—Jihán ¿Estás lista? —pregunta mamá desde el otro lado de la puerta.
—¡Ya voy!
Ya es el día, lunes, primer día de preparatoria y estoy muerta de miedo, pero al menos, tengo a Jonathan que estará de compañía.
Salgo de la habitación, ya lista, y me dirijo a la cocina donde Jonh me espera. Al bajar las escaleras, choca contra mi cara un montón de confeti.
—¡Feliz primer día de preparatoria! —gritan todos al verme.
—No puedo creer que me hagan esto —respondo, un poco avergonzada.
—Teníamos que hacerlo —me dice Juliette—. Y no fué idea nuestra, fué de Rebe.
—Feliz día —dice Rebeca con un dibujo en sus manos.
—Gracias, bebé —respondo tomándolo.
—Muy bien, es mejor que se vallan —dice mamá echándonos de casa a Jonathan y a mi—, no quiero que lleguen tarde, ¿de acuerdo?.
—Si... —respondemos Jonh y yo.
Ambos salimos de casa y nos dirigíamos hacia la preparatoria, Jonathan me estaba poniendo al día con algunas cosas y con clases dónde debía estar, hasta que llegamos.
—Muy bien —me dice mientras que tomo asiento en una banca que había frente a la prepa—. Quédate aquí y no te muevas, voy a buscar a unos amigos para que conozcas, por si te pierdes y necesitas ayuda.
Creo que se le olvidó que me sé cada rincón de este lugar como la palma de mi mano.
Él se va corriendo dejándome sola, y eso no me gusta. Siento tensión, me gusta la soledad, pero no alrededor de tanta gente.
Para no entrar en pánico, saco mi cuaderno, mi lápiz y empiezo a dibujar. Luego, noto que una chica venia corriendo con un montón de libros, se tropieza y todo se le cae.
Se veía desesperada tomando todo y nadie la ayuda, me dió un poco pena con ella, así que me acerco y empiezo a ayudarla.
—Toma —le digo pasándole un libro.
—Muchas gracias —responde—. Creo que si existe gente noble en el mundo.
*Rio*— ¿Por qué lo dices?
—Nadie ayuda a nadie sin ningún motivo —dice levantándose y sacudiendo sus jeans—, pero, gracias de todas maneras.
Su rostro y fracciones me son muy familiar, pero a la vez me resulta una completa extraña.
—Bueno —digo dándole las hojas que había recogido—, trata como quieres que te traten, y da lo que quieres recibir.
—Profundo —dice y escuchamos el timbre de entrada— Eres de esas personas que ven una frase y la siguen al pie de la letra, ¿no?
—Claro que no, solo sigo los pasos de un tesoro.
—¿Eres pirata?
—No, no —digo mientras me iba—, mi tesoro es mi familia.
Iba a irme, cuando ella me toma de la mano y noto que está llorando.
—¿Sucede algo? —le pregunto por su reacción.
Ella me suelta y seca sus lágrimas.
—¿No te acuerdas de mí? —pregunta con un hilo de voz—. A ver, ¿las pastillas ya no te dejan recordar?.
Un momento, no, ella no puede ser, está muy diferente, pasaron unos años, pero no pensé verla de nuevo. ¿Estuviste todo este tiempo aquí...
—¿Wendy? —pronuncio.
—Así es, ¿por qué no me has abrazado niña rica y mimada? —me dice con la voz entrecortada.
—Porqué yo no me junto con los de tu clase —digo a punto de llorar.
Ambas nos abrazamos, y hubieron algunas lágrimas de su parte, la gente pasa y nos mira extraño, pero no les presto atención.
Entramos a nuestras respectivas clases, pensé que iba a ser traumático mi primer día como lo es en todos, pero gracias al cielo y nadie me presentó, nadie pregunto mi nombre, ni me miraron, fué perfecto. Después, al llegar la hora del almuerzo, Wendy llega para sacarme del aula como loca.
—Muévete, muévete —repite Wendy mientras jalaba mi brazo— Vamos, hán.
—No entiendo tu alboroto —digo.
—Necesitas hacer nuevos amigos, los últimos años que has estado sola te afectaron el cerebro, estás amargada mujer.
Es increíble tenerla de nuevo a mi lado. Ella y yo éramos amigas en el pasado, eran increíbles las locuras que hacíamos, tenemos tanto de que hablar para recuperar el tiempo perdido.
—¡Jihán!. —Escuchamos un grito. Jonathan viene corriendo, se ve preocupado. —Lo siento —dice con la voz agitada—, no debí dejarte sola.
—Descuida, ya tengo compañía —digo refiriéndome a Wendy.
—¿De dónde se conocen ustedes? —nos pregunta.
—La pregunta es: ¿dónde se conocen ustedes? —pregunta está vez Wendy.
Okey, ahora sí estoy confundida.
—A ver —digo—, primero como se conocen ustedes.
—Soy amigo de su novio —responde Jonh.
—¡¿Novio?!— exclamo.
—¿Que tal si me dices como se conocen ustedes? —dice Wendy evadiendo el tema.
—Pues, ella vive conmigo —responde de nuevo Jonh.
—¡¿Viven juntos?! — grita Wendy—. ¡¿Desde cuándo tienes edad para vivir con un chico?!
—¡Y tú ¿desde cuándo estás en edad de tener novio?! —le grito igualmente.
Después de uno minutos de estar discutiendo, Jonathan detiene la disputa, le explica a Wendy que vivo con él y su familia hasta que cumpla la mayoría de edad, luego, me explica de que su mejor amigo y ella son novios, ya que sus padres lo permitieron.
Arreglamos las cosas y vamos a la cafetería para que Jonathan me presente a sus amigos, y me sorprendió de que sus amigos son los mismos chicos del supermercado, no estaban todos, pero eran ellos.
Entre ellos está Arthur, el chico que le gustan mis pinturas. Luego, de tanta presentación, empiezan a hablar por un rato, quedándome en silencio por unos minutos.
—¿Por qué no hablas? —me pregunta Zoé, la chica morena—. Haber, dime algo de tí.
—Pues, no sé que decir —respondo un poco insegura.
—¿Que te gusta?
—Bueno...
—El chocolate —interrumpe Arthur y me ofrece una barra de chocolate—, es tu favorito, ¿no?, el que trae las nueces.
—¿Cómo sabes que me gusta este chocolate? —pregunto un poco asustada.
Él hace una ceña de cierre sobre sus labios, y no responde.
—Solo está molestandote —me dice Jonathan—. Es un tonto.
¿Molestando?. No, él asusta.
—Tranquila, no me tengas miedo —dice Arthur—. Solo leo tu mente.
¡¿Ven?! Creo que es un psíquico o un psicópata, si, algo así.
—¿Tú eres el lector de mentes? —dice un chico quien llega a dónde nosotros estamos—. Arthur, ¿cierto?
—Si estás molesto porqué le dije a tu novia que le eres infiel...
Arthur no había terminado de hablar cuando el chico lo golpea en la cara.
—¿Arthur estás bien? — le pregunta Zoé alarmada.
—Si, ya estoy acostumbrado —responde.
—Si tanto estás acostumbrado, no te importa que continúe — dice el chico provocándole.
Dios mío, va a empezar una pelea, ¿que hago?. No, mejor ni me muevo, no quiero involucrarme en esto.
—Es mejor que te vallas, estúpido.
Todos empiezan a verme, el chico mantandome con la mirada y el resto sorprendidos, ¿eso lo dije yo?
—No estoy hablando contigo, no te metas —dice el chico.
—Ups, discúlpeme por entrometerme, pero te lo vuelvo a decir, alejate.
Dios santo. ¡¿Qué me sucede?!
—No te había visto por aqui —dice acercándose a mi. Jonathan iba a meterse, pero Arthur lo toma del brazo—, ¿cómo te llamas?
—¿Te importa?
—Se ve que eres nueva y estás mal informada, así que te lo diré, es mejor que te alejes de mí, no me conoces.
—Uy, pero es mejor que tú te alejes de mí. —Me acerco más a él—. No me conoces.
Él se aleja resentido del lugar, a lo que yo casi me desmayo.
Los chicos empiezan a felicitarme por mi valentía, y yo ni siquiera sé que había hecho, y es muy curioso, siento que este momento ya había sucedido antes.
Flashback.
Estaba en el parque, un día soleado, y estaba llorando sobre un banco con mis piernas juntas cubriendo mi rostro, mientras que unos adolescentes se burlaban de mí.
—Uy, pobre niña —dice uno de ellos—. ¿Porque no llamas a tu papito para que te busque en su limusina?.
—Ya déjala —dice el otro—. Mira como llora la niñita rica.
Ellos toman el libro que estaba leyendo y empiezan a romperlo, quería detenerlos, pero tenía miedo. Con las páginas arrancadas, las arrugaban y me las tiran.
—¡Dejen a mi hermana!—grita llegando mi hermano mayor, Cameron.
—¿Que dijiste? —le pregunta el chico.
—Que la dejen en paz —le responde amenazador.
—¿Te crees muy valiente, mocoso?
—No soy valiente, pero no puedo permitir que traten a mi hermana así. Aunque, creo que ustedes son los verdaderos cobardes.
—¿Cómo nos llamaste?
—¿Por qué no se meten con alguien de su tamaño?
*Rie* —¿Cómo tú?
—No, yo sé que no puedo serles frente, no soy tan estúpido. Pero me parece un acto muy cobarde que se estén metiendo con una niña de ocho años, teniendo ustedes el doble de edad.
Él otro chico lo empuja y éste cae al suelo.
—No es tu problema que hacemos o no —le dice.
—Tal vez no, pero si yo no lo hago ¿que otro mocoso ayudaría a mi hermana?
Los chicos se miran las caras.
—Te dejaremos ir esta vez, pero para la próxima no te salvas.
—Muy bien.
Ambos chicos se van y me abalanzo hacia mi hermano para abrazarlo.
—Gracias, gracias, gracias, Cam —digo.
—De nada —dice con la voz encogida.
—¿Que sucede?
—Casi me hago pis del miedo.
—¡Pero si actuaste con valentía!. Yo pensé que no te daba miedo nada.
—Ser valiente no es temerle a nada, eso es anormal. Ser valiente es que a pesar de temer, enfrentarlo. —Se cae de rodillas—. Tal vez, todos tenemos valentía en el fondo de nuestro ser y solo sale cuando nuestro instinto así lo quiere.
—¡Si! Fin del flashback. ...****************... Pasaron las horas de clases y todo estuvo bien, no fué tan malo como pensé, y además, me reuní con mi mejor amiga de la infancia. Luego, los chicos nos acompañaron hasta la mitad del camino, pero no quería caminar, así que Jonathan me llevó en su espalda. Hubieran visto a mamá cuando Jonathan le dijo que había hecho una amiga, ¡casi llora!, me alegró verla de esa manera. Tal vez, el mundo sea tan malo como pensaba... ***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
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Comments
Romelia Lopez
estoy confundida con esta istoria
2022-10-23
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