡Me alegro por ti!

¡Canijas cosas de borrachera!

—¿Cómo van las cosas con Maren? —Quise cambiar de tema.

—Te digo que todo va genial. Estamos por poco de convertirnos en novios oficiales.

¿Pues no que ya eran novios? ¡Quien los entiende!

—¿De verdad te late ella?

—¡Si, no manches! Un buen me late. Neta que, no sé, si tú no nos hubieses presentado, quien sabe cómo andaríamos ahorita.

—No andarían de empalagosos, eso es obvio. Pero lo bueno que es me tienes como amigo, te conviene estar conmigo. ¡Te conseguí novia!

Sus cejas se curvaron de forma curiosa, sonrió. —Ajá, como tu digas.

—Y dices que no valoro nuestra amistad.

***

Mamá me había pedido que estuviera las ultimas dos horas en la mueblería. ¿Qué mueblería? Mi familia tiene una mueblería, papá la abrió hace como diez años, recuerdo que yo tenía como ocho años cuando la inauguraron.

Estaba perdiendo el tiempo viendo videos de TikTok, por la tarde las cosas en la mueblería siempre eran tranquilas. Mi madre me llamó.

—Denisse, ¿Cómo estás?

—Todo en orden ma. ¿Y tú?

—Ando terminando de preparar la cena. Oye Denisse.

—¿Que pasó?

—Me acaba de hablar un cliente, por la mañana un muchacho preguntó por el precio de la recámara. Dice que le interesa mucho.

—¿Entonces la va a comprar?

—Eso parece. Me acaba de hablar y me dijo que ya está por llegar.

En ese instante la puerta del cancel se abrió y lo vi entrar. Era un muchacho alto, tendría como unos veintitantos y vestía con ropa casual cara. ¡Sus ojos! Era como si un gato me estuviera mirando.

—Acaba de llegar.

—¿De verdad? —Mamá parecía no creerlo. —Si, está justo aquí.

El muchacho estaba justo enfrente de mí, de pie, mirándome con mucha atención.

—Bueno, le di los precios, ya negocié con él. Ahorita te envío por mensaje lo que acordamos.

—De acuerdo.

Finalizamos la llamada. El muchacho tenía unos ojos brillantes, como si la luz artificial pudieran crear estrellas en su interior en una linea recta. Ojos de gato, profundo y muy intensos.

—¡Buenas noches! Bienvenido —intenté ser cordial.

Parecía que sus pupilas estaban tratando de descifrar algo en mí. Me veía, no se movía y eso me preocupo un poco. ¿Que buscaba en mi persona?

—¿Te había visto antes? —Preguntó con mucha curiosidad.

—¡Ammm! No creo —dedique unos segundos a observar su rostro—. ¿Es usted el cliente de la...?

—¿Seguro que no nos conocemos?

Su pregunta me saco de onda.

—Pues al menos yo no me acuerdo de usted.

—¿Por que me hablas de "usted"?

—Pues porque así les tengo que hablar a los clientes.

Su ceja izquierda se arqueó un poco.

—¿Te gusta atender a los clientes?

—Si. Bueno, algunos son un poco canijos o luego se quejan mucho y no quieren pagar lo que es.

Pareció sonreír por mi respuesta. No esperaba eso. ¿Estaba siendo demasiado confianzudo con él?

—Entiendo. Pues mira, yo no soy como esos clientes que sueles atender. ¡Yo seré tu cliente especial!

Parecía que el sujeto estaba un poco alocado.

—¿Cliente especial? —Me levante de la silla.

—¿No me crees?

Nos mirábamos fijamente.

—Bueno, como usted diga. Mi mamá me dijo que...

—¿La señorita de la mañana es tu mamá?

—Si, es mi mamá.

—Se ve muy joven.

Asentí.

—¿Se llevará la recámara completa? —Quise cambiar de tema.

—Si. Vine por ella, ya la negocié con...¿de verdad que es tu madre?

—Si, es mi madre. ¿No me cree?

Enarqué mis cejas suavemente y pareció atento a mi movimiento.

—Bueno, ya negocié el precio con tu madre. ¿Me ayudas a subir los muebles? ¿O prefieres que te pague de una vez?

—Por supuesto que primero me debe pagar. Enseguida le haré su nota. ¡Por favor! Tome asiento.

Se puso cómodo frente a mí.

—¿Cuántos años tienes?

—¿Por que la pregunta?

—Tengo un poco de curiosidad por saber de ti.

—De acuerdo. ¿Así piensa convertirse en mi cliente especial?

Apoyó sus manos sobre la cubierta del escritorio, sus ojos no se apartaron de mis pupilas y noté un movimiento en sus cejas. ¡Irradiaba autoridad!

—¡La verdad no! Pero aún no te diré cómo es que pienso convertirme en tu cliente especial.

Dejé escapar un suspiro, su actuación me aceleró la respiración de forma inexplicable.

—¿A nombre de quien hago la nota?

—Christop. Mi nombre es Christop. ¿Y tú?

—Yo solo soy un vendedor —sonreí haciéndome tonto.

—¿No me dirás tu nombre?

—Mi nombre es Denisse.

Mamá había envuelto los muebles con plástico para que no se maltrataran a la hora de transportarlos. Mi celular empezó a sonar cuando estábamos por subir la cama a su camioneta, la verdad es que si nos estaba costando trabajo poder acomodarla en el vehículo.

Contesté su llamada.

—¿Que haces bebe?

—Ando vendiendo muebles. ¿Tú qué haces?

—¿Está vez no me dirás bebé?

—¡No digas tonterías! Primero estás diciendo que solo tienes ojos para Maren y ahora andas de loco conmigo. ¡Pedazo de basura que eres!

Escuche su risa. Christop me lanzo una mirada curiosa.

—¡Lo sé! ¿Terminaste ya? Compré tacos, te llevaré la cena bebé.

—¡Que chido! Estoy subiendo unos muebles, deberías venir a ayudarme bebe.

—Llego en dos minutos.

—Apúrate, aquí te espero.

Guarde mi celular en el bolsillo. Dejé escapar un suspiro y mi cliente parecía observar atentamente mis movimientos.

—Vendrá un amigo a ayudarnos a subir los muebles —dije para informar a mi cliente.

—¡Está bien! ¿Oye?

—¿Si?

—¿Será mucho pedir si también pudieran venir a mi casa? Vivo solo, recientemente me mude y no hay nadie que pueda ayudarme a bajarlos.

No pensé que fuera a pedir algo así.

—Pues, a lo mejor. Sería cuestión de preguntarle a mi amigo.

—Y si tu amigo dice que no, ¿tú me ayudarías?

—Ah pues...

Rodrigo estacionó su auto. Bajo luciendo como todo buen chico engreído. ¡Mi amigo era un narcisista!

—¿Eso es lo que van a subir? Buenas noch... —No fue capaz de terminar de hablar, se le quedó mirando al cliente como si algo malo hubiese pasado.

—¿Que te traes Rodrigo? ¿Por qué las gafas si ya es bien noche? —Dije para que saliera de su bloqueo mental.

Se quitó las gafas y sus ojos tenían una expresión complicada.

—¡Tú! ¡Canijo! ¡Eres tú!

Christop se le quedó mirando, parecía un poco apenado y yo también. ¿Que estaba pasando?

—¡Hey Rodrigo! ¿Que es lo que...?

—¿Que no te acuerdas de él?

Sus cejas irradiaban un poco de enojo y sorpresa.

—¡Ammm! No, la neta no, pero...

—Este fue el tipo con el que te estabas besando ayer.

Se me quebraron los ojos por la sorpresa.

Más populares

Comments

Maria Gonzalez Gonzalez

Maria Gonzalez Gonzalez

jajajaja jajajaja jajajaja jajajaja

2024-08-15

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play