Capítulo 1: Nada soy.

...Cuatro años después del suceso....

—Jihán... Jihán —susurran en mi oído—. Hermanita...

Abro los ojos y es Juliette quien me molesta.

—¡Buenos días! —chilla.

—Cuando una persona está durmiendo, es una pequeña advertencia que dice: No molestar —digo molesta.

—Vamos —ruega—, solo será por hoy.

—Dices eso desde hace años. —Me acurruco entre las sabanas—. Por un día no morirá nadie.

—¡¿Un día?! —exclama—. ¡Eso es una tortura!. No puedes hacerme eso, por favor. Te lo recompensaré.

*Gruño*— Gracias a Dios que existen los fines de semana.

—Te lo agradezco.

Con las increíbles ganas que tengo de deshacerme de ella, me dirijo hacia su habitación para elegirle un nuevo atuendo.

Maldigo el día que dije que la ayudaría a vestirse como una diosa.

—Muy bien —dice mientras mira su teléfono—. Tú saca todo lo que me quede bien ¿okey?.

No, por despertarme, me las pagarás.

Empiezo a sacar toda la ropa de su closet de forma bestial, ya que ella odia el desorden, es una manera creativa de vengarme.

—¡Jihán, para de una vez!.

Luego, de gritos de su parte, logré hacerle un desastre en la habitación.

—¿Que te parece?— digo mostrándole unos jeans azul ajustado, una blusa holgada blanca y unas converse rosado claro.

—Juro que eres mala persona —declara molesta.

—Entonces, si no te gusta, no llames.

Salgo triunfadora de su habitación, y vuelvo a acostarme en mi cama para tratar de dormir. Luego, empiezo a escuchar sus chillidos, y supongo que habla con su amiga, cuya amiga... ¡No me deja dormir!

Al salir de mi habitación, molesta por el ruido, algo golpea fuertemente mi cabeza.

—¿Me tiraste una chancla? —le pregunto a Jonathan quien estaba de brazos cruzados.

—Es tú culpa que Juliette esté chillando de esa manera.

—Te equivocas, yo solo elegí su atuendo y me fuí, no es mi culpa que su comadre esté chismeando a estas horas de la mañana.

Él se acerca a mí de forma amenazante, hasta quedar frente a frente.

—Eso espero —dice frío y baja las escaleras.

—¡Tienes mal aliento! —grito.

Vuelve rápidamente con la mano cubriendo su boca.

—No digas nada sobre esto —advierte.

—Okey, hocico de perro.

—No entiendo porqué te gusta hacerme sentir mal —dice y se va a su habitación.

Iba a bajar las escaleras, cuando unos sollozos me detienen, noto que es la pequeña Rebecca que viene llorando.

—¿Que sucede bebé? —pregunto con un tono dulce.

—Tuve una pesadilla muy fea —responde—. Soñé que te fuiste.

Al verla así, me compadesco de ella, la tomo entre mis brazos y le doy un pequeño beso en la frente.

—Tranquila —digo—, fué solo un sueño, no llores.

—Muy bien —dice y me abraza fuertemente.

Vamos a la cocina, mamá está preparando el desayuno y papá está leyendo el periódico.

—Buenos días mamá, papá —digo mientras coloco a Rebecca en su silla.

—Buenos días —responden en unísono.

—¿Qué le sucedió a Rebecca? —pregunta papá.

—Tuvo una pesadilla —respondo.

—Y muy fea —justifica ella.

Papá deja el periódico a un lado, y extiende sus brazos para consolar a su pequeña hija.

—Ven pequeña —le dice dulcemente y ella corre a sus brazos para abrazarlo—. Tú súper papá no dejará que estés triste por una tonta pesadilla, ¿okey?

*Rie* —Okey papi.

Luego, mamá le ofrece un plato de panqueques a papá, aun teniendo a Rebecca en sus piernas.

—Gracias amor —le dice a mamá.

—De nada, cariño —le responde.

Papá iba a empezar a comer, cuando Rebecca se come su bocado.

—Está bueno, mami —dice Rebecca con la boca llena.

Mamá y papá se ríen a carcajadas, mientras yo niego con la cabeza por su acción tan salvaje.

—Me alegra que te gusten, hija —le dice mamá—, pero tu padre debe comer para irse a trabajar.

Rebecca se baja de las piernas de su padre con su nariz arrugada y toma asiento a mi lado, a lo que papá empieza a comer sin interrupciones.

Luego, llega Juliette saludando a sus padres y le quita un panqueque a su papá, acto seguido, Jonathan llega haciendo la misma gracia, dejando al pobre hombre sin desayuno.

—Me alegro que les haya gustado mi desayuno —dice papá tomando un trago de café.

—Niños ¿que es esto? —mamá regaña a sus hijos—. A cada uno de ustedes les sirvo el desayuno al mismo tiempo y a la misma hora como para que le quiten el desayuno a su padre. No quiero que lo vuelvan a hacer, ¿quedó claro?

—Si mamá —responden cabizbajos.

Observo mi plato de comida y no había probado ningún bocado, así que se lo ofrezco a papá, pero niega.

—Tranquila hija, come tú, yo espero .

—Se te hará tarde esperando —respondo—, y además, yo no tengo prisa.

—Creo que nadie puede decirte que no —dice aceptando el desayuno.

—No cuando tengo razón.

—¿Y cuáles son esas? —responde Jonathan provocándome.

Me acerco a él, tomo su plato de panqueques y empiezo a comerme su desayuno frente a él.

—¿Que te pasa?, ¡eso es mío! —grita.

—Pues, así es como se sintió el pobre hombre cuando le arrebataron su desayuno. —Empiezo a beber su café con leche.

—¡Mamá, dile algo!. — Busca ayuda de su madre.

—Lo siento hijo, pero tiene razón —responde ella y lo despeina—. Te serviré luego.

—Me siento huérfano —declara.

—Hermano, tu eres huérfano —le dice Juliette—, pero de cerebro.

Todos empiezan a burlarse del chico, mientras que su rostro se pone colorado.

Luego, de reírnos un poco, cada uno de los chicos fué a cambiarse para irse a clases.

Yo terminé la secundaria y empecé la preparatoria estudiando en casa, es por eso que estoy un poco excluida en la preparación de los chicos para irse a estudiar, y de muchas cosas más.

Me despido de los chicos y de su padre. Al quedarme sola con mamá, empiezo a lavar los platos.

—Jihán, puedo hacerlo yo —dice—. No te preocupes.

—Yo quiero hacerlo —le respondo.

—Bueno, si tanto quieres ayudarme, después de hacer tus tareas, iremos al súper mercado.

*Me quejo*

—Es por tu bien.

Al terminar, voy a mi habitación y empiezo a hacer mis tareas, aprovecho también de adelantar otras para tener más tiempo libre.

—Hija, ¿ya estas lista? —pregunta mamá desde el otro lado de la puerta.

—Dame diez minutos —respondo.

Dejo los libros y cuadernos a un lado para empezar a cambiarme. Me coloco una camisa manga larga color beige, un jeans negro y mis converse, del mismo color de la camisa.

Juliette comenta que sé mucho de moda, pero en realidad, solo me gusta vestirme lo más segura que me sienta, y por desgracia, a ella también le gusta.

Me hago una coleta y dejo que algunos mechones de mi cabello negro caigan sobre mi rostro. Me miro por última vez, y pues, en realidad no tengo ninguna queja con mi cuerpo, me gusta como me veo, pero odio ver cómo soy.

Antes de salir de la habitación, observo con tristeza mi cómoda de noche, donde se encuentra una pequeña caja con bordes dorados.

Si pudiera describirme sinceramente, pues, soy una cobarde, una tonta, una insegura, un desastre, un error, pero a pesar de ser todo eso, nada soy...

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Comments

Paty Lopez

Paty Lopez

me intriga

2022-10-21

1

Maria Cordova Quiroz

Maria Cordova Quiroz

me perdí no 😔 😐 😕 que pierde a todos y luego muere

2022-10-12

2

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