Capitulo V

Una brisa enredo mi cuerpo que se encontraba acostado, abrí los ojos asustada por el repentino enfriamiento que me causo. Apoyando mis tibios pies en el suelo, fui a cerrar la ventana que se encontraba abierta, al trabarla gire sobre mis talones para dormirme nuevamente, entonces el impacto de verlo allí , estático frente a mi cama, con una sonrisa en su rostro me provoco un leve repelús. 

Las palpitaciones de mi corazón aumentaban cada vez que observaba su cabello colorado y pálida piel, su apariencia reflejaba tranquilidad absoluta, mostrando sus brillantes dientes mostró una expresión preocupante. Sus ojos de tono cielo, pusieron a luz su interior cariñoso al igual que protector, ¿Era real lo que veía? me acerque confundida tomando su mano, estaba tan cálido, tan vivo.

De pronto escuche un sonido agudo que mi mente trataba de ignorar, en un solo pestañeo pude ver el techo al igual que percibir las sabanas que cubrían mi cuerpo. Parecía tan empírico, sentía las sensaciones del toque en mi mano. Quien creaba ese fragor era la alarma, al apagarla note la ventana entreabierta, me pellizque estando segura de que no era un sueño y fui a cerrarla.

Prepare café para beber y tostadas con dulce, lo único que tenía en mente es que él quiso comunicarse conmigo, pero la pregunta es ¿Por qué?, nos conocimos hace días, la emoción que cargaba era impresionante al igual que su belleza.

Mire por el vidrio, los días seguían iguales de grises y apagados, las personas seguían en sus casas ya que tormentas aparecían como si nada.  Tome la mochila para ir a la escuela, me sentía terrible al recordar que ayer cuando se fue el profesor llame a la policía por la muerte del joven en manos de Lucke, con la seriedad que habla ese muchacho es imposible no creerle, su experiencia al hablar  en estos casos tuvo que ser en verdad sorprendente para que ocurriera. Ellos simplemente respondieron a mi acusación con un "Disculpeme señorita, pero el hombre comunico que  no asesino a nadie, estuvo con el director de tu colegio todo el tiempo y él lo afirma"

Ese hombre sigue en nuestra institución dándonos clases, sin importancia de ningún adulto responsable estamos en manos de un psicópata, nunca estuvo con el director y eso pone mi piel de gallina ¿En verdad lo está amenazando? 

Además de las malas emociones que causaba el saber que ese profesor estaría dándonos clases, recorde lo mal que puede actuar la policía en esta ciudad.

Al andar por el sendero Sivi apareció en la misma esquina de siempre, me saludo besando mi mejilla y seguimos caminando. Ninguna se dirigió la palabra, nuestros pasos eran tan pequeños por el miedo de que algo malo pueda suceder, pero debíamos dispar nuestras emociones si no queríamos que nos consumieran, mejor dicho, que me consumieran.

– Entremos cuando suene la alarma, así estamos con los otros alumnos.

Ambas estábamos inquietas, pero el hecho de querer pasar de año era mas fuerte que un hombre al cual podríamos atrapar con pruebas y meter preso, si reconsideraba bien lo que dije capaz podríamos darle argumentos o demostraciones al policía sobre la clase de persona que es el profesor. Oímos detrás de las puertas el timbre, intercambiamos miradas y esperamos unos segundos para entrar.

Todos los estudiantes estaban en sus asientos, mientras el profesor dictaba la clase como alguien sumamente normal, eso quería aparentar y todos lo creían lógicamente.  Mi mirada quedo en el limpio pizarrón, forzándome para que no huyera de allí pude contemplar que Lucke me observaba de reojo. 

Aun no podía imaginar que ayer vino a mi casa intentando justificar algo imposible, el hecho de que lo allá visto le preocupo demasiado, pero se las pudo arreglar con unas simples amenazas, esa escena no salía de mi cabeza, se repetía una y otra vez torturándome al punto de querer hacer algo para que caiga en prisión, estaré en peligro siguiéndolo o buscando información sobre toda su vida ¿pero que opción me queda?. Mi sueño de ser policía y agente sigue creciendo al ver que aquí hay un criminal, pero ni los agentes se preocupan en investigar a fondo.

Su manera de hablar era escalofriante, se percibía toda la frialdad con su movimiento y respuestas tan serias. Pase minutos haciendo garabatos en hojas, sin darme cuenta que poco a poco mi cuerpo se desvanecía, mis manos se detuvieron en ese blanco papel provocando una gruesa línea y la luz que irritaba mis sensibles ojos desapareció al pestañear.

Segundos antes de que mis sentidos retomarán, mi pulgar desplazándose en una suave sábana me hizo saber que estaba en la enfermería, aún no podía abrir bien los ojos por los brillos de luz.

– Despertate Sara.

Una voz se oía perfectamente a mi lado, el tacto que tuvo en mi frente fue cálido, mis luceros se abrieron de apoco, retome mi postura al sentarme en la camilla para luego observar toda la habitación, absolutamente nadie se encontraba conmigo.

La frescura del piso causo un completo escalofrío en mí, al poner mi mano en la puerta está se abrió, paso la enfermera del colegio sonriendo pidiendo que me sentará nuevamente.

– Hola Sara, ¿Cómo te encuentras?.

– Estoy bien, ¿Qué hago aquí?

– Debes haber sufrido una recaída, te has desmayado, pero tranquila que te recuperarás.

Atentamente escuché cada palabra, me preocupe por mi bienestar pero le asegure que me cuidaría, esperaba una respuesta como "está todo bien, puedes retomar las clases", segura de que eso iba a escuchar, el psicópata entro en la habitación.

Intenté calmarme por la incomodidad e inquietud que tenía, deseaba irme de aquí lo antes posible, al parecer la enfermera Zoe, también.

– ¿Cuándo llegaste aquí?–dijo la enfermera.

Ella sé mostraba a la defensiva, mientras él estaba en total calma. Baje de la camilla rápidamente, la valentía que intentaba demostrar era imposible de creer ante mis temblorosas piernas.

– Estoy aquí porque la señorita está mal –su mirada penetró a Zoe– ¿Me dejas hablar con Sara?

– No puedo hacer eso.

La extraña situación en la que estaba hizo que esquivara a Lucke para salir de allí, cerré la puerta tan fuerte que resonó en todo el pasillo. Detrás mío venía él a los trotes, con lágrimas en los ojos acelere el paso saliendo del colegio, no me importa una mala nota o reporte de mala conducta si estoy viva para recibirla.

La velocidad que tenía el profesor era impresionante, en unos segundos estábamos parados junto a la esquina del colegio, él agarrando mi muñeca mientras yo desviaba la mirada cubriendo mi rostro.

– ¿Me tienes miedo?.

Lágrimas brotaron de mis ojos, recorriendo mis mejillas que ardían del enojo, ¿Le tengo miedo? Me pregunte, recordando cada segundo de la escena con Miguel, ¿En serio quiere hacer esto?.

No quiso disimular, solo unos días le basto para matar a alguien, amenazar a una alumna, a el director del colegio y que la enfermera tenga pánico con solo verlo.

– Tu mataste a Miguel –lo mire destrozada– ¡Tenía toda una vida por delante y se la arrebataste! Eso no te importo, le mentiste a la policía, amenazas al profesor, le causas miedo a la enfermera, tu querido padre y tú me aterrorizan.

– Ni siquiera lo conocías como para encariñarte.

– No se necesita conocer a una persona para tenerle empatía, ¡monstruo!

Mirándome como si me tuviera lastima, me soltó suavemente para dejarme ir, no me importaba absolutamente nada más que llegar a mi casa, esperar a mi madre y abrazarla con todas mis fuerzas.

No me pude despedir de Sivi, pero se que estará bien, aún así debo darle pruebas a todos de que es un criminal, lo lograré.

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