Despertando a la realidad

Holly   

 

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Me senté en la cama de Louis cómo él me había indicado. Lo vi desaparecer por unos segundos antes de regresar con una toallita blanca húmeda. Se sentó a mi lado maldiciendo en voz baja mientras limpiaba mi labio inferior. Lo sentía hinchado, aun así, no dolía. Me quedé viendo a Louis apretar los labios al tiempo que me limpiaba el cuello. De seguro la sangre se había corrido un poco, bien dicen que la sangre es escandalosa. La toallita se detuvo cerca de mi pecho y lo vi aguantar la respiración. Su vista no se apartaba de mí, o, bueno, de mis pechos. Con un suspiro levantó sus sorprendentes ojos grises. Eran hermosos. Papá siempre decía que eran la copia de los de su padre. Le lancé una mirada antes de decirle. 

—Gracias. —No podía articular nada sin ponerme a llorar. 

—¿Vas a contarme desde cuándo viene esto? —Su voz sonaba fuerte, llena de enojo. Estaba molesto y eso era bastante obvio. Quería mentirle, decirle que lo que vio no era verdad. Pero también quería contarle a alguien, quería pedir ayuda. 

—No sé de qué estás hablando. —Dios, esta si no se la iba a tomar bien. 

—Sabes perfectamente de lo que estoy hablando, Sisi. ¿Desde cuándo ese hijo de puta te pega? 

—No me… 

—¡No soy estúpido, Hol! —Louis tiró la toallita al suelo causando que todo mi mundo colisionara en ese momento. Nunca lo había visto comportarse de ese modo. Él era el más tranquilo. 

—Un año… —dije sin verlo a los ojos. No podía creer que lo había dicho. Mi voz sonó casi como un susurro. Tan bajo que pensé no lo había escuchado. 

Louis maldijo en voz alta enseñándome lo molesto que estaba, se giró a toda velocidad pateando la silla de su escritorio. Esta salió volando cayendo al otro extremo de la habitación. No me di cuenta en qué momento salí corriendo a la esquina de la habitación, me hice una bolita y empecé a suplicar. 

—¡Oh, Dios! Por favor, no me pegues. Prometo que seré buena, lo prometo. Lamento haberte hecho enojar, lo siento. — Estaba llorando. Muerta del pánico. No quería que me pegara. Dios, no hoy. 

—¿Qué? —Louis parecía sorprendido—. Yo no… Dios, Hol, no. 

Corrió a mi lado agachándose para ver qué me pasaba. Estiré mis manos para detenerlo. No quería que me hiciera daño, no podría aguantar a dos personas pegándome. En lugar de ver furia como la veía en Adam, veía esos ojos grises llenos de preocupación. Sus ojos se llenaron de lágrimas al verme temblar, llorar y rogarle que se alejara. No lo hizo. Se acercó más hasta tenerme en sus brazos. Me apretó con fuerza y dejó que llorara todo lo que quería. Estaba frustrada por todo. Quizá tenía más problemas de los que me imaginaba. 

Louis jamás me haría daño, él me amaba. Al mismo tiempo, nunca pensé que Adam fuera capaz y aun así me agredió y me hizo daño. Realmente estaba mal todo esto y no quería aceptarlo. 

—Ven aquí, princesa. —Me tomó en brazos llevándome hasta su cama. Con una mano logró quitar el cubrecama, ponerme encima y secarme las lágrimas. Estaba demasiado asustada para reaccionar de alguna manera. 

Lo vi caminar hasta su clóset, lo perdí de vista unos segundos antes de que regresara solo con un pantalón de dormir. Su pecho descubierto me dejó sin habla. Era tan perfecto. Me obligué a ver a otro lugar, si seguía viéndolo de ese modo nada bueno traería. Sentados a mi lado, me ayudó con mis zapatos y mi vestido. Me indicó que levantara las manos, pero me lo pensé unos segundos antes de obedecer. No quería que me viera desnuda. 

El cariño con el que me veía, la ternura de sus manos recorriendo mi piel era demasiado increíble para negarme. Levanté los brazos para dejar que me quitara el vestido. No recordaba que el vestido era tan pegado que el sostén no era necesario. Me di cuenta de ese detalle cuando un gruñido salió desde lo más profundo de su garganta. 

—Oh… —solté, dándome cuenta de lo estúpida que había sido—. Lo lamento, no recordaba… 

—Está bien, Sisi. No pasa nada. Levanta las manos y deja que te ponga mi camisa. 

Antes de levantar las manos, Lou recorrió su mano por mi dorso, pasando las manos en los chupones que había en mis pechos. Adam era demasiado violento y mis pechos daban fe de eso. No pensé en la pena que Louis sentía por mí, su tacto era tan embriagador que lo único que hice fue gemir. Los ojos de mi primo se clavaron en los míos. Estaban llenos de hambre, deseo… Lo estaba viendo todo mal. Él no podía desearme. No de esa manera. Levantando los brazos para dejar que me colocara su camisa, ignoré lo que pasaba y sentía. La camisa se deslizó por todo mi cuerpo mandando una corriente erótica por todo mi ser. Algo muy dentro de mí se estaba formando. Las imágenes de cómo tomaba a Tammy en esa pérgola se repetían una y otra y otra vez. Era excitante. 

Louis se alejó por la puerta dejándome completamente sola, un pánico puro invadió mis venas pensando qué le contaría a mis padres. Estaba a segundos de ponerme de pie y rogarle por mi vida que no dijera nada, pero a los segundos regresó con un vaso de agua y una pastilla. 

—Tómate esta pastilla. Esa mierda te va a doler bastante mañana. 

Haciéndole caso, me tomé la pastilla y el vaso completo de agua. Ya estaba empezando a sentir el dolor, pero me negaba a pensar en él. Esta vez Adam si se había pasado. Louis se acomodó a mi lado llevando el cubrecama con él. Me acomodé en su pecho, sintiendo en mi mejilla las palpitaciones de su corazón. 

Todo miedo, inseguridad, tristeza y lo que sea que estuviera sintiendo se fue esfumando poco a poco. Realmente estaba metida en un gran problema del que no sabía salir. 

—Te vuelve a tocar y lo mato, Sisi —dijo, sobando mi espalda. 

—Prométeme que no le dirás a nadie —dije y retuve mis lágrimas. 

—No, lo lamento. Esto es una enfermedad. No puedes dejar… —no lo dejé terminar. Me senté para poder verlo bien. 

—Es una etapa. Lo prometo. No volverá a pasar. No puedes hacernos esto, si dices algo esto se arruinará y… Y lo amo, Lou, juro que siento muchísimo por él. 

—Eso no justifica que te pegue. Merece estar en la cárcel por eso y lo sabes muy bien. 

—Una oportunidad. Te prometo que si vuelve a tocarme tú le pondrás un alto. 

—¿Y cómo diablos lo voy a saber? Pasé un año sin saber lo que estaba pasando, Hol. ¿A qué punto tiene que llegar para que pare y abras los ojos? Esto está mal. —Louis se sentó para verme mejor. 

—Te prometo que te lo diré a ti. —Tomé su mano—. Lo prometo. 

Louis no parecía convencido. Algo en todo esto no le gustaba y podía verlo en sus ojos. Haciéndome señas para que regresara a sus brazos, me dejé caer en la comodidad de su cariño. No era la primera vez que dormíamos juntos. Pero sí la primera en la que Rees no estaba en medio de los dos. 

Nunca lo vi como algo erótico hasta que lo vi tomando a Tammy esta noche. Nunca había pensado en Louis como estaba pensando ahora. ¡Dios! Esto si era demasiado jodido para mi sistema. No podía darme el lujo de pensar así de él, literalmente crecimos juntos. 

—Me viste hoy… ¿No es así? —preguntó Louis muy serio. ¿Qué podía decirle? No quería hablar de eso. 

—Amm, si te dijera que sí. ¿Te enojarías? 

—Depende de si te gusto lo que viste o no. —Lo vi sonreír de una manera pícara. 

Él sabía que sí me había gustado. Maldito presumido. Me encogí de hombros como si no quisiera darle importancia. Regresé a su pecho recostándome una vez más. No quería apartar mi cara de ahí. Quizá sería la primera y última vez que estuviéramos de ese modo. 

No quería dormir, pero al parecer la pastilla tenía algún efecto en mí. Empecé a cerrar los ojos soltando un bostezo profundo. No podía contenerme. Los brazos de Louis se apretaron a mí alrededor al tiempo que besaba mi frente. 

—Dulces sueños, princesa. —Con esas últimas palabras, me quedé dormida en el último cielo de Louis. Así de estúpida la idea. 

 

 

 

Calor. Demasiado calor. Me removí un poco sintiendo cómo todo encajaba de regreso. Mierda, estoy en el pecho de Louis. Abrí los ojos cayendo en cuenta de que así era. Me levanté sin apartar la vista de Louis, haciéndome poco a poco para atrás. De pronto, escuché a alguien aclararse la garganta a mis espaldas, eso me hizo dar un salto de campeonato que hizo que un grito agudo se escapara de mi garganta. Vi a Louis despertarse como si una bomba hubiera estallado a su lado. 

Me di la vuelta y mi hermano estaba ahí, sentado en la silla cerca de la ventana que estaba cerrada con unas cortinas azul marino. Este me dio una muy mala mirada. 

—Mierda, Rees, me asustaste. 

—Sí, bueno… De eso ya me di cuenta. ¿Qué diablos hacen abrazados de ese modo? 

Louis soltó una carcajada al tiempo que salía de la cama para ir al baño. Se excusó unos segundos antes de regresar secándose la cara. Mi hermano seguía viendo a Louis como si tratara de unir algunos cabos sueltos. Al parecer le costaba pensar al igual que a mí, no quitaba la cara de idiota. 

—¿Vas a empezar a hablar? —preguntó mi hermano a Louis—. Necesito saber ¿por qué le diste una paliza a Adam? Y, además, Hol… ¿Qué te pasó en el labio? Si me dicen que ese idiota le hizo algo a mi hermanita juro por mi vida que tendrá más que una nariz rota. 

No, oh, no. Me giré para ver a Louis lanzarme una mirada antes de regresar a mi hermano que estaba de brazos cruzados con la vista perdida en Louis. Rees me conocía muy bien. Sabía que algo estaba mal. Tenía el labio partido, eso era seguro, pero no sabía cómo tenía el resto de la cara. ¿Tenía marcas? Esto es grave.  —Hol se tropezó y ese idiota lo permitió. 

—¿Qué? —Rees giró para verme. Frunció el ceño regresando a Lou—. ¿Por eso tiene el labio hinchado? ¿En serio? 

—Sí —respondí antes que Louis. No quería que mintiera por mí—. Mucha margarita. 

—¿Qué tiene que ver el idiota en todo esto? 

¡Genial! Rees no se estaba tragando absolutamente nada de nada de lo que estábamos diciendo. Era de esperarse, por más que quisiera que mi hermano fuera un poco más idiota de vez en cuando, no lo era. Ese tipo era una bestia para todo. El gimnasio, las chicas, los estudios y para la mierda lógica. Definitivamente no parecía mi maldito hermano gemelo. ¿Cómo puede ser mucho más inteligente que yo? 

—Ella se cayó al suelo. El idiota la observó antes de pararla. No pude resistirme y le pegué por idiota. Si la hubiera sostenido bien, nada hubiera pasado. Se lo merecía. 

Mi hermano se lo examinó unos minutos antes de asentir con la cabeza. Louis le había mentido a su mejor amigo por mí. Pero qué basura de persona me estaba sintiendo. No me gustaba que entre ellos hubiera secretos, nunca los había habido. Observé a Rees unos minutos indicándome que tía Mary estaba abajo con mamá. Desayunaríamos todos juntos. 

Pensé que mi hermano se quedaría a esperarnos, pero al momento que salí del baño con la cara lavada y los pantalones de Louis puesto, no encontré a mi hermano, solo a Louis sentado en la cama con una camisa blanca pegada. Su cabello corto era todo un desastre. Al momento que nuestras miradas se cruzaron pensé en sonreírle, pero algo en su mirada me frenó de hacerlo. 

—Lo digo en serio, Hol —dijo acercándose—. Tú y yo vamos a trabajar en esta mierda. No estoy dispuesto a que ese idiota te vuelva a poner una mano encima. Eres como mi hermanita y voy a protegerte hasta el último maldito día de mi vida. ¿Está claro? 

Asentí con la cabeza incapaz de decir absolutamente nada. Una parte de mí que no conocía se rompió en ese momento. Le importaba a alguien, no estaba sola y Adam no iba a volver a levantarme la mano ahora que Lou lo sabía, tampoco sabía si volvería a tener novio después de esto y por ahora no me importa no tenerlo. Otra parte de mí se rompió al escuchar a Louis decirme hermanita, en estos momentos no quería ser su hermanita. 

—Tengo miedo —admití. Si me hubieran dicho que esto era mucho más fácil de lo que sonaba, lo hubiera dicho hace mucho tiempo atrás—. Estoy asustada, muy asustada. 

—No tienes de qué estar asustada, por eso estoy aquí, Sisi. Para apoyarte a salir de esto. No estás sola. Recuerda eso. Siempre. Yo estoy aquí. 

Y por primera vez en toda mi vida quise besarlo. Quise enredar mis manos en su cabeza cómo lo hacía Tammy ayer, quise enrollar mis piernas en su cadera y rogar para que intensificara la acción. Lo quería dentro y eso estaba mal. Se suponía que era mi hermano, no de sangre, aunque sí nos habíamos criado juntos. Que mente más depravada la que estaba teniendo. 

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Comments

Eleonor Baker

Eleonor Baker

Y con el olor de Tammy? 🤢Eso, que pienso que están enamorados estos dos y verlo con Tammy no fue lindo, por eso está con el otro hdp

2024-05-03

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