El día pasó rápido, ahora mismo nuestro protagonista se encontraba caminando rumbo a las residencias estudiantiles, las que estaban ubicadas en el piso superior del enorme establecimiento, según la secretaria del rector, al perecer le dejaron la habitación para él solito, lo que significa, nada de Alfas, que eran los que resultaban ser los más tediosos, los betas eran más bien neutros, neutros pero eso no significaba que pensaran de igual manera, la diferencia residía solamente en que no les dolía como a los Alfas el que un Omega estuviese estudiando. Desde siempre se ha sabido que la naturaleza del beta era la de un seguidor de los más fuertes, estaban allí para servirles al más poderoso y obedecerle sin reparar en los mandatos. Pero entonces estaríamos hablando en lo que a su parte animal se refería, actualmente aunque no era grande la diferencia, se podía ver el que los betas eran más como simples personas que vivían la vida libre de instinto animal inferior o superior, solamente iban y venían sin demasiadas preocupaciones por las que molestarse. A diferencia de los Alfas y omegas, puesto que la tradición dictaba que los omegas estaban hechos especialmente para los Alfas y que debían serles incondicionales a estos, ¡Patrañas!, incondicional sus huevos, él no le era incondicional a ningún tonto alfa.
Él subió las escaleras, estaba realmente fastidiado con la construcción de ese centro de estudio, ¿por qué a algún genio se le ocurrió hacer una universidad grandísima, pero sin ascensores?, aunque, ¿En el siglo XIX había asesores?, Bueno, eso es algo que se quedaría en incógnita, porque no tenía tiempo ni ánimos de pensar en eso.
Él terminó de subir los escalones con la respiración agitada y el corazón a mil, se sostuvo de la pared para recuperar el aire, pero luego se puso recto al notar que le miraban, no pronunció nada, solamente revisó el número en su llave y caminó hasta la puerta con el mismo dígito, esta quedaba a lo último del pasillo, al lado de una ventana y en frente una horrible mata, la vio feo e introdujo la clave en la cerradura, torciendo la mano y entrando sin mirar atrás, aunque si escuchó un par de silbidos, pero la verdad estaba agotado como para pensar eso, debía pensar en algo pronto o si no estaría condenado a subir y bajar escaleras todos los días y llegar hediondo a sudor a clases por tener que bajar esa cantidad de escalones, tal vez podría hacer como en My Little Pony, cuando la princesa de la amistad, ridículo, se quedó a dormir en la biblioteca. Hizo una mueca y se río silenciosamente ante su pensamiento, a veces se sorprendía por lo infantil que podía llegar hacer, pero no se podría esperar más de una persona amante de las caricaturas cuya atención estaba dada para ellas cada vez que veía la televisión, y es que era grande el placer al ver aquellas animaciones, los efectos especiales, la trama y el diseño de los personajes. Bien podría pasar su vida viendo muñecos toda su vida. Tiró su bolso en un escritorio y se lanzó a la pequeña cama, donde el mismo puso los manteles, no creía en la limpieza de esos establecimientos, la vez pasada que había ido se encontró con un condón bajo la cobija, asqueado lo sostuvo con un papel y se quejó con la asesora por esto, pero la muy estúpida le vio sin interés y se lo arrebató, sin ponerse una bolsa siquiera, asquerosa, en su momento no le prestó atención, pero más tarde quitó los tendidos y puso 3 cobertores y una cobija arriba, para que no se traspasara nada. Pensar en los fluidos corporales de alguien a quien no conocía siquiera le era extremadamente nauseabundo, y aunque le conociera no sería diferente su reacción, ¿Quién dejaba eso por allí?, ¿y si le sacaban un hijo? Allí sí lo lamentarían.
Suspiró viendo el techo sucio de humedad y ¿Moho? ¡Donde se metió!, Era lo que pensaba, haciendo una mueca se puso en pie nuevamente y entró al baño…
… Para más luego salir desnudo y gritando cuando una cucaracha lo recibió en él, la muy desgraciada escaló por su pierna y lo siguió cuando salió de la pequeña habitación.
Luke la miraba con asco, la cucaracha en el suelo movió una antena y dio un paso, Luke retrocedió, luego otro y Luke volvió a retroceder, entonces la cucaracha emprendió carrera y Luke se tiró en la cama, tapándose la boca para no gritar, no le tenía miedo a los alfas pero si a las cucarachas, y arañas, y ranas, y culebras, y grillos, y mariposas, oh, y no olvidemos las lombrices. Y para ser más precisos, le tenía miedo a todo animal volador. Simplemente repugnante. Él, con una almohada y una regla que sacó de su bolso, se asomó por el borde de la cama, donde estaba la cucaracha, en el suelo, Viéndolo y moviendo sus antenas. La muy desgraciada se burlaba de él en silencio mientras le veía, él podía ver su satisfacción en sus pequeños y horrorosos ojos. Era simplemente perturbador.
— En guardia perra — Fue lo que dijo, para luego tocar con la punta de la regla al insecto, retrocediendo apenas lo hizo, quedando pegado a la cabecera de la cama, listo para actuar de ser necesario, no se dejaría ganar de un simple insecto.
La cucaracha no se movió, en cambio, batió sus alas cuando Luke se asomó, haciendo el amago de volar.
El omega abrió sus ojos con temor, una de sus pesadillas haciéndose realidad, luego gritó cuando el intrépido animal salió suspendida por el aire, casi pegándole en el rostro.
Él blandió su espada y la bateó, haciendo que la cucaracha saliera suspendida por los aires, hasta estrellarse contra la pared. Luke la vio, pensó que eso era todo hasta que la observó moverse, como si nada la muy descarada se montó sobre sus peludas piernas y le dio una ojeada al humano aterrorizado en la cama. Luke juraba ver cómo sonreía.
— Mi dios no — Y se puso en guardia nuevamente cuando el animal volvió por un segundo round.
Él se puso en pie, poniendo la almohada en su pecho, protegiendo su frente, mientras que con el brazo sobrante, blandía la espada. Las mini clases de esgrima que había aprendido en YouTube le servirían para algo.
— Vamos a pelear perra – Proclamó y embistió, dándole al aire, cuando la cucaracha intentó acercarse nuevamente, lo volvió a intentar, sin éxito, entonces se cubrió con su escudo, o, almohada, cuando la cucaracha le alcanzó.
Él sacudió la almohada y vio como el insecto calló desorientado al suelo. Esa era su oportunidad perfecta y disfrutaría al máximo de aquella victoria.
— Perdón linda, nadie te manda a ser tan fea — Y la embistió, con la espada ancha una y otra vez, manchando su regla con la sangre blanca, o el relleno del insecto. Aquella escena le recordaba a aquellas películas donde esos vikingos acababan con sus enemigos y luego saboreaban su victoria, lamiéndola en la espada presentándose ante ellos como el líquido de la vida color carmín. Él nunca, ni en un millón de años, estaría dispuesto a hacer algo como aquello, la sola idea le repugnaba y hacía que su estómago se estrujara de manera incómoda, especialmente porque estaríamos haciendo referencia a la sangre del insecto, ósea, la pasta color blanco que estaba en su regla. Iugh, asqueroso.
Luke vio como terminó su piso, y ni hablar de su regla, le hizo hacer una mueca de asco, con la misma regla, pateó de a poco la cucaracha, hasta llegar a la puerta, dispuesto a echarla por la Hendidura de abajo, pero entonces vio como los hilos del trapero se asomaban por allí, le dijo que la aseadora estaba trapeando, también le hizo sonreír con maldad. Corriendo fue al baño y se puso nuevamente su ropa. Avanzó hasta la mesita de noche, donde había metido algunos cuadernos y de uno arrancó una hoja, lo volvió a poner donde estaba y volvió nuevamente con la cucaracha muerta.
Se agachó, con la regla empujó al insecto muerto de tal manera que quedara sobre el papel, una vez esto sonrió con emoción y luego con maldad. Se puso en pie con la cucaracha sobre el papel y abrió la puerta, viendo a la aseadora muy ocupada en su labor.
Río silenciosamente.
— Disculpe señora — Llamó. La aseadora dejó su trabajo y volteó hacia la voz, no teniendo tiempo de reaccionar cuando un papel con algo pegajoso se le fue restregado en la cara, y da la casualidad que gran parte de aquella cosa le entró en la boca.
Luke sonrió
— Disfrute su regalo — Y entró nuevamente, escuchando los gritos y lloriqueos de la señora tras la puerta.
— La venganza es dulce — Y se agachó a recoger su espada — Por si acaso — y ahora sí ingresó al baño, pudiéndose duchar con normalidad. Ese día había sido especialmente largo y lo peor es que todavía no acababa, lo único que quería era tomar una ducha con agua caliente, que no tenía, y luego salir nuevamente a terminar con lo que había empezado.
^^^LettersIm^^^
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Comments
☜♡☞Nino☜♡☞
me dio nauseas 🤣🤣🤣🤣
2024-10-15
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☜♡☞Nino☜♡☞
🤣🤣🤣🤣 no puedo con tanto
2024-10-15
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☜♡☞Nino☜♡☞
🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
2024-10-15
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