Marcos miraba los papeles con cansancio. Se hallaba en el despacho real, en la Casa Rosada. La habitación era espaciosa y totalmente rosada. Al Rey le gustaba la decoración: cuadros que relataban la historia nacional, la silla real dorada; y el escritorio de caoba inmenso, hasta el tope de papeles.
Dio media vuelta a su escritorio y abrió la puerta ventana que daba al icónico Balcón Real. Salió a contemplar la ciudad, Buenos Aires lucia soberbia. Las calles alborotadas y los ecos de sus habitantes llenaban el aire.
— Su Excelencia- habló una voz nerviosa a sus espaldas. Marcos reconoció a su secretario de inmediato- no es protocolar estar aquí. Sabe que el balcón es para apariciones formales.
— y me lleva el cuerno. Necesito aire. Y después de todo este es mí balcón- gruñó mientras entraba a su oficina- ¿que noticias me traes?.
— El general desea verlo- Marcos puso los ojos en blanco- imagino que tiene una cita previa.
— la tiene- Marcelo consulto su tablero- al parecer tiene citas todas las mañanas a las nueve.
— ¿todas?- Marcos simplemente no podía con ese hombre. Era un maldito controlador. No podía evitarlo. Le gustaba el general pero odiaba su forma de actuar- que pase- ordenó preparándose mentalmente.
Lucio entró risueño como siempre, Marcos deseó besarle la comisura de los labios pero se contuvo. A pesar de sentir su vientre alborotado se mantuvo sereno y frío.
— General- saludó formal.
— Su Majestad- se cuadro el General en pose militar- permiso para sentarme.
— si le place- Le señaló el asiento con un gesto vago- veo que a tomado todas las citas de las nueve.
— así es. Para que su Majestad no se prive de mí compañía- y dicho esto le guiñó un ojo.
— o más bien me desea torturar todas las mañanas- alegó el rey- ¿qué lo trae por aquí?. Estoy muy ocupado y le agradecería que fuera breve.
— ¡un día largo parece!. Si usted estuviera casado no tendría que trabajar. Los alfas deben ocuparse del trabajo y los omegas deben estar en la casa a su espera- Marcos consideró lanzarlo a los leones. Si eso aún era legal en su país. Desconocía si había leones en América Latina. Pero se vio tentado de traerlos de Europa solamente para que devoraran a ese alfa misógino.
— si sus palabras no fueran a modo de broma, una broma de muy mal gusto, si me lo permite- habló con tranquilidad el Omega, un sentimiento que se sorprendió tener- podría pensar que desea casarse conmigo para tomar mí trono, cosa que sería una declaración oficial de traición.
— en lo más mínimo- se excusó el General- solo le hacía una observación. Si le molesta la verdad le pido disculpas.
— ¿acaso cree que no soy capaz de gobernar mí país?- gruñó el rey colérico. Estaba harto de ser tratado menos por ser un Omega. Ya les daría de que hablar.
— ¡eres tan tierno cuando te enojas!- contestó el Alfa con cara de enamorado- te tomaría aquí mismo. Si tú secretario no estuviera presente.
— esto es humillante- Marcos se pasó una mano por la cara en señal de renuncia- ¿a que debo su visita?.
— le traje esto- el general sacó una caja de terciopelo de su bolsillo- espero que sea de su agrado.
— lo dudo- susurró el rey tomando la caja. Temió abrirla, tratándose de Lucio se esperaba cualquier cosa. La caja era alargada y muy fina, así que descartó la idea de ser un consolador del tamaño exacto del "amigo" del General. Abrió la caja con desinterés, se encontró con una gargantilla de diamantes. Le sorprendió el gesto y admiro la belleza de la joya- es... hermosa. Gracias- le agradeció de corazón.
— podría ponérsela ahora mismo- aconsejó el Alfa algo torpe. El Omega asintió y dejó que el general con sus manos toscas le colocarán la joya en su cuello. Esperó una grosería por parte del General, está nunca llegó. En lugar de eso, un muy sudado Lucio se alejó de él lo más que pudo.
— Me debe quedar hermosa. ¿La eligió usted?- preguntó por educación. Lo cierto era que estaba en las nubes por el detalle.
— así es, la compré ayer cuando pasaba por Palermo. Es una hermosa combinación de diamantes blancos. Resalta su cuello, sobretodo con su overol Rosa pastel.
— un conocedor, sin duda, de los gustos de los omegas. Marcelo, tienes lo que te pedí- El omega sonrio sádico.
— aquí lo tiene majestad- el beta le entregó un dosier de cuero- todo lo que inteligencia logró encontrar.
— muy buen trabajo Marcelo- felicitó el Rey. El Alfa lo miró sin entender.
— ¿de quién es ese dosier?- preguntó Lucio con intriga.
— suyo- respondió el rey sin ocultar su malicia. Se vengaría de sus comentarios pasados de tono de una manera monumental. También le demostraría quién manda.
— ¿mio?- preguntó nervioso el General- ¿para que quiere eso?.
— me quiere cortejar. Debo saber que clase de persona es- respondió con naturalidad el Omega.
— ¿y que dice?.
— al parecer usted es un Alfa muy fanfarrón. Ha estado cortejando a más de un omega. ya sea Varon o mujer. No distingue- al leer lo que el informe de inteligencia decía, Marcos sintió una punzada de celos.
— soy muy codiciado dentro de la población omega- se defendió socarrón Lucio.
— pero usted no se ha quedado atrás. ¡Ha estado detrás de grandes celebridades!. Me sorprende que quiera casarse con harto historial. Se me hace más codicia que amor su propuesta.
— CUIDE EL TONO- explotó el alfa.
— será mejor que usted lo cuide, recuerde que soy su soberano- Marcos se impuso. Era un Omega y el General un alfa, en una situación normal debería bajar la cabeza y pedir disculpas frenético. Enojar un alfa era la falta más grave que podía hacer un omega. Pero aquí los roles estaban invertidos, Él era el rey y uno de sus generales estaba intentando engañarlo.
— ¡si quiero casarme con usted!- suplicó el alfa para que le creyera- sabe que es así. Si, fui un prostituto. Eso está en el pasado. Siempre lo estará. Con usted seré alguien nuevo.
— me temo que no creeré sus palabras hasta que lo demuestre con hechos- Marcos se sentía en el cielo. Por primera vez tiene el control de la situación.
— ¡pero estamos destinados por la luna!- exclamó el alfa.
— aún si el destino nos une y somos almas gemelas, mí deber conmigo mismo es diferir si veo que usted solo me traerá sufrimiento- contestó el Omega- el destino puede cambiarse. Y en estás condiciones yo no puedo despozarme.
— ¡verá como cae a mis pies Alteza!- amenazó el alfa- Dios quiera que yo no me canse de su negativa y eliga a cualquier otro Omega. No tiene idea lo que es un corazón roto por su propia voluntad.
— correré el riesgo General- susurró el Omega.
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Comments
Zaki.Z
JAJAJAJQJQJQ no pensé reírme así jajajaja
2022-09-21
2
Zaki.Z
no, no lo mal pensé...bueno si
2022-09-21
1
Zaki.Z
JA!
2022-09-21
0