Al abrir los ojos se encontró en un extraño lugar con olor a medicina. Arrugó la nariz. No le dio tiempo a pensar mucho porque escuchó el ruido de una silla al ser arrastrada y así allí dirigió la mirada. Era uno de sus amigos.
- ¿Cómo éstas? - Pregunto el con preocupación.
- Dolorida y con ganas de marcharme de aquí - Se reacómodo en la camilla para tener una posición más relajada - ¿Dónde están los demás? -.
El desvío la mirada, sus labios se habían vuelto una fina línea. Su respiración se volvió más pesada. Parecía contener su enojo.
- ¿Pasa algo? - ¿Porque tenía un mal presentimiento? Como si fuese ocurrir una catástrofe.
Él volvió a mirarla, su expresión se suavizo. Tomo sus manos.
- Digan lo que digan, no tienes que cargar con una culpa que no pertenece a nadie, solo estuvimos en el lugar incorrecto, en la hora equivocada, ¿comprendes? -.
- ¿Qué quieres decir? - Se estaba comenzando a inquietar.
- Los demás te culpan, de lo que pasó - Dijo cómo si intentará no querer decirlo.
- ¿Acaso me están culpando de la muerte? - Una risa histérica comenzó a dominarla y su voz agudizó - Malditos hijos de.... Por qué no me lo dicen a la cara, yo que iba a saber que nos iba a salir una anaconda en el lugar que sugerí. ¿Cómo iba a saber que algo así sucedería ?...
Las lágrimas resbalaron por sus mejillas. Se soltó para intentar limpiarlas, pero ellas seguían brotando sin parar. Sus hombros estremecieron en un llanto.
Sentía irá y enojo porque la creyeran culpable, además de tristeza por la pérdida de su amigo. A ella le dolía más de esa muerte por qué aquél le gustaba demasiado.
- Cálmate, cálmate, por eso no quería contarte. No me gusta verte así - Posó una de sus manos en su hombro para reconfortarla.
- Son unos idiotas. La que más sufre soy yo. Estaba ahí, a su lado, ni siquiera alcancé a tocarlo, y esa. . . esa... anaconda se lo tragó - Su nariz comenzaba a escurrir.
- Lo sé, yo también lo vi. No podía hacer nada, o también hubiera tenido el mismo fin - Se veía decaído.
- ¿Por qué tuvo que acercarse? Pudo salvarse y dejarme. . .-.
- No digas eso, pudiste morir también, tuviste suerte de que te dejará - Su voz reflejo molestia.
- Parecía ir por mí desde el principio, me estaba persiguiendo - Entonces recordó algo - No parecía tener intención de querer matarme -.
- ¿Cómo puedes estar segura?Te tenía atrapada. Podrías estar alucinando -.
- No, no iba a matarme - La seguridad le hizo afirmar.
Entonces se quebró, porque su amor pudo salvarse si no fuera por ella. Ya no pudo hablar más, solo se sumió en un profundo llanto que no paro hasta quedar dormida.
El chico estuvo a su lado en todo momento, cuando al fin ella se durmió, salió del hospital y fue hacia el lugar donde se hospedaba con sus amigos.
Al llegar la ira lo invadió, porque al empujar la puerta semi abierta, se encontró con que los tres estaban haciendo las maletas.
- Se van a largar sin decirnos - Dijo a los otros, sobresaltandolos.
- ¿Por qué íbamos a quedarnos? - Era uno de los chicos.
- Ella no merece nuestra amistad, fue la culpable todo - Dijo el otro.
- ¿Están locos? ¿qué les pasa? Dejen de decir estupideces -.
- Si ella no nos hubiese traído a este lugar nada de esto hubiera sucedido - Habló la chica acercándose a él.
- Ella no nos obligó, solo lo sugirió, ¿Por qué la toman con ella? Lo que están diciendo se me hace injusto -.
- Injusto que nuestro amigo haya muerto - Uno de ellos acercó con su maleta.
- Posiblemente hubiésemos corrido con la misma suerte si aquel animal no se hubiese largado - Apoyo uno de ellos.
- Volví porque pensé que lo habían pensado mejor y cambiado de opinión, pero ya veo que no - Dijo con rabia.
- La que debe meditar lo que pasó es ella - Escupió el chico.
- ¿Qué estás diciendo? - Apretó los puños.
- Ella dejó que nuestro amigo muriera - Gimoteo las chica.
- Es una asesina. . . - No pudo decir nada más.
Esa palabra le hizo lanzarse un golpe a la cara a ese que creyó su amigo. Había perdido la compostura por completo. El otro quiso defender al que había quedado en el piso, pero igual recibió un empujón, entonces la pelea se armó.
Eran dos contra uno.
- Basta, basta, no se peleen - Gritaba la chica - Ella es la culpable, no tienen porqué pelearse entre ustedes-.
Eso solo sirvió para que el chico redoblará sus golpes porque entendió quién era la que estaba influenciando a los otros dos tontos. Aunque sintió dolor por los golpes no paro, ni aunque uno de sus ojos se nubló por la sangre que goteaba.
Al final solo él quedó de pie. Al salir por la puerta miro a la chica.
- No me gustan las chicas venenosas y odiosas cómo tu. Deja de sembrar discordia. Ella no es culpable de nada - La dejó parada al lado de la puerta y se alejo para siempre de esa gente sin cerebro.
Los tres se marcharon sin despedirse cómo se esperaba. No le importó. No quería verlos cerca de ella si iban a culparla. Menos a la otra chica que se empeñaba en crucificarla. ¿Qué diablos tenía en la cabeza?
Lo único que consiguió en esa pelea fue un corte en el ojo, un hombro dislocado y un montón de moretones y una cama lado de su amiga, quién no supo si llorar o reír por su aspecto.
Cuando ella lo vio quiso saber que le había pasado. Él no quiso decirlo, pero a leguas se podía sentir su enojo.
Durante el tiempo de su recuperación, todo aquel que se acercaba salía huyendo de inmediato por su forma de contestar, las enfermeras ya no querían ver a ese chico a pesar de su atractivo, que las atrajo en un principio.
Ella se salvó por ser su amiga, a quién seguía tratando de forma amable y protectora. Ahora solo lo tenía a él o eso creía, porque su vida iba a seguir cambiando.
Ambos regresaron días después a su ciudad para asistir al funeral ficticio de su amigo pues no había nada con que hacer la velación.
El no le permitió en ese momento acercarse a esos amigos por temor a que la hirieran con sus palabras. Si los golpes no eran suficientes para hacerlos entrar en cordura nada lo iba a ser, menos al lado de una chica manipuladora como aquella.
Días después el chico apareció con una noticia inesperada, para ambos, pues nunca pensó que le ocurrirá a él.
- Voy a marcharme - Le dijo bajo un árbol al lado de su edificio.
- ¿Cuánto vuelves? - Pregunto ella pensando que era solo por unos días.
- Yo . . .no creo volver - Hablo con pesar el joven - Es un compromiso familiar del cual no puedo huir -.
- ¿No te estás alejando de mí verdad? ¿No piensas que soy una asesina, por eso te vas? - Las lágrimas aparecieron en esos preciosos ojos oscuros.
- Claro que no, siempre serás mi amiga o lo que me dejes ser - En sus ojos se podía ver un brillo especial.
- Bueno, amigos está bien - Ella dejó de llorar. No podía sustituir tan rápido a su amor desaparecido - Cuídate y escribe si puedes -.
- No sé si pueda, a dónde voy no llega la modernidad - Dijo seriamente.
- ¿Que tu familia vive debajo de las piedras? - Estaba tomándole el pelo.
- Algo así - El chico guapo de ojos lilas y mirada irreal, sonrío.
Él también se había enamorado de ella, ahora tenía que irse sin saber si la volvería a ver.
:/
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