Después de intentar escribir un poco en mi grandiosa historia de romance y solo conseguir frases inconclusas, me doy por vencida. Mi cabeza empieza a doler, así que cierro mi computadora y decido probar con las orquídeas nuevas que compré. Es difícil mantenerlas vivas, así que las checo cada que puedo.
Escucho mi celular timbrar en el escritorio.
—Hola.
—Cariño —escuchar la voz de Mike hace que sonría — ¿Qué haces?
—Estoy regando mis plantas. ¿Qué haces tú?
—Acabo de salir de una reunión, así que... tengo unas horas libres. ¿Pensé en una cena para nosotros?
Mi corazón se hincha de emoción y felicidad. No recuerdo cuándo fue la última vez que cenamos juntos.
—Eso me gustaría mucho —me río mientras corro al interior de la casa.
—Bien, pues te llevaré a cenar a un lindo lugar. Pasaré por ti en una hora.
—Estaré lista —sonrío emocionada mientras miro a Jenny en la estancia acomodando unos cuadros.
—Hasta dentro de un rato —Lo escucho reír.
—Te esperaré, adiós.
—Adiós —cuelga.
— ¿Buenas noticias? —Jenny me mira expectante.
— ¡Mike me llevará a cenar!
—Eso es asombroso —se emociona —Vamos, debe ponerse algo bonito.
—Sí —asiento y corro escaleras arriba.
Busco algo que ponerme, pero nada me convence y al final elijo un vestido azul marino, entonces me meto a bañar. Mike llega una hora después, como dijo.
Lo abrazo fuertemente mientras besa mi frente.
—Vamos —toma mi mano y caminamos escaleras abajo.
El lugar al que me lleva se encuentra situado en un grandísimo edificio y el restaurante está en el último piso, por lo que se tiene una impresionante vista de la ciudad.
—Es hermoso —Murmuro mientras nos sentamos en una mesa que tenía reservada frente al gran ventanal.
—Sabía que te gustaría —alarga su mano por encima de la mesa, así que la tomo —Perdón por todo esté tiempo que no te daba para nosotros.
Suelto un suspiro.
—Tu trabajo es demandante —miro hacía las luces de la ciudad —Muchas de estas personas están a tu cargo.
—Pero la persona más importante para mí está aquí —aprieta mi mano y puedo ver la devoción en sus ojos al mirarme —No me perdono abandonarte así.
—Está bien, estamos bien —aprieto su mano y sonríe, entonces el camarero llega y Mike ordena por los dos.
—He notado que has ido a muchos lugares benéficos —comenta mientras cómenos un delicioso filete —Tus fotografías siempre están en los periódicos —Sonríe, así que lo hago igual, pero en el fondo siento un fuerte apretón al darme cuenta que él se entera de todo eso por medio de un papel, no de nuestra comunicación.
—Sí, es algo que me gusta hacer —me encojo de hombros.
—Me parece genial —asiente mientras deja la copa de vino tinto en la mesa —No sabes cómo las personas te aman por eso.
Me sonrojo.
—No quiero que me amén, no busco hacerlo por eso.
—Lo sé —Sonríe orgulloso —Por eso te amo.
—También te amo —Hablar de actos benéficos hace que recuerde algo —Por cierto, la semana pasada miré a Damián en el club —Me mira prestando total atención —Me comentó que habrá un baile como motivo para recaudar fondos benéficos, me pidió qué te pasara el dato y lo tuvieses en cuenta.
—Claro, es asombroso —Comenta, pero frunce el ceño —Podría haberme dejado un recado con Cinthia, mi secretaría.
—Sí, bueno... es un hombre igual de ocupado, tal vez lo olvidó.
—Puede ser —Asiente en concordancia — ¿Te comentó fecha?
Al instante que escucho su pregunta me siento estúpida por no preguntarle a Damián, pero mi urgencia por alejarme de él me impidió pensar en nimiedades como esa.
—No le pregunté —susurro —Tampoco la comentó.
—Bien —suelta un suspiro —Puedo hacer que Cinthia la investigue y así agendarlo.
—Claro.
Después de terminar de cenar, damos un pequeño paseo por la ciudad, pero es un tanto extraño, ya que, los hombres de seguridad nos siguen en un auto detrás.
— ¿Te gustó el dije? —entrelaza su mano izquierda con la mía mientras observo por la ventana.
—Me gustó mucho, gracias —miramos la pulsera en mi muñeca con los cinco dijes, mismos que he pedido en los últimos viajes que ha realizado. El último es una rosa llena de espinas. Me encanta.
—He pensado que podía tomarme un fin de semana para nosotros dos. Ir por allí a algún lugar remoto, solo tú y yo.
Lo miro incrédula y entonces salto a su regazo contenta.
—Eso me encantaría
—Lo necesitamos —Besa mi barbilla —Solo espera a que deje todo listo y en unas semanas podremos hacerlo.
—Bien, puedo esperar —La sonrisa en mi rostro puede que no desaparezca por el resto de la noche.
*
A la mañana siguiente mientras me encuentro desayunando escucho un leve ladrido en el patio trasero, por lo que me bajo del taburete en el que me encuentro y camino hacía la puerta corrediza posterior. Al abrirla el ladrido es más fuerte, pero sigo sin mirar nada. Recorro el perímetro de la casa y miro a los hombres de seguridad notarme, pero no se acercan y siguen checando las calles. Al final encuentro a un pequeño cachorro atorado en una enredadera a un lado de mi invernadero.
—Hey, hola amiguito —me pongo de rodillas y saco su patita trasera atorada —Listo —me ladra y da vueltas, pero se cae. Se mira muy pequeño, de acaso un mes de nacido, pero su pelaje es tan sucio que me dice que no tiene dueño — ¿Cómo llegaste aquí? —Ladra y me río —Ven, te revisaré.
Lo cargo hasta el cuarto de servicio dónde me encuentro a Jenny sacando ropa de la secadora.
— ¿Qué es eso? —Entrecierra los ojos hacia la bola de pelos sucia en mis brazos.
—Un cachorro —Lo levanto para que lo mire.
— ¿De dónde salió? —frunce el ceño.
—Lo encontré vagando por el jardín —Lo pongo en el lavadero y empiezo a revisarlo a fondo.
— ¿No me digas qué piensas quedártelo?
—Es una buena idea —sonrío por encima de mi hombro —Solo míralo, es tan tierno.
—No, no lo es —Se acerca a mirarlo —Es un montón de pelos sucios que están infestando mi lavadero de pulgas.
Le lanzo una mirada molesta.
—Deja de juzgarlo, es un bebé —rasco la cabeza del animal y preparo agua tibia para bañarlo —La mugre desaparecerá ahorita.
—Si tú dices —se aleja —Iré a acomodar esto —Señala la ropa en ganchos.
—Bien —asiento y regreso mi atención al cachorro que en mejores días era blanco — ¿Qué te parece eso? —Empiezo a bañarlo — ¿Podrías vivir en esta gran casa? —Me ladra y me río. Definitivamente ya se ganó mi corazón.
Después de bañarlo y secarlo, voy a la tienda a comprar las cosas para él, como su comida o un colchón para perros.
—Si te quedarás con él, ¿cierto? —Jenny inspecciona las cosas de las bolsas.
—Sí, mañana lo llevaré con un veterinario a ponerle sus vacunas, dudo que tenga alguna.
— ¿Le dijiste al joven Mike?
—Uh... no, pero no creo que se niegue —Recojo al cachorro del suelo y lo cargo —Es encantador ahora que está limpio, no puede echarlo.
—Bueno... sí es una cosita bonita ahora —sonríe mientras le rasca su cabeza.
—Le comentaré a Mike cuándo lo vea.
Le acondiciono un espacio en el invernadero para que no haga sus necesidades por toda la casa y que Mike se niegue rotundamente.
—Estarás aquí hasta que resuelva qué hacer contigo.
Me lanza su peculiar ladrido chillante y lo dejo para ir al club.
—Jenny, deje al cachorro en el invernadero, tiene todo lo necesario para que esté tranquilo unas horas. Iré al club.
—Bien, diviértete —Sonríe —La semana pasada me di cuenta que hay muchos chicos guapos allí, lástima que no miré a Damián Leiva.
—Jenny, estoy casada, deja de decir tonterías —Agarro las llaves y camino a la salida —Te veo en unas horas.
— ¡Adiós!
— ¡Adiós!
Llegar al club me toma 20 minutos, por lo que son pasadas de las 2:00 p.m. Cuando me estaciono.
Ir a la tienda a comprar cosas para el cachorro hizo que viniera fuera de mi horario habitual, pero siempre estoy aquí mínimo cuatro días a la semana para así sentir que hago algo con mi cuerpo y no solo sentarme a mirar televisión todo el día.
Camino hacia las caminadoras, pero al mirar a unas personas en la piscina exterior me despierta la curiosidad de intentar dar algunas vueltas nadando, pero hacerlo al aire libre no me agrada porque mi piel es demasiado delicada, así que elijo la interior, la cual se encuentra en el otro edifico; contemplo realizar la rutina de siempre o modificarlo. Finalmente, suelto un suspiro y me dirijo al exterior.
Afuera saludo a varias personas que conozco, pero no me detengo a platicar con ellas y sigo mi camino. Al entrar a la gran piscina la encuentro casi vacía porque me imagino la mayoría prefiere el sol. Voy hacia los vestidores y tomo un baño rápido como lo pide el reglamento.
Nadar me hace recordar cuándo era una niña y mi padre me enseñó a hacerlo.
Sentir el agua mientras doy unas vueltas al estilo libre hace a mis músculos relajarse al instante y me cuestiono porque no lo intente antes. Después de dar más de diez vueltas me detengo y me siento en la orilla con las piernas aún metidas en el agua, entonces contemplo a la chica que sigue nadando sin parar. Definitivamente está en una muy buena condición. Sonrío levemente y salto de nuevo al agua cuando mi respiración empieza a normalizarse.
Faltan quince minutos para las cuatro cuando salgo de los vestidores después de darme una ducha. Al llegar a la puerta miro las hermosas escaleras que te llevan a los niveles superiores, dónde sé que se encuentra otro gimnasio, así como una sala de baile, pero en los niveles arriba de ellos es desconocido para mí, ya que nunca me he tomado el tiempo para recorrer todo el club. Suelto la manija de la puerta y subo las escaleras, llego primero al gran gimnasio que es una réplica exacta al que está en el otro edificio, solo que este cuenta con vista al campo de golf, lo cual es mejor que solo mirar a personas nadar en una alberca o en las mesas de la cafetería.
En el siguiente piso escucho la música electrónica salir de una de las puertas y mi curiosidad me hace acercarme, por lo que miro a varias personas bailar al ritmo del sonido. Es hipnotizante verlas, pero cuándo una mujer me sonríe al verme observarlos por el gran ventanal, sonrío rápidamente y doy marcha atrás.
El siguiente nivel lo identifico como un área para crossfit, pero solo miro a unas cuántas personas en uno de los extremos, lo cual llama mi atención y me adentro a conocer el lugar. Las personas me miran y sonríen cortésmente, pero siguen con sus actividades; por último, reviso los casilleros y al darme cuenta que no hay nada distinto a los del gimnasio, doy marcha atrás rápidamente para salir de esa habitación, pero un sonido me detiene al estar a punto de abrir la puerta y me giro en busca del ruido, entonces camino hacia dónde lo escuché y abro por instinto una puerta con la que me encontré.
Tres cosas pasaran por mi mente cuando abrí esa puerta.
Una, no debí haberme detenido al escuchar ese sonido y simplemente debí haber salido de los vestidores.
Dos, mirar dos personas besarse de esa manera tan intensa me hizo avergonzarme tanto por el torrente de imágenes que vinieron a mi cabeza, porque al mirar a la chica bajita y delgada tomar por el cuello al hombre alto solo me hizo pensar en alguien y no fue en Mike, porque yo sabía quién era ese hombre, yo lo conocía muy bien, sabía perfectamente que era Damián Leiva.
Y tres, confirme qué él le era infiel a Miranda.
¿Lo peor? Fue que la chica me miro, así que Damián volteó y me notó. Sentí que estaba invadiendo su privacidad y creo que así era, pero cuándo me miró a la cara pude notar algo en sus ojos, algo que no era molestia por encontrarlos, tampoco era vergüenza y… me atrapó; quería despegar mi mirada de él, pero algo me lo impedía; hasta que la chica se aclaró la garganta y la miré, estaba molesta por quitar la atención de Damián sobre ella. Entendí que debía salir de ahí rápido.
Bajé la mirada evitando mirarlos.
—Lo siento —murmuré rápidamente y cerré la puerta, entonces caminé apresurada por el piso, por lo que al llegar a las escaleras no me detuve hasta llegar abajo.
La imagen de Damián besando a una chica me inquietaba más de lo que ya lograba hacerme. No era bueno, no era nada bueno.
¿Damián realmente es infiel? No lo puedo creer, por más que escuche esos rumores siempre pensé que serían mentira, pero Dios… mirar como besó a esa chica fue… fue… Carajo, ¿Por qué me importa como bese a otras chicas? Debo olvidar esa escena, debo hacerlo ahora.
Corrí hasta el auto y en todo el trayecto a casa intenté prestar atención a la música, es estúpido decir que funcionó.
— ¿Cariño? —Escucho la voz de Mike llamarme al pasar por su despacho, lo cual causa que lance un pequeño grito.
— ¿Mike? ¿Qué haces aquí? —Bajo los escalones que había subido y voy hacia él.
—Vine por unos papeles —Frunce el ceño — ¿Estás bien? Te noto agitada.
—Nada, solo... quería ducharme rápido. Vengo del club —Levanto mi maleta.
—Claro —Besa mi frente —Tengo una junta, pero regreso en unas horas.
—Bien, suerte —Forjo una sonrisa en mi rostro y cuándo desaparece corro al baño de mí habitación para prepararme un baño en la tina, tal vez ayude.
No lo hace.
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Updated 36 Episodes
Comments
Elvira Fretes
Bricelda, te gusta mucho Damián, espero no sea infiel
2023-09-07
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Milcaris
Claro que quiere un beso apasionado y desenfrenado si el esposo solo le da besos en la frente
2022-08-13
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Maigualida Balbas Jeanty
Ayyyyyyy esto me huele a traición..... Amanecerá y veremos.
2022-05-23
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