Capítulo 4. El extraño

Todos los instintos de Sol se activaron, algo le decía que debía ser muy cuidadosa con ese extraño.

-Disculpe -dice al fin -No se a que se refiere con Archi… ¿Qué? 

La mejor opción era fingir ignorancia e inocencia, pero el hombre no cambió de expresión, incluso se inclinó para ver bien a la pequeña, allí Sol pudo notar mejor los rasgos del hombre, el cual era bastante viejo con barba y canas, tenía los ojos grises.

-Eres muy astuta, pero no tanto para tomar de tonto al maestro del engaño -sonríe el hombre -Creo que al fin Naly cumplió su parte del trato…

Sol retrocede instintivamente al escuchar el nombre de quien la había matado.

-Yo no soy esa persona a quien buscas… -sigue negando.

-Bueno. En ese caso no te interesa saber cómo regresaste, además… la marca pronto aparecerá y vas a confirmar que eres la verdadera y única con el poder de los Dioses, un poder que ni siquiera tú sabías que tenías… La primera señal fue la aparición de un ángel y por eso lo tuvimos que neutralizar, ya que no lo pudimos matar.

Sol no entendía nada de lo que ese hombre decía, pero él estaba equivocado, pues ella no tiene ni una gota de magia en su cuerpo y tal vez ella antes de morir pudo regresar, pero eso era cuando tenía magia, aunque no sabe lo que realmente ocurrió y cómo regresó a la vida y ahora mencionaba a Eider.

-Ya le dije…

Antes de poder terminar su frase, el hombre alza la palma de su mano y la pequeña empieza a sentir los párpados pesados, sus piernas le fallan, pero el extraño la sostiene para que no caiga, la carga y se la lleva en dirección contraria de donde estaban los niños del orfanato.

Sol, no sabía nada de lo que ocurría con su cuerpo.

-Pequeña -escucha la voz de una mujer -Abre los ojos…

Sol aún se sentía rara, pero abrió sus ojos y se sorprendió al ver que estaba en su antigua cama.

-¿Pero? -dijo con asombro, pero sus manos seguían siendo pequeñas.

-No es la verdadera, pero creí que estarías mejor así…

Sol se sorprende al ver a una mujer con la misma apariencia que ella, pero no como Sol sino como Luna, vestía un vestido blanco y parecía celestial.

-¿Eres yo?

-¡Ah! No, pequeña… pensé que te ibas a sentir más cómoda si me veías de esta forma, pero si te incomoda… -En seguida su apariencia fue cambiando y ahora era su madre -¿Qué te parece así?

-No -dice sería -Quédate como Luna… al final ya no lo soy…

-Bien -vuelve a su primera apariencia -Sé que tienes muchas preguntas y te diré lo siguiente… tienes que recordar aquello que borraste de tu mente y encontraras la razón del porqué regresaste. Nosotros le dimos a tu familia ese don que ha pasado de generación en generación.

-¿Ustedes? ¿Qué don? ¿Qué olvide?

-El de la vida y la eternidad, es un don que no cualquiera puede manejar ni usar y parece que tú encontraste la forma de usarlo… Pero debes tener cuidado, ahora que has despertado ese don, corres un gran riesgo… seres que no son de este mundo querrán quitártelo… incluso ahora hay uno quien te lleva.

Sol no entendía estaba más confundida, pero algo se le vino a la mente enseguida.

-¿Qué ocurre con Eider? ¿Por qué ese hombre la mencionó? Si tú lo sabes dímelo.

En verdad Sol estaba más preocupada por su amiga que por ella misma.

-Solo te puedo decir, que tu destino está ligado al ángel… Ahora tienes que regresar…

-Espera…

Sin impedirlo, abrió los ojos y aquel sujeto aún la sostenía mientras caminaban por lo que parecía ser el bosque. Pero Sol seguía pensando en aquella mujer con la que había hablado y que no sabía ni su nombre, sin embargo, la sensación repugnante que le causaba aquel hombre la hizo volver de sus pensamientos. Así que en un acto impulsivo y como única forma que tenía para defenderse, se removió y mordió el brazo del hombre con tanta fuerza como le era posible.

El sujeto la soltó y Sol cayó en el suelo, pero no quería estar en desventaja, así que rápido se incorporó, por suerte el hombre no la había atado. Sol buscó una forma de salir de esa situación peligrosa, pero también quería saber más sobre lo que le hicieron a Eider.

-¿Qué quieres de mí? -pregunta al fin -¿Y qué le hicieron al ángel?

El hombre parecía sorprendido, pues Naly nunca reveló la identidad del ángel a ellos, pero tal parece que Luna antes de morir si sabía quien era el ángel.

-Veo que es alguien cercano a usted, pero ni siquiera sabe lo que realmente significa en su destino, ¿Verdad? -dice con una sonrisa -Deje que la ilumine un poco… Los ángeles son los guardianes, los protectores, seres de luz que llevan justicia al mundo, pero ¿Sabe que deben proteger? ¿Por qué un ser de luz bajaría del cielo, solo para entrar a un mundo decadente? ¿Nunca se lo pregunto?

Sol estaba sorprendida, entre las razas se sabía de una cuarta raza que desapareció hace mucho tiempo, la raza de los ángeles y solo había escrituras sobre que eran enviados a la tierra como benevolencia de los dioses, pero jamás se mencionaba nada más.

-La historia que conocemos -empezó hablar de nuevo -No es más que una gran mentira, no hay benevolencia de los dioses, los ángeles bajaban para encontrar a alguien muy importante para ellos, ¿Y sabes quien es? -el hombre empezó acercarse más -Es usted… y han enviado al último ángel para protegerla… Y es por eso que tuvimos que encadenar sus alas…

Sol retrocede cada vez que él avanza. No terminaba de entender lo que ese hombre decía, ¿Eider había sido secuestrada? ¿O algo está pasando?, algo que ella aún no sabe.

-Eso es una gran historia, pero solo es eso… una historia, absurda y sin sentido.

El hombre soltó una carcajada.

-Entonces ¿No te importará que te ponga a prueba, Archiduquesa? 

El extraño se abalanzó contra ella atacándola, Sol apenas pudo moverse para que no la golpeara. En ese momento maldijo no ser más grande o por lo menos tener un poco de magia, ya que su oponente no solo era más grande sino también más fuerte. 

La pequeña esquiva cada golpe, pero se cansa rápido y eso lo aprovecha su oponente y la hace caer, aprovecha la oportunidad y saca una daga, la clava en el hombro de Sol, mientras ríe. Sol grita por el dolor y el temor de volver a morir se apodera de ella, el hombre retira la daga con brusquedad causando más dolor en ella, vuelve apuntar para herir de nuevo su cuerpo. Pero antes de poder clavar la daga, el hombre sale volando, Sol mira con asombro, de su cuerpo emanaba una magia dorada que reconoció, era como su antigua magia, pero también parecida a la que tiene Eider, pero se sentía diferente y algo en su mente se activó, como pequeños fragmentos de recuerdos se dispersaron y abrumaron su juicio.

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