CAP 5 Adicta a él y un atentado

Nos encontramos desnudos y sudados, gimiendo como locos. Me encontraba arriba de él, moviendo mis caderas, mi espalda sudada y al igual que mi largo cabello. Creo que me volvía adicta a este hombre; este hombre me vuelve loca con su toque y la manera de hacerme suya. Siento cómo mi zona se contrae y llegamos al orgasmo, terminando juntos, dándole un beso suave y delicado, para le levantarme.

—Bonita, ¿a dónde vas?— Dice el quitándose, el condón para acomodar la sabana y cubrir un poco su desnudes.

—A bañarme, ¿por qué quieres acompañarme?— sonriendo pícaramente.

Él sigue en la cama, mirándome él, solo me observa sin apartar su mirada de mi y se muerde los labios.en el instante que camino hacia el baño completamente desnuda, entre al baño, abri la regadera y dejé que mi cuerpo se moje con el agua tibia. Cuando siento unos brazos a mi alrededor, su mano empieza a recorrer mi cuerpo hasta introducirse en mí y moverse suavemente, para separse y montarme en el lavado, para besarme y recorre mi cuerpo mojado con su lengua, hasta llegar a mi intimidad, su lengua me está llevando al cielo; me muerde, chupa mi clít*ris. Siento cómo mi cuerpo se arquea, siento un espasmo en todo mi cuerpo y las ganas de orinar, pero él, no para, mueve su boca con más intensidad tomando mi esencia. Estoy tan perdida en el deseo que provoca este hombre, estoy volviendo loca, parecemos conejos.

Así que me baja con respiración agotada del placer, me voltea y se introduce en mí con fuerza y certeras embestidas hasta que se corre dentro de mí. Nuestra respiración agitada, que sentía que mis piernas me temblando, para él ayudarme asear y después de vestirme con ropa que uno de sus hombre me trajo, calentamos el desayuno, comimos y salimos rumbo a mi universidad dónde él me ofreció llevarme. Salimos del apartamento hay nos espera unas camioneta de color negro.

—Bonita, te llevo a la universidad y te recojo a las ocho para cenar—, dándome un beso.

—Ok, chico guapo—, sonrió.

Sale un hombre al vernos. Gael me abre la puerta, me subo y él se sienta a mi lado. El hombre entre para empezar a conducir.

—Llévanos a la universidad de mi mujer—, dijo serio.

—¿Tu mujer?—, pregunté desconcertada, alzando una de mis cejas.

—No te dije que lo pensaría—, sonriendo.

—Pero yo ya escuché tu respuesta—, sonriendo.

—¿Cuándo?—, dije serio.

—Cuando estábamos sudados y gemías mi nombre—, sonriendo.

Me siento avergonzada; creo que mi cara se puso roja.

—Bonita, me gusta verte avergonzada—. Solo puedo ver la risa pícara en su cara. Él toma mi mano, acaricia mi mejilla y va a besarme... Cuando es interrumpido por uno de sus hombres que conducía.

—Jefe, nos siguen—. Gael mira para atrás y efectivamente nos siguen.

Tomo mi teléfono y digo que se preparen.

📱—Ok, jefe, estamos en camino—dice serio.

—Gael, tengo un mal presentimiento—digo preocupada y asustada.

—No te preocupes, Bonita—responde.

Cuando siento un gran impactó, empezamos a dar vueltas; solo puedo ver fragmentos de vidrio por el aire. Hasta que siento que todo se oscurece, un golpe en mi cabeza.

Siento un dolor en mi cabeza y me duele todo el cuerpo; todo está borroso, poco a poco se va aclarando, un leve silbido en mis oídos. Miro el auto destruido, estamos en una especie de bosque; solo sé que rodamos hasta aquí. Me levanté como puedo, me siento algo mareada, hasta que observé a Gael dentro del auto, inconsciente. Suelto su cinturón y lo halo como puedo para sacarlo, pues es muy pesado

—Gael, despierta, ¡por favor!—digo, suplicado, mientras todo se siente surrealista. Hasta que observé sangre en su camisa y la desabotone abriendola. Tiene un vidrio en su abdomen; la herida no es profunda, así que le saco el vidrio, aplico presión a la herida, rompo mi blusa y presione su herida.

—Bonita, ¿Estás bien?. Tu cabeza está sangrando—dice preocupado.

—Yo estoy bien, él que me preocupa eres tú. Espérame aquí y no te muevas—digo seria y preocupada.

—No sabes lo sexy que te ves dando órdenes—responde sonriendo.

—Estás herido y sigues coqueteando—digo preocupada.

Salgo y observé el auto destruido, al conductor, lleno de sangre. Le tomo el pulso, pero está muerto. Trato de mantenerme en calma, reviso la guantera y encuentro una pequeña bolsita de mano; es un botiquín. Lo tomo y lo meto en mi morral. El arma del conductor la tomo cuando siento que alguien apunta mi cabeza; siento miedo. Escuche unos disparos: Gael se levantó y le disparó al hombre. Cuando miré a dos hombres, Gael se abalanzó contra uno de ellos. Gael está luchando con el hombre en el suelo. Tomé el arma del conductor, le quito el seguro y disparo al hombre que venía apuntando su arma. El hombre cae y observé a Gael, que él hombre está arriba de él golpeándolo.

Así que sin pensar dos veces apunté impactando en su cabeza; cae sobre Gael. Yo empiezo a temblar con el arma en la mano, entro en una especie de shock. Nunca había disparado un arma y los maté.

—Bonita, soy yo, tranquila. Me quita el arma y me abraza. Mi vida eran ellos o nosotros. Tranquila, tenemos que irnos, pueden llegar más de esos hombres. Mis hombres deben venir en camino, pero no podemos quedarnos aquí y mi celular está perdido — sorprendido y adolorido.

—¿Qué quieren esos hombres? — preocupada.

—Me quieren muerto, Bonita — serio.

—Vamos antes de que venga más por nosotros. —

Gael guarda el arma en su cintura. Empezamos a caminar por el bosque, porque no teníamos idea de dónde estábamos. observé a Gael agarrando su herida y adolorido y su manos llena de sangre.

—¿Está bien? — preocupada.

—Tranquila, Bonita, estoy bien. ¿Sabes por qué? Porque tú estás conmigo — sonríe.

—Es que no quiero que nada te pasé — preocupada.

—Nada me va a pasar — calmado.

Le doy un beso en la frente. Debo admitir que no pensé que ella fuera capaz de defenderse así; mató a dos hombres para protegernos. Ella es mi reina, se ve tan linda preocupada por mí. ¿Dónde estarán mis hombres? Haré pagar al que me hizo esto.

Llegamos a una especie de cueva.

—Déjame revisarla, siéntate — preocupada.

—Estoy bien, mi Bonita — calmado.

Le desabotoné la camisa,y miré su herida; aún no se le ha parado la sangre. No quiere que se le infecte. Busco en el morral el botiquín, saco el pedazo de tela de la herida, trato de limpiar la herida bien, encontré unas vendas y se las puse.

—Tenemos que salir de aquí, tienes que ver a un doctor. — llorando, al ver su herida y mis manos manchada de sangre

—Bonita, mírame — Tomándola por la barbilla. Para mirar sus hermosos ojos negros llenos de lágrimas.

— No llores, mi vida, yo estoy bien; sí, tranquila.— Le sobo la cabeza cuando siento mi mano con sangre

— Bonita, ¿estás herida?. — revisando

—Yo estoy bien. — Me abraza y yo le correspondo y la beso, un beso lleno de delicadeza. Creo que amo a esta mujer. Se separa del beso y me arregla la camisa.

—¿Cuánto crees que tarden tus hombres? — preocupada.

—No lo sé, Bonita. — pensativo

—Creo que va a llover — Mirando el cielo oscurecerse, algunas truenos se escuchan dispersos. Me levanté, sintiendo que me duele la cabeza.Trato de recoger unas ramas antes de que las moje el agua, para encender fuego, al terminar de hacerlo y entrar a la cueva, empieza a llover, se escuchan truenos, empieza a oscurecer y relámpagos.

¿Tienes algo para encender fuego? —

¿Si mi padre me lo regalaron—. Pasándole un encendedor, logre encender una fogata.

—Chico guapo, ¿cómo te sientes?—

Me acerque a él, está un poco caliente. El toma mi mano que está en su frente.

—Estoy bien, Bonita. Lo siento, yo te arrastré a esto. No soportaría que te pasara algo por mi culpa, todo esto es mi culpa.— Preocupado, me lleno.

—Cállate, chico guapo, yo estoy aquí porque yo quise, tú no me has obligado a nada.— Calmada.

—Bonita, te amo. Cuenta algo de ti, quiero saberlo todo, mi Bonita...

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