Capítulo 4: Secuestro

Una semana más tarde, luego de saltearse el proceso de integración, en donde casi se dormía en cada clase, Luke salió de salón dejando la puerta abierta, la primera clase del día lunes de la semana 2 ya acabó, por lo que ahora se encontraba caminando por los transcurridos pasillos rumbo a la cafetería.

Caminó ignorando al resto he hizo lo mismo cuando entró por las puertas de madera de la cafetería, al parecer todos las puertas eran de madera, se preguntaba, ¿Cómo hacen para que se conservaran en buen estado?.

Observó la larga fila que tenía frente a él, suspiró con flojera y agarró una bandeja de la pila a su derecha. La fila avanzaba a paso lento y él se desesperaba, entonces él se puso feliz cuando se dió cuenta de que faltaban dos personas para que lo pudieran despachar. Claro, cómo siempre hay algo que obstruye su felicidad.

Unas grandes manos le sujetaron de la cintura y lo atrajeron hacía un enorme pecho firme, el sintió la dureza en su espalda, las manos en su cintura y un rico olor a limón dulce, pero no le prestó atención, en cambio sí lo hizo con la persona a sus espaldas, con el cuerpo tensó y sus manos intentado quitar las otras.

- Mío - Le gruñeron en el odio\, él no pudo identificar la voz\, por eso se dijo que nunca la había escuchado.

- Suéltame idiota - Exigió\, forcejeando con más ímpetu\, pero entonces recibió un gruñido y se dió cuenta de que lo estaban mirando. Le hizo enfurecer - ¡Suéltame!\, ¿Qué no escuchas? - Ahora empezó a rasguñar las manos ajenas\, maldiciendo una y otra vez por tener las uñas tan cortas\, apenas y raspaban la piel\, sus dedos eran los que se enterraban.

- Mí reina – Susurró el desconocido a sus espaldas\, lo que le desubicó.

¿Reina?, ¿Y este idiota qué?, ¿Me ve cara de mujer o que mierdas?.

Conforme los minutos pasaban él iba perdiendo la paciencia y su furia iba creciendo más y más.

- No soy tuyo ni de nadie y ahora suéltame pendejo - Gruñó perdiendo por completo la entereza\, apretó sus manos en puños y empezó a golpear a las que tenía en su cintura.

- NO. Eres mío y no te voy a dejar ir - Le respondieron a cambio\, afirmando más en agarre\, cómo si no sintiera sus golpes.

Esto es falta de físico.

Entonces sintió una nariz olfatear su cuello y sus vellitos se erizaron, un escalofrío le recorrió y sintió algo raro en su pecho. Un sentimiento jamás antes experimentado por él.

No le gustó la sensación. Si antes estaba enojado ahora estaba colérico.

- ¡SUELTAME IDIOTA! - Gritó\, empezando a gruñir\, patalear y dar golpes al aire\, intentando encestar uno en el rostro de su agresor.

- Basta - Y todo se detuvo cuando el personaje misterioso usó su voz de Alfa\, que\, para su sorpresa\, hizo efecto en él. Abrió sus ojos sorprendido y se agarró de las manos ajenas para no caerse. Nunca\, en su vida\, la voz había funcionado en él\, habían sido muchos alfas con una patada en sus bolas luego de usar su don\, pero ninguno tuvo ese efecto en él\, entonces la pregunta es\, ¿Qué tenía este de diferente?.

El desconocido notó como el cuerpo ajeno se relajaba y se volvía aguado, cómo deshuesado. Lo volteó y le hizo darle la cara, solo entonces descubrió ese lindo rostro.

- Eres mío Omega - le dijo\, quitó una mano de la cintura ajena y la llevó hasta la mejilla del Omega\, para acariciarla suavemente.

El tacto hizo espabilar a Luke...

Y así como se fue la furia volvió a él como un rayo, que arrasaba con todo sentimiento y todo a su alrededor.

- No. No soy tuyo idiota - le dijo\, ahora poniendo sus manos en el pecho ajeno para empujarse hacia atrás\, buscando separarse del contrario - ¡¡QUE ME SUELTES TE DIGO JODER!! - Esto último lo gritó con todas sus fuerzas\, su voz sonó más aguda de lo normal haciendo que el resto de las personas en la sala\, sin contar al Alfa frente a él\, se taparan los oídos\, sintiendo sus tímpanos retumbar de dolor\, esa parte dentro de ellos escondió la cola.

- No - otra vez el desconocido usó su voz\, acabando con toda la resolución en Luke\, ahora haciendo sentirse mareado por alguna razón.

- Suéltame pulgoso – Aún así todavía intento soltarse\, solamente que ahora sus empujones fueron más débiles.

¿Qué me pasa?.

- Eres mi Omega - Le susurró el desconocido con una mirada consoladora - No te dejaré ir - Ahora poniéndose serio.

Luke frunció el ceño.

¿Omega?, no. Eso no lo podía permitir. No pensaba repetir la historia de su padre

- Que no soy tuyo\, ¿no entiendes? - Dijo. Levantó su mano volviéndola puño\, dispuesto a golpear el rostro ajeno pero entonces la mano que había estado reposando en su cintura sujetó la suya y evitó que cometiera su objetivo. Luke gruñó y repitió la acción con la otra mano\, obteniendo casi el mismo resultado\, la diferencia\, ahora el desconocido sostenía sus dos manos en una sola.

- Suficiente. Eres mi Omega y yo soy tu Alfa y no te dejaré ir así que te acostumbras - le ordenó y luego soltó sus manos suavemente - Te espero a la salida - Para después salir de la cafetería dejándolo muy confundido.

¿No era inmune?, ¿Cómo es que su voz de Comando le afecta?, ¿por qué lo hizo?, Es ridículo.

El timbre sonó sacándolo de sus pensamientos. Miró al resto de las personas en la cafetería que lo miraban a él en silencio he hizo una mueca, empezando a caminar hacia su segunda clase del día.

Caminó por los pasillos ahora vacíos, a sus espaldas podía escuchar pasos por lo que podía asegurar eran sus compañeros, los que se habían quedado viéndolo en la cafetería.

Llegó al salón correspondiente, el mismo de la primera clase y entró, sin detenerse a mirar a otro lado, solo se ubicó en su puesto y miró por la ventana, viendo los árboles y los pajaritos, en esa parte del país había ardillitas, le gustaría ver una, tal vez tener una de mascota.

Por la puerta, luego de que entraran el resto de los muchachos, entró una nueva profesora. Beta como el profesor de la semana pasada, que, además, era el director de grupo, y a quien se tuvo que aguantar por una semana entera, solo esperaba que no tuviera muchas clases con él.

- Alumnos yo soy María Castro mucho gusto. Espero que nos entendamos – Dijo la docente y luego recorrió el salón con la mirada hasta que se encontró con el ojiazul y al igual que el otro profesor\, se sorprendió con su presencia. - ¿Tú eres Luke? - El Omega asintió - Mmm\, fascinante nunca se ha visto a un omega estudiando - La maestra sonrió - Cualquier cosa que necesites solo dime querido - Luke le devolvió la sonrisa y asintió.

Ok , oficialmente esta profesora me cae bien

El resto del día transcurrió maravilloso. El resto de los profesores no eran como el primero, sorprendentemente, hasta le felicitaron por unas preguntas que respondió bien, claro, él sabía que eso era profesionalismo, de profesor a alumno, porque en sus ojos podía ver el disgusto, pero en su momento no le prestó atención, total, con tal de que no sean tan imprudentes como el profe de finanzas por él está bien, no tendría peleas con ninguno. No sé volvió a encontrar con el Alfa de la mañana, lo que agradeció enormemente, tampoco estaba de humor para aguantárselo, si se lo encontraba ahora no dudaría en golpear su rostro.

Ahora mismo se encontraba camino a la salida, quería ir a visitar a su papá antes de ir a estudiar a la biblioteca, con la simpática mujer bibliotecaria, amó a esa mujer desde el día que había ido por el libro.

- Vamos - Reconoció la voz del Alfa de la mañana\, le hizo fruncir el ceño y virar los ojos.

Levantó la vista encontrándose con esos dulces ojos miel

- No - Le dijo. Pasó por su lado intentando mirarlo lo menos posible.

El desconocido con dos pasos se puso en su camino, obstruyéndole el paso.

- Dije. Vamos - Repitió a lo que Luke suspiró y no le dejó más opción que míralo a los ojos\, quedando atrapado de inmediato en ese color tan alegre.

Sacudió sus pensamientos.

- Y yo te dije que no - Dijo - No te me acerques - Continuó al ver que se le quería acercar\, pero sin embargo igual se acercó\, él en su defensa le estampó un puño en su quijada\, aún así\, estaba más que seguro de que le dolió más a él que al otro\, porque de verdad lo hizo\, le quedó temblando la mano cuando el otro ni se inmutó.

- No te lo voy a decir una vez más\, sube - Exigió. Haciéndose a un lado y mostrando la puerta abierta de su auto\, era una camioneta negra\, ni idea de la marca.

- No - Respondió y retrocedió

No debió hacer eso. Observó como el rojo se comía al amarillo y se puso en guardia, dispuesto a pelear de ser necesario.

El Alfa agarró fuertemente del brazo a Luke, lo arrastró por la acera y lo tiró en los asientos de atrás, cerrando la puerta y rodeando al auto rápidamente para subirse en el asiento del copiloto, cerrando las puertas con seguro.

- Abre - Ordenó Luke\, resultando ignorado. Le hizo enojar muchísimo más de lo que ya estaba - Que abras - Volvió a ordenar\, su tono cambió a dominante y agudo\, a lo que el Alfa apretó fuertemente el volante.

- Escúchame bien. Te vas a portar bien y te vas a quedar callado, ¿entendiste? - Lo dijo con su voz de Alfa\, cosa que le erizó los vellos al Omega\, haciendo desaparecer todo enojo y quedando flojo\, sentado en el asiento de atrás de la camioneta de su secuestrador.

- s... s... si - Tartamudeó. Pronto un extraño sentimiento\, parecido al que sintió cuando su padre se calló del árbol y se golpeó la cabeza\, quedando inconsciente por varias horas\, inundó su pecho.

Ay no, Ay no, me van a secuestrar ¿y si es un loco? ¿Psicópata?¿ y si me quiere vender?. Abrió los ojos en desmesura ante su pensamiento, pensó en las mil formas de asesinato de este tipo, pensó en cómo se sentiría su papá cuando encontrara su cuerpo en una cañería, bajó un puente, desfigurado y posiblemente violado. Le dió horror.

Es tu pareja idiota. Pero entonces la voz de su compañero de alma le habló en la cabeza, sacándolo de sus pensamientos. Eran muy pocas las veces en las que su Omega se comunicaba con él, solo lo hacía cuando era estrictamente necesario, solo dos veces había escuchado su voz, con esta son 3.

¿Cómo lo sabes?. Preguntó curioso

Su lobo me lo dijo. Contestó este

Luke frunció su ceño he hizo una mueca, haciendo arquear una ceja al Alfa quien lo veía desde el espejo retrovisor del auto en movimiento. En su mente se preguntaba que estaría pensando el omega, él mismo sabía que se estaba equivocando, pero simplemente no podía esperar más para tener a su pareja destinada a su lado.

¿Y a mí eso que? Preguntó brusco, negándose a creer eso. No lo quería aceptar, simplemente no. Nunca.

¿Podrías dejar tu orgullo a un lado? Le pidió su animal.

No. Contestó simple.

Jódete. Dicho eso su otra parte cortó la conexión no dispuesta a luchar contra el hombre testarudo.

En el camino se quedó callado. Lo que lo dejó confundido. No podía explicarse el cómo ese Alfa parecía poder controlarlo. Pero tampoco le gustaba. Tenía que buscar una solución y matar este problema de una vez.

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