Capítulo 1. Orfanato

Hay una vieja creencia que dice que, antes de ser nosotros mismos, nuestra alma vaga en el infinito hasta que llegamos a nuestro cuerpo y a partir de ahí adquirimos la conciencia.

Era algo que siempre se había preguntado aquella chica que sacrificó su vida para proteger la felicidad de sus seres queridos, pero no pensó en el daño que causaba a quienes la amaban, pues también fue un acto egoísta, ella estaba consciente de que ella no soportaría el perderlos.

Así fue como murió la gran Luna Eliot, Archiduquesa de Macrovk, la chica envidiada y odiada por muchos y querida por muchos otros. Pero quién más sufría era aquel que se había convertido en su sombra, un chico menor que ella, que la amaba profundamente y sin embargo jamás podría confesar su amor.

Al momento que cerró sus ojos, se sintió como flotando, hasta que al fin volvió a sentir la pesadez de un cuerpo y todo se iluminó, sus ojos volvían abrirse, pero se sorprendió al ver un techo de madera y escuchó unas campanas a lo lejos. 

Se levantó sobresaltada e inquieta, sus piernas eran demasiado cortas, al igual que sus manos. Busco en su cuerpo las heridas, pero no había nada, tenía tantas preguntas en su mente, no parecía estar en algún lugar conocido, todo parecía tan humilde. Decidió salir a ver o preguntar que ocurre, pero sus movimientos eran torpes y en su camino solo encontraba a niños.

-¿A dónde vas? -se escuchó una voz de niña.

Luna se gira para ver a una niña más grande que ella, con un vestido gastado, pero se veía feliz. Era una pequeña castaña con pecas en toda su cara y ojos marrones.

-¿Eh? -dice dudosa.

-Tranquila hermana, debes estar desorienta. Eres la nueva en el orfanato, ¿verdad? -dice la niña -Soy Clara y llevo diez años aquí, así que considérame tu hermana mayor, ¿Cuál es tu nombre?

Luna no sabía qué pasaba y porque estaba en un orfanato o que le pasaba a su cuerpo.

-Clara -interrumpe una mujer -¿Qué haces aquí? Debes estar con madre superiora ayudando -ve a Clara y luego a la otra niña -¡Ah! Ya veo que conociste a Sol -dice viendo a Luna -Nena cámbiate y acompaña a Clara, aprende mucho.

La mujer se va y deja de nuevo a las niñas, así que Clara acompaña a Sol a cambiarse y luego ambas van a donde la madre.

Luna tenía muchas preguntas, ahora es una niña huérfana llamada Sol o es lo que entiende. Ahora quería saber dónde está y que ha pasado, aún recuerda la mirada triste de todos, en especial la de Lukas, su fiel caballero.

Lo único que puede notar, es que Clara es una humana, pero ahí no puede ver su apariencia, solo su cabello que es largo de color negro, pero su piel es tan blanca que parece enferma.

Al llegar a la oficina de la superiora, Clara llama a la puerta y una voz de mujer les da el pase, cuando entran las niñas, la pequeña Sol se da cuenta exactamente donde está, conocía aquella mujer, hacía constantes donaciones para aquel orfanato de Dalton.

Pero lo que más le sorprende es ver aquella persona, sentada frente a la madre superiora.

Su corazón latía fuerte, jamás pensó volver a verlo, pero ahí estaba, estaba de espalda, pero conocía ese peculiar cabello bicolor.

-Gracias por su compresión -el chico se levanta y se inclina a modo de saludo -Estaré en contacto.

-Claro, sir Lukas y transmítales mis sinceras condolencias a los señores Eliot.

Lukas se gira, parecía haber envejecido, aunque aun estaba como ella lo recordaba, pero estaba demacrado y bastante pálido y su mirada parecía vacía. Él mira a las niñas y les sonríe, pero se sorprende al ver a Sol y enseguida su sonrisa se apaga, desvía la mirada y sale de ahí.

-Pasen niñas -dice la mujer y Clara empuja a Sol -Ya veo que te íntegras rápido a las tareas.

Sol estaba retraída en sus pensamientos y tenía mucha curiosidad, ella nunca fue muy paciente.

-Ese joven… -dice al fin -No es un noble, pero parecía importante.

La superiora se sorprende por la manera tan correcta de hablar de la niña.

-Así es, es importante porque venía de parte de unos nobles muy importantes de otro imperio.

La mujer no quería dar detalles porque las niñas no entenderían. 

-Así que murió alguien de esa familia noble y ese joven debió ser cercano a esa persona.

-Si. Es correcto, fue caballero personal de la Archiduquesa de Macrovk.

-Entiendo, su muerte debe estar aún reciente, por su apariencia.

La mujer no podía creer que aquella niña de casi ocho años pudiera estar entablando una conversación tan seria.

-Si. Casi tres meses desde su fallecimiento.

Sol no dijo nada más, ya sabía cuánto tiempo había pasado, ahora tenía que planear que haría de ahora en adelante, quería regresar con su familia y amigos, pero no sabía cómo explicar su regreso y como comprobar que era ella misma. Además de que ahora era una niña y sería peligroso viajar sola.

Durante todo el día Sol pensaba en la forma de regresar a su vida anterior, pero entre más pensaba más complicaciones aparecen. 

Ese día la superiora les había encomendado ordenar su librero a excepción de su escritorio, pero Sol ya estaba aburrida de acomodar libros, Clara al notarlo dejó los libros a un lado.

-Ya tengo hambre, ¿Quieres ir a comer? -pregunta la niña.

Hasta ese punto Sol no había notado que ya era tarde y como respuesta su estómago empezó a gruñir.

-Creo que sí -respondió avergonzada, empezaron a caminar para ir al comedor -Hermana Clara, ¿Podemos salir del orfanato?

Clara hace una mueca, pues jamás ha estado fuera del orfanato, pero los nobles que llegan a ese lugar para hacer donaciones, siempre los ven feo, solo hacían esos actos para quedar bien ante el resto y decir que son bondadosos.

-Es mejor no salir de aquí, ahí afuera no es muy agradable.

A Sol le pareció imprudente seguir platicando con Clara, era claro que la niña no quería salir del orfanato. 

-¿Qué edad tienes, hermana Clara? 

-Um… Ningún niño huérfano sabe con exactitud su edad, al menos que haya quedado huérfano ya grande y recuerde a sus padres, pero yo no se que edad tengo, aquí nos registran con el día que llegamos, asi que puedo tener diez o tal vez más…

-Eso quiere decir que llegaste de bebe.

-Si… ¿Y tú, sabes tu edad?

-No, la verdad no.

-Escuche que tienes siete, pero te ves casi de mi edad, sea cual sea.

Sol no se había puesto a pensar sobre el cuerpo que ahora habitaba, si estaba en un orfanato, era obvio que no tenía padres ni ningún familiar que se hiciera cargo.

-¿Será que me abandonaron unos años después?

Tampoco era que le importara mucho, después de todo, si los viera ni siquiera los reconocería, tal vez así era mejor, no tenía que decir que su hija ya no estaba o la que ellos conocen. 

Ahora que lo piensa mejor, no sabía la edad exacta de Lukas, ella supuso que era menor que ella, pero no sabía si se veía menor porque así era o por la mala alimentación que llevaban.

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Comments

Lucia Rosalba Garcia Mercado

Lucia Rosalba Garcia Mercado

cómo me duele Luka

2023-09-28

0

Gabriela Sanchez de Oviedo

Gabriela Sanchez de Oviedo

CREO LUKAS RECORDÓ A LUNA POR LOS OJOS DE SOL, NO RECUERDO SI TENIA EL PELO ASÍ DE DOS COLORES,

2023-03-05

2

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