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Una Mentira, Que Cambió Mi Vida

Una Mentira, Que Cambió Mi Vida

Status: Terminada
Genre:Traiciones y engaños / Reencuentro / Embarazo no planeado / Completas
Popularitas:9.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Gabriela

Mary es una chica muy alegre y llena de sueños, aunque desde pequeña enfrentó muchos obstáculos, siempre es optimista y está con una gran sonrisa, buscándole siempre el lado bueno a todo, una día su vida cambiará, aunque al principio todo parece ir de mal en peor, pronto todo eso pasará a ser parte del camino para su felicidad, pues conocerá a su gran amor, aunque eso todavía no lo sabe, acompañame a vivit esa increíble historia, llena de dolor, lágrimas y felicidad.

NovelToon tiene autorización de Gabriela para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Un pequeño milagro.

Una vez estables la mamá y el niño, fueron llevados a una habitación para que descansen, Mónica y Ana estaban esperando impacientes, por eso apenas la vieron llegar entraron, no pudieron esperar más y se fueron directo donde el bebé, se veía muy tierno, sin duda era una ternura, como no amarlo, luego de pasar tiempo con el bebé, se miraron, sorprendidas por su belleza, el niño era un pequeño milagro, con la piel suave y los dedos largos, con un gesto tranquilo que contrastaba con el caos que había rodeado su llegada.

—Es… —Mónica buscó la palabra correcta— …inigualable.

Mary lloró en silencio, acariciando la mejilla del niño, era su pequeño milagro, esa luz en medio de toda la oscuridad.

—Mi amor… —susurró—, te esperaba sin saber quién era tu padre, pero ahora lo entiendo, tú eres lo único que importa, tú eres mi mundo, tú eres mi todo, no importa nadie más, serás solo mi hijo, y te llenaré de todo el amor que pueda existir.

Ana se acercó y le tomó la mano.

—Tu vida empieza ahora, Mary, ahora tienes una vida que cuidar y proteger, un pequeño ser que depende 100% de tí y de nosotras, porque estaremos allí para apoyarte en todo.

El pequeño abrió los ojos de nuevo, como si entendiera, y por primera vez en mucho tiempo, Mary sintió que, pese a todos los caminos rotos, algo finalmente había salido bien.

Las noches fueron muy largas y llenas de desafíos, al inicio, todo un campo de batalla, pues era muy difícil atender a un bebé, fiebre inesperada, llantos interminables, pañales que parecían multiplicarse, y un cansancio que se clavaba en los huesos, hubo madrugadas en que Mary se sentaba en el borde de la cama con Tony en brazos, meciéndolo con suavidad, mientras las lágrimas le corrían sin que ella se diera cuenta.

—Dios mío… ¿lo estoy haciendo bien? —susurraba al bebé dormido—, estoy tratando, mi amor, estoy tratando, pero es muy difícil.

A veces, la respuesta era una pequeña manito enredándose en su blusa, y con eso bastaba para continuar.

Si Mary no se quebró, fue en gran parte por Mónica y Ana.

Mónica se convirtió en la especie de abuela fuerte, práctica, la que sabía qué remedio casero servía para cada cólico, cómo bajar la fiebre en diez minutos y cómo dormir a un bebé.

Ana era la abuela tierna, siempre le cantaba canciones suaves, historias improvisadas, paseos por el parque, fotografías llenas de ternura que luego Mary miraba y guardaba como tesoros.

Ambas mujeres se turnaban para que Mary pudiera estudiar a distancia en las noches o simplemente para que pueda dormir una hora seguida, Tony creció en guarderías, y en su casa rodeado de risas, con cuidados y sus regaños cariñosos.

Por otro lado, los verdaderos abuelos, los padres de Mary fueron un fantasma silencioso en su vida, después del escándalo del embarazo, cortaron toda relación, no querían saber nada del niño, ni una llamada, ni un mensaje, ni una visita, nada, el único que siempre estaba al pendiente de ella, era su hermano Nacho, quién desde la distancia siempre le daba una palabra de aliento, aunque el no sabía nada de lo que de verdad pasó.

A veces, cuando Mary pasaba por la casa donde creció, veía la ventana cerrada y una sombra moviéndose dentro, nunca se acercaba, nunca tocaba la puerta, el rechazo dolía como una espina clavada en la piel.

Pero cada vez que miraba a Tony, con esos ojos azules que parecían sacados de otro mundo, entendía que no había perdido nada, ellos se estaban perdiendo de él.

Cuando Mary cumplió la mayoría de edad, también culminó sus estudios de bachillerato, ese fue un impulso, sabía que algo en su vida daría un giro silencioso pero poderoso, sentía que por primera vez tenía voz propia, identidad propia, derechos propios, ya no estaba bajo la sombra de sus padres ni bajo el control del jefe malvado, que tanto daño le hizo y que seguía acosandola en el trabajo.

Tony cumplió dos añitos, y Mary se sintió muy orgullosa de su niño, era un pequeño igual de risueño como ella, de ojos azules, muy guapo, alto para su edad y muy inteligente, Mary ya había madurado a pasos forzados, y aunque todavía era joven, tenía una fuerza que no sabía que poseía antes de ser madre.

Mary había presentado carpetas en diferentes partes, Ana le había ayudado con algunos amigos para que la chica pueda salir de esa empresa y del acoso de Don Napo, fue entonces cuando llegó una gran noticia,

una empresa importante en una ciudad grande le ofrecía un puesto estable, con buen salario, beneficios, y posibilidades de crecer, a parte le daban vivienda y la ayudaban con el transporte los primeros meses, fue un sueño que jamás imaginó.

Mary leyó el correo una, dos, tres veces, le temblaban las manos, no podía creerlo, era un sueño, el empleo era justo lo que ella necesitaba. Pero al mismo tiempo pensaba en voz alta, diciendo:

—¿Irme…?

Pero al ver a su pequeño hijo, se dió cuenta que esa era la mejor opción, pues su hijo merecía una mejor vida, lejos de todo el dolor de los recuerdos que le traía vivir ahí, lejos de las miradas acusantes y los rumores que escuchaba en las calles todos los días.

Ahora tenía que enfrentar la parte más difícil, separarse de sus mejores amigas, y más que amigas de su nueva familia, tenía que reunir todo el valor del mundo para darles la noticia a Mónica y Ana sobre su empleo, pero, como les iba a decir que se marcharía a una ciudad lejana, sola con su niño, era un golpe muy duro para ellas, ya que en estos años se habían encariñado con el pequeño Tony, pero por otro lado estaba tranquila porque conocía a sus amigas y sabía que la apoyarían, sobre todo porque es por el bien no solo de ella sino más por el de hijo.

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Marilenis maria vilchez mavares
Exvelente novela corta y con una trama muy buena
Eufrosina Ortiz Martinez
muchas felicidades muy buena historia
Maria Garcia
me encantó su novela
Angie G
Escritora ,no te vayas a tirar la historia,con más cosas desagradables,ella merece ser feliz.
Que la rescaten.
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