Luego de ese merecido baño, Luke salió con una toalla abrazando sus caderas, pasó por sobre el lecho de muerte de insecto, sin tocar nada, y se agachó a la mesita de noche o escritorio, el único que había en la pequeña habitación, y del último cajón sacó un conjunto de ropa: camisa gris, pantalón blanco y unos zapatos negros. Cuando se vistió agarró su viejo celular, lo último en moda de abuelos, las llaves de la habitación y salió, cerrando con seguro tras sí. Por alguna razón el salir de aquel lugar le hacía sentir un poco mejor, desde el incidente con la cucaracha sucedido unos minutos antes, la fea hospitalidad de la insufrible mujer y aquel condón le hacían replantearse el si el rector no era tan bueno como a él le había dado la impresión o sencillamente era un problema suyo. Quizás exageraba, o solo debería de experimentar lo que era el trabajo duro para saber apreciar mejor las cosas. Fuese lo que fuese, no podía evitar ese feo sentimiento.
En el pasillo se encontró con un Alfa acorralando a una beta frente a la puerta que estaba justo adelante de la suya; frunció el ceño asqueado, estúpidos hormonales, y siguió su camino, ignorando al resto. No tenía ánimos para pensar en nada referente y el hacerlo solo le traería una imagen desagradable a la cabeza. No era la primera vez que sucedía, y era por eso mismo que decidía mejor evitárselo.
Llegó hasta la cima de las escaleras y suspiró con pesar cuando vio lo increíblemente largas que eran. De verdad consideraba que era necesario instalar unos ascensores, o si no escaleras eléctricas, o una silla de abuela, ¡Algo para dejar de subir y bajar tantos escalones!
— Jodida vida - Murmuró. Luego empezó a bajar los escalones, con toda la paciencia del mundo, suave y desganado, casi saliéndosele un pulmón cuando terminó. Y eso que no los estaba subiendo, eso sí sería el doble de esfuerzo.
Observó estupefacto como uno de sus compañeros bajó corriendo y luciendo de lo más normal. El muchacho le sonrió con burla, a lo que Luke le respondió con una sonrisa falsa.
— Jodido presumido - Murmurando esto último cuando ya estuvo lejos de su compañero, adentrándose en un pasillo bastante vacío, solo había algunos estudiantes allí, se imaginaba que esto era así porque a esa hora tenían sus clases, la verdad lo único de lo que se hablaba el primer día era la parte introductoria, luego seguían con actividades de introducción el resto de la semana hasta empezar con lo realmente importante en la semana 2. Le parecía realmente tedioso el tener que pasar por ese tonto proceso para poder empezar a estudiar de verdad, pero entendía que para los de primer año era quizás confuso su nueva vida universitaria. Para él era de lo más normal, solo que esa vez sí le tocó difícil sin la compañía de su padre al lado suyo, siempre que daba un paso. De verdad que era sobreprotegido y hasta ese momento se estaba dando cuenta de ello.
Él caminó por los pasillos, perdiéndose por puertas y doblando por curvas, hasta llegar a lo que realmente buscaba: La biblioteca. El santuario de los libros, el lugar donde le gustaba pasar sus ratos libres para no quedarse en la cafetería. Siempre escondía la comida y se alimentaba escondido en un rincón donde nadie le pillara, o por lo menos así era cuando iba al colegio.
Empujó las enormes puertas de madera, quedándose trancado cuando vio la cantidad de libros en los infinitos estantes. Ahora realmente se estaba planteando el convertirse en la princesa de la amistad.
Dejando de lado su ensoñación, se dirigió hasta la recepción, donde una vieja beta estaba sentada sellando algunos libros, lo normal en el personal de estos establecimientos.
— Buenas tardes - Dijo al llegar. Arqueando la ceja ante la mano temblorosa de la mujer sosteniendo el sello.
No hubo respuesta, lo que extrañó a Luke y le hizo fruncir el ceño.
— Buenas tardes - Repitió nuevamente, abriendo levemente la boca cuando no hubo respuesta. O la mujer no escuchaba o le estaba ignorando.
Él levantó su brazo con vacilación, antes de que, con seguridad, lo pasara frente a los ojos de la mujer, haciendo notar su presencia.
La bibliotecaria dejó lo que estaba haciendo, para prestar atención al lindo Omega frente a ella.
— Hola jovencito - Dijo con su voz temblorosa, como su mano.
Ahora Luke sí sonrió.
— Hola señora, vengo a buscar unos libros - Le dijo con amabilidad, pero entonces la señora preguntó.
— ¿Qué? - lo que le hizo alzar el tono de su voz.
— Quiero buscar unos libros - Obteniendo el mismo resultado.
Entonces se le ocurrió una idea más práctica. Señaló un libro para hacer énfasis y luego señaló el resto de estantes a sus espaldas, hablando en silencio para que la señora leyera sus labios.
— Oh, ¿necesitas unos libros? - Luke asintió - No te preocupes, hijo. No le hagas caso a esta vieja sorda - la señora le sonrió con amabilidad.
Luke le sonrió y habló con sus labios diciendo un: Gracias. Antes de darse la vuelta y seguir su camino, para buscar el libro de filosofía que necesitaba y alguna novela de Gabriel García Márquez, si la había.
Primero observó a sus alrededores, tratando de descifrar en dónde estaba cada libro, entonces vio los letreros pegados en los laterales de los estantes y le fue más fácil guiarse. Se metió por un pasillo, he ignorado al otro joven que allí estaba, se concentró en buscar lo que necesitaba.
Miró por la fila de abajo, pero nada, entonces se dio la vuelta y buscó en el otro estante, también por la fila de abajo, sin éxito, suspiró y gruñó frustrado cuando le tocó subir unas escaleras, esas que te ayudaban a buscar en la parte alta de los estantes y que, además, estaban pegadas a unas varillas sostenidas por poleas, para lograr la movilidad de la escalera.
— Genial, ahora no soy la princesa de la amistad, sino también Bella de la Bella Y La Bestia - Entonces su compañero de pasillo murmuró algo parecido a un: Loco, lo que le hizo virar su cabeza a Luke - ¿Qué?, ¿Nunca te has visto My Little Pony o La Bella Y La Bestia? - Recibiendo una expresión confundida y un movimiento negativo de cabeza - ¿En qué mundo vives? - Le preguntó sin esperar respuesta, antes de darse la vuelta nuevamente y seguir buscando lo que necesitaba.
Se escuchó un bufido y se quedó solo en el reducido espacio.
— Bobo - murmuró para él solo. Entonces se aburrió de buscar y rio cuando la escalera se movió hacia la derecha. Él se sostuvo del estante y con su peso, movió nuevamente la escalera, volvió a reír y luego, con un empujón fuerte, la escalera salió rodando con él encima, mientras él reía a carcajadas y se iba guindando de un brazo. No se preocupó por el ruido, además de él y el otro personaje solo estaba la mujer y ella no sería capaz de escucharlo.
Dio un gran recorrido, pero entonces un rico olor llegó a él y se detuvo, quemándose las manos cuando se sostuvo de forma abrupta de uno de los estantes para frenar.
— Auch - se quejó, frotándose las manos y soplándolas, viéndolas rojas. Entonces más de ese rico olor a limón dulce llegó a él y se olvidó de su pesar. Se agarró nuevamente de la repisa y se empujó suavemente en busca de la Fragancia.
La encontró en un libro y de casualidad era el libro de filosofía que necesitaba. Lo sostuvo entre sus manos y se lo llevó a la nariz, olfateando el rico olor a limón acaramelado con una esencia a libro viejo.
Lo sostuvo con un brazo y con el otro se ayudó a bajar, hasta que sus pies tocaron el suelo.
Sacudió sus ropas desordenadas por la travesía y se encaminó nuevamente hasta la recepción. Hizo su papel de mimo y puso el libro en la repisa, para llenar el formulario.
Agradeció y abandonó la biblioteca, con su nuevo libro, porque no pensaba devolverlo, y caminó nuevamente hasta su habitación. Donde soledad le esperaba.
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Comments
Niel
Oh, ya veo el porqué de su acción. La señora no tenía intención de limpiar en donde se queda Luke, pero no estoy de acuerdo con lo que hizo.
2024-05-06
3
Yinet Rengifo Reyes
También soy fanática de las películas animadas 🥰
2024-04-27
1
María Alejandra Hernández Román
que gracioso mezclar fantasía y realidad
2024-04-11
1