Despertó tras escuchar que alguien le hablaba al oído, por lo que miró a su alrededor en busca del causante de que se su sueño se viera interrumpido; sin embargo, lo que vio la dejó sin palabras. Era un enorme cuarto cerrado llena de literas de por lo menor 5 pisos de alto, estaban rodeando ese lugar en media luna dejando el centro vacío a la vez que lo hacían con lo que parecía ser la entrada principal.
¿𝐐𝐮𝐞́ 𝐝𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨𝐬 𝐞𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐨? —murmuró intentando bajar notando que ella era la que estaba al final de todas las camas en la litera que estaba. Con cuidado fue bajando por un lado gracias a las escaleras que había.
Los demás iban bajando también de sus respectivas camas, unos más confundidos que otros pero a fin de cuentas estaban en la misma situación.
En cuanto todos estuvieron al centro de la habitación sonó algo similar a una campana, por lo que confundidos miraron hacia el techo viendo lo altos que eran, demasiados como para siquiera imaginar en alcanzarlo con sus propias manos.
Parlante
𝐒𝐞𝐚𝐧 𝐛𝐢𝐞𝐧𝐯𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐚 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐢𝐧𝐬𝐭𝐚𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬, 𝐠𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐬𝐮 𝐩𝐚𝐜𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚. 𝐀 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐬𝐞 𝐥𝐞𝐬 𝐞𝐱𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐫𝐚́𝐧 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚𝐬 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚𝐬 𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐞𝐳𝐜𝐚𝐧 𝐚 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐜𝐮𝐢𝐝𝐚𝐝𝐨.
La puerta principal se abrió dejando a la vista a un grupo de personajes con traje rojo brillante y una máscara negra con una figura dibujada en color blanco.
𝐏𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚: 𝐮𝐬𝐭𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐧𝐨 𝐚𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐫𝐚́𝐧 𝐧𝐢𝐧𝐠𝐮́𝐧 𝐭𝐢𝐩𝐨 𝐝𝐞 𝐯𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬, 𝐝𝐞 𝐥𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐬𝐞𝐫𝐚́𝐧 𝐞𝐥𝐢𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨𝐬.
𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐚 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚: 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐨𝐛𝐞𝐝𝐞𝐜𝐞𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐨𝐫𝐝𝐞𝐧 𝐝𝐢𝐫𝐞𝐜𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐞𝐦𝐩𝐥𝐞𝐚𝐝𝐨𝐬.
𝐓𝐞𝐫𝐜𝐞𝐫𝐚 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚: 𝐠𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐮𝐥𝐬𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐮𝐬𝐭𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐭𝐫𝐚𝐞𝐧 𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐬𝐮𝐬 𝐦𝐮𝐧̃𝐞𝐜𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐫𝐞𝐜𝐡𝐚𝐬 𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐨𝐝𝐫𝐚́𝐧 𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬𝐞 𝐦𝐮𝐭𝐮𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐲 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞𝐯𝐢𝐯𝐢𝐫 𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐬𝐢𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐩𝐫𝐮𝐞𝐛𝐚𝐬, 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐨 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨, 𝐧𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐧 𝐩𝐞𝐫𝐦𝐢𝐭𝐢𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐭𝐚́𝐫𝐬𝐞𝐥𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐥 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐢𝐧𝐝𝐞𝐭𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞𝐧 𝐚𝐪𝐮𝐢́.
𝐂𝐮𝐚𝐫𝐭𝐚 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚: 𝐠𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐚 𝐥𝐚 𝐭𝐞𝐜𝐧𝐨𝐥𝐨𝐠𝐢́𝐚 𝐚𝐝𝐪𝐮𝐢𝐫𝐢𝐝𝐚, 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐮𝐥𝐬𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐥𝐞𝐯𝐚𝐧 𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐥𝐞𝐬 𝐡𝐚 𝐨𝐭𝐨𝐫𝐠𝐚𝐝𝐨 𝐮𝐧 "𝐝𝐨𝐧"; 𝐬𝐢𝐧 𝐞𝐦𝐛𝐚𝐫𝐠𝐨, 𝐜𝐨𝐧 𝐞𝐬𝐞 𝐝𝐨𝐧 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞𝐧 𝐡𝐞𝐫𝐢𝐫 𝐚 𝐧𝐢𝐧𝐠𝐮𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐞𝐦𝐩𝐥𝐞𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐨 𝐬𝐞𝐫𝐚́𝐧 𝐞𝐥𝐢𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨𝐬.
𝐐𝐮𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚: 𝐧𝐨 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐞𝐧 𝐝𝐢𝐯𝐞𝐫𝐭𝐢𝐫𝐬𝐞.
Algo dudosos fueron pasando entre las filas tomando sus respectivos alimentos, aunque en realidad no eran algo tan llamativo o lujoso como se lo imaginaron pero era mejor que nada.
Daniela
𝐔𝐧 𝐬𝐢𝐦𝐩𝐥𝐞 𝐩𝐚𝐧 𝐲 𝐲𝐨𝐠𝐮𝐫𝐭 —susurró viendo a algunos participantes con algo de duda hasta que fue su turno en una fila, por lo que solo estiró sus manos esperando a que le dieran de comer.
no. 58
Por unos breves instantes se quedó en completo silencio viéndola, seguido de observar a los demás jugadores, aunque no a todos sino a unos pocos.
𝐸𝑙 𝑗𝑒𝑓𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑔𝑢𝑠𝑡𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑖𝑐𝑢𝑙𝑎𝑟𝑒𝑠 —pensó entregándole algo similar a un desayuno a la chica, quien le sonrió mientras se iba de ahí contenta por recibir un pan.
Los participantes fueron pasando durante otros minutos para que al final los 632 jugadores tuvieran sus respectivos alimentos.
Comían en silencio absoluto mientras los círculos y el cuadrado los veían fijamente.
Algo similar a una compuerta se abrió en el techo dejando ver una enorme alcancía con forma de cerdo transparente y con luces en su interior, algo que evidentemente no pasó desapercibido para ningún participante.
Dinero, con esa palabra todos sus problemas serían resueltos, y si hablaba de dólares sería todavía mejor, no importaba de dónde vinieran la mayoría, el dólar era internacional y tenía un gran valor a nivel comercial así que de tan solo imaginar cuánto les podrían dar por un jugador. La vida humana no valía mil dólares, bien podrían ser miles o cientos así que era una gran ganancia para los jugadores.
Claro que iban a jugar con tan buen incentivo.
Daniela
Miraba la alcancía más que motivada, decían que el dinero hacía girar el mundo y era verdad, ya muchos estaban interesados en sus palabras solo por escuchar las palabras dinero y dólar.
Pero fuera de eso hubo otros detalles que le llamaron la atención. La primera era que todos eran de distintos países, por lo que se fijó en varios jugadores notando su respectiva bandera junto a su número de jugador.
La segunda cosa que le llamó la atención fue la pulsera, tenía la tecnología lo suficientemente avanzada como para traducir varios idiomas al mismo tiempo, aparte de que según la voz en el parlante la pulsera les había dado un "don" ¿Sería algo así como las películas de acción?
¡𝐃𝐢𝐬𝐜𝐮𝐥𝐩𝐞! —alzó la mano avanzando de inmediato hacia el cuadrado ante la vista de todos.— 𝐥𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐥𝐭𝐚𝐯𝐨𝐳 𝐝𝐢𝐣𝐨 "𝐝𝐨𝐧" ¿𝐀 𝐪𝐮𝐞́ 𝐝𝐨𝐧 𝐬𝐞 𝐫𝐞𝐟𝐢𝐞𝐫𝐞𝐧 𝐞𝐱𝐚𝐜𝐭𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞?
no. 12
No habló, se quedó en completo silencio haciendo enfadar poco a poco a la chica, quien iba apretando los puños pero según la voz no podían herirlos, en parte estaban a salvo, pero aunque ellos no pudieran ser heridos por esos simples jugadores, sí que podían hacerlo entre ellos para una descarga de ira o averiguar sus dones.
𝐃𝐨𝐧, ¿𝐐𝐮𝐞́ 𝐞𝐧𝐭𝐢𝐞𝐧𝐝𝐞𝐧 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐬𝐚 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚?, 𝐮𝐧 𝐬𝐮𝐩𝐞𝐫𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐮𝐬𝐭𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐞𝐧𝐜𝐚𝐫𝐠𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐮𝐛𝐫𝐢𝐫 𝐞𝐬𝐞 𝐬𝐮𝐩𝐞𝐫𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫.
Se dio media vuelta dirigiéndose a la salida seguido de los círculos dejando todavía más dudas en los participantes, quienes apenas vieron que la puerta se cerró comenzaron a murmurar acerca de su supuesto don.
Daniela
Miró su pulsera detenidamente, parecía un decorativo común y corriente, pero pensar que eso podría darle algún poder para poder ganar simples juegos era más que suficiente para ella.
𝐡𝐞𝐲 —presionó un botón de su pulsera haciendo que se viera un pequeño punto verde.— 𝐦𝐞 𝐞𝐧𝐭𝐢𝐞𝐧𝐝𝐞𝐬... —el punto parpadeó pasando de eso a un par de ojos animados con el mismo color de antes.— 𝐯𝐚𝐲𝐚 𝐭𝐞𝐜𝐧𝐨𝐥𝐨𝐠𝐢́𝐚 —sonrió algo burlona caminando hacia un lugar algo apartado teniendo varias miradas sobre su persona.— ¿𝐓𝐮 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐫𝐦𝐞 𝐪𝐮𝐞́ 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐭𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐲 𝐜𝐨́𝐦𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐭𝐚𝐫𝐥𝐨?
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