—¿Señorita? —sin respuesta—. Señorita Cristal, ya está listo su cabello, señorita.
La voz de la mucama me trajo de vuelta. Tras aquel largo baño y ver frente al espejo las heridas de este cuerpo, principalmente en las piernas, que debían ser ocultadas por orden de la duquesa, no podía dejar de preguntarme por qué la antigua dueña de este cuerpo jamás se rebeló o intentó huir.
Después de tantos maltratos, comprendí que este cuerpo estaba entrenado para resistir el dolor. Heridas que inmovilizarían a una dama común, Cristal las sobrellevaba con aparente normalidad. Controlaba el temblor de sus piernas al caminar, aunque no tuviera fuerzas. Sin embargo, cada vez que sentía miedo, su estómago se contraía y la garganta se cerraba. El corazón se le aceleraba, pero no podía sentir nada más allá de una profunda y constante tristeza.
El sufrimiento de esta joven no era diferente al de un esclavo. Al levantar la vista hacia el espejo, vi con claridad el reflejo de una niña con la piel tan blanca que cada marca resaltaba sobre ella. Su cabello rojo, ahora limpio, ardía como llamas vivas; sus ojos azules, secos como orbes sin lágrimas. Y pese a la cicatriz que cruzaba su ceja derecha, seguía teniendo un rostro fino y encantador.
—Señorita, ¿cuál de estos vestidos le gustaría usar?
La chica sostenía dos vestidos de manga larga, falda hasta el suelo y cuello alto. Cubrían todo el cuerpo, a excepción del rostro y las manos. Los colores eran apagados, carentes de vida... exactamente como los que Cristal solía usar en la historia original.
—Emily, ¿no tengo más vestidos?
—¿E-eh? —la expresión de la joven se congeló, atónita—. S-sí, claro que sí, señorita. Su padre siempre se asegura de traerle vestidos hermosos y regalos en cada viaje —dijo con tono decidido, como defendiendo al duque—. P-pero la señora duquesa… —titubeó— suele confiscar las cosas costosas que le envía.
Tal como sospechaba. El estilo sobrecargado y lujoso de la duquesa tenía que financiarse de algún lado, y qué mejor que del bolsillo de Cristal.
—¿Entonces aún tengo vestidos en mi ropero?
—S-sí, así es, señorita. —Pareció dudar—. ¿Le gustaría que...?
—Sí. Me gustaría vestir algo azul. ¿Podrías buscar algo que cubra mis piernas?
—¡Sí! ¡Definitivamente, señorita!
—Ah, también busca algo simple, como un colgante ligero. —Sonreí al ver la emoción que iluminó el rostro de Emily. Sus ojos incluso se cristalizaron por un instante—. Y dejaré mi cabello suelto hoy.
Mientras acomodaba unos mechones sueltos, usé el espejo para observar la expresión de Emily a mi espalda: estaba emocionada.
—Por favor, date prisa. Estoy ansiosa por ver a mi padre.
—¡Sí, mi señorita!
---
—Mi señorita… se ve… hermosa. Es la más hermosa de todas. Su cabello rojo resalta sobre su piel, y ese vestido le asienta muy bien.
El vestido elegido era sencillo. Sin aro, sin volantes, sin joyas grandes ni detalles extravagantes. No tenía mangas ni cuello alto. Muy diferente a lo que solían usar las mujeres nobles de esta mansión. Tenía un escote leve en la parte delantera y un amarre delicado en la espalda. Se ceñía al cuerpo hasta la cintura, desde donde la falda caía suelta en suaves ondas. Era de un tono azul cielo, acompañado por unas zapatillas simples y un colgante con un pequeño rubí.
Emily había dado algo de volumen a mi cabello y había hecho un buen trabajo ocultando con maquillaje los rastros de los moretones. Pero dejó visible la cicatriz sobre mi ceja derecha, como un sello imborrable de lo vivido.
—Gracias, Emily. Hiciste un gran trabajo.
«Toc, toc, toc»
—Señorita, el duque Lawnig ha llegado. Debe bajar a recibirlo. Viene acompañado…
—Está bien. Saldré enseguida.
—Mi señorita… —Emily parecía algo nerviosa—. No se preocupe por nada. Todo saldrá bien.
Sonreí. Quizá este mundo no fuera tan cruel como parecía. Tal vez podía encontrar personas de mi lado. Tal vez… incluso una amiga.
—Gracias, Emily.
«Empecemos por cambiar este encuentro. De pequeños actos… a grandes acciones.»
---
Al salir, la escena era clara. En el patio, dos carruajes. Uno llevaba la insignia de la familia Lawnig; el otro, sin insignia, despertaba mi curiosidad. Un grupo reducido de hombres a caballo, claramente caballeros, y un mayordomo de aspecto peculiar.
A lo lejos, podía distinguir al hombre que llevaba la autoridad sobre estos muros. Alto, de presencia imponente, su elegancia desmentía la edad que marcaban sus cabellos negros salpicados de gris. Sus ojos rasgados eran de un azul profundo, y su porte majestuoso era inconfundible: Samir Lawnig, el duque… mi padre.
Frente a él, los miembros de su familia aguardaban en una fila ordenada: al centro, la Duquesa Lawnig; a su derecha, su hijo mayor del primer matrimonio, Eleonoro Lawnig, de cabello rubio y ojos cafés. Aunque de físico destacado, era más tonto que una mula de carga. A su lado, Kasir Lawnig, mi hermano mayor de sangre, con cabello negro y ojos grises, mucho más inteligente que el anterior. Al otro lado de la duquesa, estaba Vanessa Lawnig, ojos castaños, cabello negro y corto. Su belleza era delicada… y tan recargada como su madre. Entre ella y la duquesa debía estar yo, pero no había ni siquiera un espacio reservado.
Observaban la llegada de los acompañantes del duque: nobles y emisarios cuyos trajes apestaban a lujo innecesario. Al hacer mi aparición, la mirada de la duquesa fue como una amenaza silenciosa, casi capaz de convertirme en cenizas. Vanessa y Eleonoro abrieron los ojos con asombro, y Kasir me lanzó una mirada punzante. Aun así, ignoré cada una de sus reacciones.
Caminé con paso firme hacia el frente, deslizándome entre ellos, ocupando el lugar que por derecho me correspondía como hija mayor. Los ojos azules del duque se posaron en mí. Me incliné con una reverencia serena.
—Saludos al señor de la casa, el Duque Lawnig, y a sus distinguidos invitados. Esta es la hija mayor… Cristal Lawnig.
Volví a erguirme. En los ojos del duque, por primera vez en mucho tiempo, se reflejó algo que nadie había descrito en las páginas del libro original: una mezcla de alivio… y confusión.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 48 Episodes
Comments
Olga L. Rozo
cómo le iba a estar confundido si la tenían minimizada la hicieron prácticamente nada
2025-04-08
0
maiy medina
No entendí, Kasir si es su hermano de sangre?
2025-05-25
0
Mary Montilla
Que espera tan desesperante 🙄😬😬😬
2025-03-24
0