Continuaron con el trabajo como si nada, olvidando lo que pasó aquella noche. Alexander no podía dejar de estar incómodo al lado de Mark. Debían hablar de lo que pasó o jamás saldrían de esa situación, pero sería hasta que terminaran el trabajo. Lástima que el tema rondaba en sus mentes sin descanso.
Fue hasta que Alexander exhaló con frustración.
—Si entiendes que no puede haber nada más entre nosotros, ¿verdad?
Mark lo miró fijamente, se acercó escasamente al rostro de Alexander causando que se pusiera rojo.
—¿Por qué dices eso? Tú y yo nos queremos, ¿no?
—Realmente te aprecio como amigo. Pero sabes que esto es raro… y no podemos volver a repetirlo. Un hombre no puede hacerlo con otro hombre —expresó Alexander con calma.
—¿Y eso qué? El amor existe, seas o no del sexo puesto…
—Mark, tú y yo no nos amamos. Eso fue repentino y por el momento que estábamos perjudicados… borrachos y drogados. Te pido que no volvamos a hablar de esto, por favor. Hazlo por mí.
Mark no estaba de acuerdo con lo que Alexander decía, pero prefirió guardar silencio.
Los chicos ya no hablaron del tema y se limitaron a terminar el proyecto de regularización, aun con la incómoda sensación del placer de la noche anterior.
Pasada la semana, Alexander fue al centro comercial, encontrándose con la maestra Jessica. Se acercó para charlar, pero no contó con que ella mencionara a su mejor amigo haciendo que se acordara de lo que pasó aquella noche. Se sentía solo por haberse distanciado de Mark, ya que desde que terminaron el trabajo, no volvieron a verse. Alexander se sintió peor cuando se enteró de que su amigo se fue de viaje sin avisarle, creyó que no le dolería tanto, porque él mismo fue quien le pidió un tiempo… solamente no pensó que se sentiría así, como si se hubiera ido una parte de él. Entendía que su mejor amigo tenía problemas familiares debido a su fortuna y siempre creyó que estaría a su lado para enfrentar los problemas.
La maestra continuó hablando de Mark y Alexander comprendió que el tema era inevitable, así que decidió tomar al toro por los cuernos y cambiar la situación invitándole al cine.
—¿No viniste con Mark? Siempre están juntos ustedes dos, parecen uña y carne.
—Bueno, si así es, maestra, pero últimamente él está ocupado y tiene asuntos con sus familiares, viajó a su ciudad natal para ver sus asuntos.
—Siendo así, no puedo rechazar tal oferta, yo también estoy sola, vine a distraerme un poco porque mi esposo también está ocupado.
—Trabaja mucho su esposo, verdad, jamás lo he podido saludar.
—Sí, él es presidente de una gran compañía y ahorita está viajando —respondió con cara perpleja—. Él es un hombre muy ocupado.
Alexander no pasó desapercibido el cambio de humor de la maestra. Seguro tenía problemas también. Decidió acelerar la diversión llevándola al cine y evitando que pensara en el problema que tuviera. La plaza comercial era un complejo de muchos locales, las tiendas venden de todo, ropa, calzado, antigüedades, centros de juego, entre otros. Había mucho que ver y comprar, uno no se sentía triste en un lugar como ese.
—Oh, la película es muy linda, siempre me han gustado las películas de amor. —La profesora Jessica suspiró emocionada mientras pasaban la película.
—A mí me gusta cuando hay acción también. —Alexander comió un puñado de palomitas, haciendo que la maestra escuchara sus dientes masticar.
—Silencio, están pasando el momento. Es el más importante.
En ese momento, la pareja de la película se encuentra en un puente, el chico le declara su amor a su amada, ella le corresponde y él le pide que se quede a su lado para siempre. La maestra no pudo evitar llorar, Alexander se quedó perplejo sin saber qué hacer, optó por hablar con ella y tratar de tranquilizarla.
—Maestra… No llores por favor, así son estas películas, de esto se trata, esta tendrá un final feliz.
—Sí, lo sé, pero así somos las mujeres, somos muy sentimentales.
Alexander se quedó mirando a la maestra que está mirando la película con lágrimas en los ojos, él tomó una servilleta y le secó las lágrimas.
—Gracias, Alexander, eres un chico muy comprensivo. Por eso jamás estás solo…
La maestra se acuerda de que siempre está sola, y su esposo casi nunca está en casa. Y empieza a llorar más. Ella logra llamar la atención, no solo de Alex, sino del señor que está sentado al lado de ellos.
—Oye chico, ¿Está bien la señora?
—Sí, está llorando por la película.
Alexander se disculpa con nerviosismo y deciden salir de la sala. Se sentaron en el pasillo del cine a hablar con tranquilidad.
—Maestra. ¿Qué pasó? Yo sé que esas lágrimas no son por la película. Me dirán mujeriego, pero no solo anduve con las chicas por andar, también aprendí de ellas. Por favor… Puede contarme lo que sea.
El chico le dio tiempo a la maestra para pensar, ella no se veía con ánimos de contar sus problemas. Alexander regresó con un par de cafés aligerando el ambiente. Logró hacerla sonreír y entonces comenzó con su historia.
—Mi esposo, bueno… Cuando éramos jóvenes y estábamos en la universidad, nos hicimos novios, casi de la misma forma que los chicos de la película. Nos encontrábamos en un puente y fue ahí en donde Víctor se me declaró, meses después, ahí mismo, sin decirme nada o algún indicio, me pidió matrimonio. Yo jamás me imaginé que me pediría matrimonio en el mismo lugar en donde nos hicimos novios. Le dije que sí y le dimos la noticia a nuestros padres. Semanas después nos casamos, todo hasta la fecha fue perfecto. Hasta que a él lo ascendieron y lo empezaron a mandar de viaje al extranjero.
—Entonces cuál es el problema, al menos sabe usted que él la ama.
—Me enteré por medio de uno de los trabajadores… Que él me es infiel con una secretaria con la que va de viaje. Así que no creo que esos viajes de negocios en el extranjero, sean precisamente de negocios.
—Maldito… Ahora verá.
Alexander, en su furia, quiso irse del lugar e ir a encontrarse con el marido de la maestra y golpearlo.
—¡No! Detente, Alexander, eso no te llevará nada bueno.
—Pero eso es de canallas, yo jamás, escúcheme bien, jamás engañé a ninguna de mis novias. Si estaba con una, a ella le daba toda la atención del mundo. Nunca practiqué salir con varias. Esto se tiene que resolver ahora mismo. ¿En dónde está ahora su marido? Se arrepentirá de hacerle esto.
—Alexander, cálmate primero, te agradezco que hagas esto por mí, pero esto lo tengo que resolver yo. Cuando él llegue del viaje, hablaré con él para aclarar las cosas. Si es verdad lo que me dijeron… Me divorciaré.
—Por cualquier cosa, yo estoy ahí para apoyarla. ¿Está bien? Si pasa algo, aquí tiene mi número. No me imagino una clase sin usted.
Alexander tomó la mano de la maestra y la besó. La maestra tuvo una serie de sentimientos encontrados, Alex era precisamente como lo fue su marido.
—Gracias, Alex… Me tengo que ir, nos vemos el lunes.
—Si… Que tenga un bonito fin de semana —susurró para él mismo—. Ah… tan bella y sufriendo por amor.
Alexander entendió que existían cosas en este mundo que no podía manipular. Era preciso que la maestra, por más amiga suya que fuera, debiera enfrentar sus propios problemas. De lo que sí estaba seguro, es que se mantendría a su lado en caso de necesitarlo, porque si de algo estaba seguro, es que la maestra es la mujer más bella que había visto.
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Comments
Rody's stalker
Espero que solo sea orgullo hacia su estudiante y no eso...
2022-09-30
4
María Elizabeth
noooo puede ser!!
2021-12-02
2
María Elizabeth
La típica, para el amor solo se debe fijar en la persona jajaja
2021-12-02
2