...

A la hora del desayuno, Rio intenta ayudar a las cocineras, pues su esposo no demora en partir para el aeropuerto, pero todas le niegan la ayuda, pues no quieren que una 'cualquiera', que fue como la llamaron en voz baja, esté a sus alrededores, degradada e humillada, Rio vuelve con expresión seria y deseando jamás haber aceptado casarse, luego ve a su esposo dejarse acomodar la corbata de su secretaria, y con un impulso inexplicable de celos, se acerca y le aparta la mano fingiendo delicadeza pero dejando marcas en esta, termina de acomodarle la corbata y lo jala suavemente para darle un beso en los labios, voltea a ver a la chica y le pide que la siga, según sus palabras, quiere que se lleve un detalle por él, lo cual es mentira, ya que la encierra en su habitación sin que ella se dé cuenta y la acerca a la ventana para luego susurrar con una sonrisa en los labios.

- Eres una secretaria muy bonita, pero no se te olvide que él está casado... - la voltea a ver con una sonrisa mucho más amplia - no quisieras ver tu cadáver - señala el suelo fuera de la ventana y luego apunta hasta donde Figus, su lobo mascota quien deambula sin llamar la atención - allá. Figus es bueno comiendo huesos, y tú eres tan delgada y perfecta para el.

Vuelven a bajar las escaleras, está vez la secretaria pálida y temblorosa, mientras que Rio sonríe, le vuelve a dar un beso a Issey, para luego salir junto a Zak al patio trasero.

- ¿Qué le hiciste?

- Uf, agradece que no le hice nada, solo la asusté... fue fácil.

- Eres un demonio con cara de ángel Rio - la observa directamente a los ojos -, de eso no tengo duda.

Suspira, lo observa más profundo y con una sonrisa sincera da por terminada la charla.

- Nunca dije que fuera un ángel.

Sin prestar más atención, comienza a mover los jarrones con plantas de plástico a una carretilla que encontró no muy lejos del lugar, al escuchar el auto partir, vuelve a suspirar y con una sonrisa le dice a un desequilibrado Zak.

- Tú hermano me gusta... eso no tienes que dudarlo, por cierto, si cargas los jarrones en ambas manos te resultará más fácil, en vez hacer malabares con ellos.

- Perdón - hace lo que Rio le dice y suspira ruidosamente al ver que si funcionó -, sé que te gusta, no la hubieras amenazado si no fuera así, pero... si sabes que si él se hubiera casado con tu mejor amiga, no estarías aquí, ¿verdad?

Sonríe con burla para luego suspirar nuevamente y con tristeza decir.

- Entonces no me hubiera enamorado de él... No soy ese tipo de amiga Zak, además, yo sé que a tú hermano le tomara tiempo quererme... y lo conseguiré.

- ¡Ja!... Sí, suerte.

- Gracias... ahora vamos, que estos jarrones no se mueven solos.

Terminan de mover todos los jarrones al sótano, para luego dirigirse cada quien a sus habitaciones a cambiarse y salir en el auto de Zak a comprar flores reales, estando en el centro, la señora Lu, quien se encarga por órdenes de Rio de llevar flores al hospital Frow, los atiende con una sonrisa y le enseña a Rio las variedades de flores que carga, pero al solo querer rosas, Zak le pide que compre gardenias y girasoles, también le pide que compre algunas semillas, pues quiere ver qué tan persistente y cuidadosa es Rio y así confirmar con certeza, que va enserio con su hermano, ella acepta sin protestar y compra semillas de todas las flores más hermosas de la tienda, inclusive las que ponen a los costados de la bandera de Seattle.

Estando en el centro, comprando algunos cuadernos para su nuevo semestre, y cajas llenas de hojas para no tener que salir a imprimir lejos de casa, escuchan un pequeño maullido no muy lejos de donde están, Rio voltea justo cuando ve como motos y carros pasan casi aplastando le la cabeza al gatico de pelo negro que solo busca cruzar al otro lado, donde una gata de hermoso pelaje blanco espera y trata tambien de cruzar; Zak, voltea a ver a Rio, pero no la encuentra, hasta que escucha un fuerte frenazo a sus espaldas, voltea con miedo, pálido y rogando de que no sea por Rio que ese auto freno así, para su desgracia, si fue por Rio, pues en frente del auto se encuentra una tirada y sorprendida pero a la vez sonriente Rio, Zak suelta todo lo que carga que para su fortuna no es de vidrio y se acerca con pavor a Rio, quien ya se había levantado para agarrar a la gata junto a otros tres gaticos más que salieron del alcantarillado.

- ¡Vas a matarme!, ahora entiendo el porqué tu amiga me pidió que te agarrara fuertemente cuando saliéramos a comprar.

Se ríe apenada mientras sujeta a los gatos y cruza la calle, dónde aún, un sorprendido pero pálido señor agarra con fuerza el volante, cruzan por enfrente del auto del señor y Rio sonríe a manera de agradecimiento, vuelven a tomar las cosas que Zak tiro y se dirigen aún refugio para animalitos, no sin antes llevarlos al veterinario.

Volviendo a casa, dónde aún el corazón de Zak no se tranquiliza, Rio se acuerda de los postres que preparo y frunciendo los labios susurra.

- No se lo dí...

- ¿Qué no le diste a quién? - pregunta confundido.

- El postre... ¿Quieres?

- Si me das, claro.

Disfruta en silencio del postre de Rio, para luego darse cuenta que ella no le ha dado ni una mordida, solo lo revuelve pensativa mente, carraspea para llamar su atención pero no lo logra, extiende su mano para tomar el postre de ella, que si no fuera por lo rápido que la movió, la cuchara que ahora está incrustada en la mesa le hubiera vuelto la mano papilla.

- ¡Rio! - regaña entre sorprendido y aterrado.

Sale de su trance y algunas lágrimas brotan de sus ojos al darse cuenta de lo que estuvo apunto de hacer, poniéndose tan pálida y temblorosa se levanta y corre fuera de la mansión buscando refugio en lo profundo del bosque.

- ¿Qué sucede? - se pregunta aún más confundido Zak.

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