Poco a poco Sol se iba adaptando al orfanato y había averiguado un par de cosas, la primera era que cada tanto las encargadas llevaban a los niños a misa y la segunda es que ahora en su nuevo cuerpo no podía sentir magia ni usarla, era una humana normal, algo que no le desagrada.
Aunque lo que le gustaba era no sentir aquella carga que siempre traía cuando era una noble, ahora podía jugar con los demás niños como si nada y decir lo que le placía, incluso podía andar descalza, esa libertad era gratificante, pero le preocupaba una sola cosa, ¿Cómo regreso a la vida?, y en otro cuerpo, esa era una pregunta que rondaba por su mente.
“Si no fue cosa mía y fue de alguien más… es peligroso regresar a mi vida”
Aunque era algo que le dolía, no podía acercarse a sus seres queridos sin antes investigar, pero se le hacía difícil sin magia y con un cuerpo tan pequeño.
-¿Te encuentras bien, Sol? -Pregunta Clara.
Desde hace días que veía a Sol sumergida en sus pensamientos, como si algo planea.
-Es que… todo aquí es tan tranquilo -no podía decirle la verdad, pues jamás nadie le creería -Por cierto, ¿Aquí hay una biblioteca?
Clara la mira con sospecha, pues nadie preguntaría por libros y más siendo ellos, quienes no sabían leer y jamás lo harían, al menos que alguien los enseñe, cosa que era casi imposible.
-Sí. Hay una en la oficina de la superiora, está allí, ya que nadie más la utiliza.
Sol hizo una mueca, sí estaba en la oficina, sería muy raro que una niña quisiera leer. Así que mejor se dejó caer sobre el piso y miro el techo.
-Quisiera volver a verlo… -dijo sin pensar.
-¿A quién?
-A una persona especial… Lo último que escuche, fue que decía mi nombre.
Para Clara, era confuso que Sol hablara así, no era como los demás niños, ella hablaba de una manera poco común, por lo que le hizo pensar que tal vez Sol era hija de un noble por lo que traía en su sangre ser tan refinada, incluso la vio comer, era como ver a la realeza.
-No entiendo, a veces te comportas raro…
Sol hace un puchero, era cierto que actuaba raro, pero no podía cambiar años de disciplina en etiqueta y buenos modales, en pocos días.
-Tendré que preguntarle a la superiora si puedo tomar un par de libros…
Sol se levantó y se fue, mientras Clara no entendía qué pasaba, esa niña cambiaba de humor muy rápido, le era imposible seguirle el paso, pero aun así fue detrás de ella.
Durante los siguientes días Sol pasaba leyendo libros sobre magia, al principio la superiora no creía que la niña pudiera leer, pero la niña le leyó cada título de los libros sobre su escritorio, aunque le pareció algo extraño que supiera leer, ya que ella había sido transferida de otro orfanato y en su registro menciona que la madre había muerto al dar a luz y una tía la abandonó, pues ya tenía muchos hijos.
Clara también iba con Sol y ella le empezó a enseñar a leer, al principio estaba renuente a aprender, pero poco a poco ella misma se fue interesando.
Pero para Sol, el leer libros de magia era cada vez más frustrante, pues no encontraba nada relacionado con usurpar el cuerpo de otra persona, la única que podía hacerlo ya estaba muerta y ella no recuerda tener esa clase de poder.
Así que poco a poco dejó de buscar y se concentró en enseñar a Clara a leer y luego a escribir, trato de ocuparse en otras cosas, mientras planeaba que hacer, no sabía nada sobre su familia, de sus amigos y de Lukas.
Asistía a los días de misa con la esperanza de ver o saber más de sus seres queridos, incluso llegó a escapar del orfanato, pero era un lugar peligroso y ni bien salía cuando trataron de llevársela, unos bandidos, por suerte Clara la había seguido y fue ella quien avisó a la superiora. Sol fue castigada por salir en la noche y no cumplir con las reglas, pero lo que le afectó más, fue que ya no podía defenderse bien o no podía recurrir a su magia, en su mente ahora era una inútil.
Así que opto por otra alternativa, volver a practicar con la espada, aunque eso también era un problema, ya que no tenía cómo conseguir una espada. Como pudo se construyó una de madera, le llevó más de tres semanas hacerlo, ya que su fuerza era menor y su resistencia era casi nula, sus manos quedaron con callos y unos cuantos cortes por la madera.
Fueron días difíciles para ella, que requirieron de su paciencia y de su concentración, pero día tras día se esforzaba más, contaba con algún día reencontrarse con aquellos de los que no pudo despedirse.
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Comments
Vianey Hernandez Ortiz
Ojalá puedan reencontrarse y que la reconozcan🙏🙏🙏
2023-03-04
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