Motores, mentiras y miradas que matan.

El rugido de los motores vibraba en el aire. Luces improvisadas, música a todo volumen, risas, gritos, apuestas. El caos tenía un ritmo propio. Gente de todo tipo se reunía alrededor de las motos como si fueran reliquias sagradas.

Nelly miró todo a su alrededor, respirando por primera vez aire que no olía a encierro. Se acercó a la moto con paso decidido y se montó sin pedir permiso.

—¿Oh, iremos en moto? Yo conduzco —dijo con una media sonrisa.

Yulian la miró con una ceja alzada, escéptico.

—¿Sabes conducir?

—¿Y tú qué crees?

Él no insistió. Le lanzó las llaves como si no le importara.

—Bueno… al menos sabes el camino. Aquí tienes. Adelante.

Nelly lo miró de reojo, cruzando la pierna sobre la moto.

—¿Y si decido escapar mientras das la vuelta?

Yulian se acercó un poco, su tono era bajo, casi suave.

—No lo harás —susurró—. Hoy serás una buena chica. Y si lo eres… te dejaré salir más seguido.

¿Te gusta la libertad, no?

Ella lo miró sin emoción.

—Bien. No haré nada... por ahora. Vámonos.

"Me molesta tener que obedecerlo. Ni a mis padres los obedecía. Este tipo es mi karma..."

Estando en el area de carreras, Nelly estacionó la moto entre otras que brillaban con luces LED de colores. El ambiente era más animado de lo que esperaba. No podía negar que el lugar tenía vida.

—Wow… —murmuró con algo de asombro real—. Qué cantidad de motos.

—No te alejes —le dijo Yulian, serio, aunque sin dureza. Era una orden vestida de preocupación.

Ella rodó los ojos. Fue entonces cuando notó la camioneta. Los hombres de Yulian estaban ahí, observando todo.

—Ven conmigo —agregó él—. No te separes… o podrías arrepentirte.

—Sí, sí… ya entendí. Lo dices tanto que me lo voy a tatuar —respondió ella con sarcasmo mientras lo seguía sin demasiado apuro.

"Camina como si fuera dueño del mundo... claro, ser mafioso debe dar ese tipo de paso."

Una mujer apareció de la nada y se lanzó a los brazos de Yulian, besándole la mejilla con familiaridad.

—¡Yulian! ¿Qué haces? No me has llamado…

Él retrocedió, visiblemente incómodo.

—¿Pero qué—? No ahora...

Nelly se dio la vuelta, indiferente.

—Eso no me interesa. Ya que estás ocupado…

Intentó alejarse discretamente, pero alguien se le cruzó: Víctor, firme como una sombra.

—¿Y bien, señorita? ¿A dónde piensa ir?

Nelly tragó saliva.

"Justo ahora, no..." pensó, y luego alzó la voz, sonriendo con calma.

—¿Yo? A ningún lado. Solo echando un vistazo al lugar… me gusta observar.

Víctor no parecía convencido, pero tampoco tenía intenciones de forzar nada.

—¿Le puedo decir algo? —dijo de pronto, bajando la voz, más como un aliado aburrido que como un guardia armado.

—Dale —dijo ella, cruzada de brazos.

—Cuando lo mire a él... no lo mire con miedo. Mírelo con inteligencia. Eso lo desarma más que cualquier pistola.

Nelly lo observó, sorprendida. Víctor continuó:

—He visto a muchas chicas aquí. Las que se quiebran terminan... rotas. Las que se creen fuertes, también. Pero las que piensan... esas duran más.

Ella asintió lentamente. Por primera vez, alguien hablaba sin disfrazar amenazas.

—Interesante consejo, Víctor.

—No es consejo. Es estadística.

La noche cayó como un telón oscuro. La pista improvisada brillaba con las luces de los autos, las cámaras, los gritos.

Yulian regresó, caminando con esa calma tensa que lo caracterizaba. Se detuvo frente a Nelly, observándola con recelo.

—¿Qué tanto hablas con Víctor?

—Nada serio —respondió ella, sonriendo como si fuera un chiste privado—. Solo me contaba cómo podrías morir. Cosas de hombres.

Yulian frunció el ceño… pero luego, inesperadamente, sonrió.

—Y bien… ¿contra quién correrá?

—¿Yo? ¿Correr?

—No. Yo. Contra quien tenga más apuestas.

—Oh, claro. Toda una estrategia de genio —dijo Nelly, fingiendo estar impresionada.

Un segundo después, su tono cambió.

—Yo también quiero correr.

Yulian la miró, sorprendido.

—¿Hablas en serio?

—¿Por qué no?

Él se acercó un poco más, y le susurró al oído con una voz tan baja como seductora:

—Está bien. Hazlo… pero no intentes nada estúpido. Te estaré mirando.

"Mierda... su voz. ¿Por qué tiemblo cuando habla así? ¡No, no!"

Nelly se reprendió internamente y se giró bruscamente.

Yulian dio órdenes rápidas a sus hombres.

—Prepárenla para la carrera.

《●》

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