8 de diciembre

Por fin llegó el tan esperado día de la Concepción. En el pueblo el ambiente de fiesta era una locura. Todos iban de aquí para allá sin detenerse un momento.

Claro Olga salió bien temprano al centro para comprar algunas cosas que aún le hacían falta. Su mamá había quedado preparando los pasteles de cerdo y pollo que eran toda una tradición para ellos, y su papá llegaría a medio día para la celebración.

Por otro lado, Ezequiel seguía en su cama tratando de conciliar el sueño, pero con el bullicio en la calle le resultaba difícil hacerlo. Abrió sus ojos verde aceituna de par en par, declarándose perdedor de esa batalla. Sus pensamientos viajaron inmediatamente hasta la casa de los Tavares ¿Olga ya estaría en actividad? Quería verla esa mañana. Le hubiera encantado que ella fuese lo primero que viera al despertar.

Se levantó y procuró irse a casa de Olga para comprar unos pasteles para la cena familiar. Imaginaba que ella estaría desaliñada como una musaraña ayudando a su mamá. Nada más alejado de la realidad, pues ella se había ido temprano al centro y aún vestía su ropa de calle. Sentada frente a su máquina de coser, estaba tan concentrada en su actividad que no notó la presencia de Ezequiel estacionado en la puerta observándola.

-《Que hermosa es》- pensó Ezequiel

-Buenos días Garcita- saludó suave y con una sonrisa de par en par, que lo hacía lucir aún mejor de lo que ya se veía.

-Buenos días! - le contestó ella secamente

De verdad disfrutaba ver su temperamento cuando no se sentía cómoda. Ella aún estaba enamorada de él, y eso lo ponía a mil. Sus largos cabellos caían como cascada sobre su cuerpo esbelto.

-Ajá Quelito buenos días- saludó Doña Cristina- anda y pasa pa' que te tomei un tinto

-Claro que si Doña Cristina, muchas gracias- decía sosteniendo la mirada en la muchacha.

Verla tan concentrada en su quehacer le resultaba simplemente embriagador. Su belleza lo envelecía de tal manera, que le resultaba difícil quitarle los ojos de encima. Quería tenerla y no solo para pasar el rato. Quería tenerla para toda la vida, tener una familia con ella y amarla como se debe.

-¿Qué haces mi Garcita flaca?

-Nada que a ti te importe zángano- respondió ella sin contemplaciones

-Tú no sabes que entre más bravo es el toro, mejor es la corrida- agregó el sobriendo

-Pues yo no soy vaca ni toro ni burro, todo eso serás tú Amarillo Pálido.

-Cuando te cases conmigo te voy a quitar lo arisca, te voy a amansar vena'o

Olga lo fulminó con la mirada. No entendía porqué él no disfrutaba molestándola.

.........

Por fin llegó la noche y todos se fueron a disfrutar de la procesión que empezaba a las 19:00 horas y culminaba a las 22:00 horas. Ezequiel comenzó a caminar tratando de localizar a Olga, esa noche se le iba a declarar, tenía la esperanza de que ella no lo rechazara.

Por fin la pudo ver y salió a su encuentro, ella se puso nerviosa cuando lo vio. Era notorio que las mujeres del pueblo ambicionaban tenerlo, pero para él la única era Olga. Simplemente no podía dejar de verla, y como si el mundo se desapareciera, quedaron uno frente al otro sin nadie más alrededor.

Se le acercó tanto, que la distancia entre ellos eran solo unos cuantos pasos. La contempló con adoración subversiva y divina. Amaba como aquel vestido blanco, resaltaba su hermosa piel bronce y su cabello la hacía similar a la virgen morena.

- Definitivamente eres la más bonita del pueblo Olga Tavares- era la primera vez que la llamaba por su nombre de pila- la más bonita.

-Gra... gracias Ezequiel Queruz... - respondió ella tartamudeando- tú también te ves muy bien

-¿Te parece si bailamos? - preguntó él con ansiedad

Olga asintió y él símplemente la asió por la pequeña cintura. La música alegre los hacía moverse de un lado a otro. El mundo a su alrededor ya no existía, él ya no la quería soltar ni ella quería ser liberada. Sin pensarlo se aproximó tanto a ella que casi pudo robarle un beso y le musitó al oído que deseaba verla en otro escenario y sin tantas miradas rodeándolos.

-Quiero que nos volvamos a ver sin nadie a nuestro alrededor, no quiero que la gente empiece a opinar donde no debe

-Mañana voy pa' Tronconal, mi abuela necesita que le lleve unas cosas... si quieres nos vemos allá- dijo ella tímidamente

-Allí te veré, tan puntual como el amanecer mi hermosa Garza morena

Sus apodo esta vez no le sonó ofensivo como otras veces. Esta vez sonó como melodía de ángeles en sus oídos

-Ya debo irme, mis papás me esperan y no puedo estar tan tarde en la calle- sus cuerpos se separaron de manera quejumbrosa.

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