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No Me Dejes Ir

No Me Dejes Ir

Status: En proceso
Genre:Novia sustituta / Diferencia de edad / Amor eterno / Ascenso de clase social / Venganza de la protagonista
Popularitas:7.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Miry - C

Después de dos años de casados, Mía descubre que durante todo ese tiempo, ha Sido una sustituta, que su esposo se casó con ella, por su parecido a su ex, aquella ex, que resulta ser su media hermana.

NovelToon tiene autorización de Miry - C para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

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—Has sido su esposa durante dos años —argumentaba con vehemencia—, tienes derecho legal y moral a recibir compensación, especialmente viniendo de una familia tan adinerada como los Conde. No deberías pasar necesidades cuando ellos nadan en dinero.

—Los Conde —Mía mejor se río.

"Gente desgraciada", susurró Mónica entre dientes, mientras esperaban en un semáforo. La indignación brillaba en sus ojos oscuros mientras contemplaba la injusticia de la situación. Sus dedos tamborileaban con furia sobre el volante, imaginando cómo sería enfrentarse a esa familia de esnobs, especialmente a Ariel, quien había demostrado ser tan insensible y brutal en su trato hacia Mía.

Después de algunas horas de búsqueda lograron encontrar algo que les interesó.

—En este edificio solo tenemos disponible este departamento —anunció la encargada mientras abría la puerta con un floreo ceremonioso.

El espacio que se reveló ante ellas era modesto pero elegante. Aunque pequeño en comparación con la mansión que Mía dejaría atrás, tenía un encanto particular. Las ventanas, amplias y luminosas, enmarcaban una vista espectacular de la ciudad que se extendía hasta el horizonte. El precio, aunque considerable, se ajustaba al presupuesto combinado de ambas amigas.

Mía sintió una conexión inmediata con el lugar. La vista la cautivó instantáneamente, y decidió que no necesitaba ver más opciones. Este podría ser su nuevo comienzo.

Las tres mujeres descendieron del edificio para iniciar el papeleo del contrato de arrendamiento. Sin embargo, mientras comenzaba a sacar los documentos necesarios, su teléfono sonó. La llamada fue breve, pero el cambio en su expresión fue evidente.

—Lo siento mucho, pero no podremos proceder con el arrendamiento —anunció con visible incomodidad.

—¿Por qué razón? —preguntó Mía, sintiendo cómo su esperanza se desvanecía.

—El departamento acaba de ser rentado por otra persona —respondió, evitando el contacto visual.

—¿Otra persona? ¿Quién? —insistió Mónica, su voz elevándose con indignación.

—Me disculpo, pero revelar esa información va en contra de nuestras políticas de privacidad. Solo puedo informarles que el departamento ya no está disponible.

—¡Esto es inaceptable! —explotó Mónica—. ¡Estábamos a punto de cerrar el trato! ¡Usted debió informar que ya tenía clientes interesados!

Mía, siempre la voz de la razón colocó una mano tranquilizadora sobre el brazo de su amiga.

—Por favor, cálmate —susurró—. Esta señorita solo está haciendo su trabajo. No ganamos nada confrontando a personas que apenas conocemos.

—Vamos, encontraremos otro lugar —dijo Mía con una calma que no sentía realmente.

Mientras entraban al coche, el característico auto de Ariel llamó su atención. El lujoso vehículo negro se estacionó con precisión frente al edificio.

—¿Qué hace Ariel aquí? —la pregunta de Mónica verbalizó los pensamientos de ambas.

Mía sintió el impulso de confrontarlo, de exigir explicaciones, pero antes de que pudiera moverse, la puerta del copiloto se abrió, del cual salió una elegante mujer, a la cual Ariel ayudó a salir sosteniéndole la mano. El corazón de Mía se hizo añicos.

Aunque no estaba a una buena distancia que podría ver el rostro de la mujer, pues esta le daba la espalda, pudo ver la finura de su cuerpo, la elegancia con la que se movía. Se notaba que era una mujer de clase alta, nada comparada a ella, que se había criado en la pobreza.

Cuando la mujer que las atendió salió a recibir a Ariel y su amante, Mónica frunció los labios. Ahora comprendía todo, fueron ellos que habían rentado el departamento.

—¿Quieres ir a comer mariscos? —Mónica solo trataba de que Mía no sufriera viendo a esos dos.

Tal parecía que el negocio había sido rápido, ya que, Ariel y Zoe salieron pronto. No pudo ver el rostro de la mujer, porque en ese momento un aguacero empezó a caer, y Ariel cubrió a Zoe con un paraguas.

Tanta amabilidad mostraba por esa mujer, al igual que lo hizo con ella. A mía le dolió el corazón y se llenó de celos y rabia.

—¿Quieres comer maricos? O puedo llevarte a otro restaurant…

—Solo quiero hacer una cosa.

—Que cosa.

—Lo sabrás cuando entremos a ese edificio.

Mía y Mónica bajaron del coche y bajo el torrente aguacero ingresaron al edifico.

—Ustedes de nuevo aquí —replicó la mujer con amargura—. Ya les dije que el departamento se había rentado. Incluso nos han pagado seis meses de adelanto.

—Ya lo sé —replicó Mía—. Los he visto entrar y salir. No he regresado por el departamento, he regresado porque quiero que me muestres las cámaras —la mujer se quedó estupefacta.

—¿Las cámaras? Y como porque te mostraría las cámaras.

—Porque al hombre que le rentaste el departamento es mi esposo.

La mujer se echó a reír, pues le causaba gracias que Mía se presentara como la esposa del hijo del hombre más poderoso de todo Madeuga, cuando este acababa de rentarle un departamento a su novia.

—¿De qué te ríes? Lo que está diciendo es verdad —recriminó Mónica.

—Tú, no ayudes a esta descara a fingir ser la esposa de alguien tan importante. Él acaba de rentar un departamento para su novia…

—Ella no es su novia, es su amante —refutó Mónica indignada.

Mía sabía que esa mujer no le creería, entonces sacó la tarjeta negra y la presentó.

—¿Cuánto cuesta tu edificio? —la mujer observó la tarjeta negra y se quedó estupefacta. Era la tarjeta de los Rodríguez, nadie más que los que pertenecían a esos familiares podían usarla. Ay de quien se atreviera a robarla o falsificarla, Benjamín Rodríguez, amo y señor de todo Madeuga, aplastaría sin piedad al cretino que se atreviera a usar esa tarjeta.

—No soy la dueña —dijo la mujer con la boca seca. Mónica sonrío y se sintió orgullosa de que Mía usara el poder que le concedía pertenecer a los Rodríguez.

—Llama a tu jefe, quiero hablar con él.

La mujer, después de descubrir que en verdad Mía era una Rodríguez, llamó a su jefe quien inmediatamente salió de su oficina.

—Te doy cuarenta millones por este edificio.

El hombre se quedó estupefacto, pues eso era el doble de lo que costaba su edificio, y sin pensarlo no dudó en aceptarlo.

Mía hizo la transferencia, y después de eso solicitó.

—Ahora, quiero que me permitas ver las cámaras.

—Es usted la dueña, no tiene que pedir permiso para hacerlo.

Era el momento de descubrir quien era la mujer por la que Ariel la estaba dejando.

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Eret Lopez
Mia TIENES UN BEBÉ EN TU VIENTRE CUÍDALO Y PROTEJELO
Eret Lopez
Mia TIENES UN BEBÉ EN TU VIENTRE CUÍDALO Y PROTEJELO
Marixa Burgos
porque piensan que es llegar y tomar como un objeto el cual despues desechan como si nada
Antonia Aguayo Espinosa
bastante buena me gusta
Rossy Bta: que ya se largue esa Mía de la casa que encuentre otro hombre
total 1 replies
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