Madelein una madre soltera que está pasando por la separación y mucho dolor
Alan D’Agostino carga en su sangre una maldición: ser el único híbrido nacido de una antigua familia de vampiros. Una profecía lo marcó desde el nacimiento —cuando encontrara a su tuacantante, su alma predestinada, se convertiría en un vampiro completo. Y ya la encontró… pero ella lo rechazó. Lo llamó monstruo. Y entonces, el reloj comenzó a correr.
Herido, debilitado y casi al borde de la muerte, Alan llega por azar —o destino— a la casa de Madeleine, una mujer con cicatrices invisibles, y su hija Valentina, demasiado perceptiva para su edad. Lo que parecía un encuentro accidental se transforma en una conexión profunda y peligrosa. En medio del dolor y la ternura, Alan comienza a experimentar algo que jamás imaginó: el deseo de quedarse, aún sabiendo que su mundo no le permite amar como humano.
Cada latido lo arrastra hacia una verdad que no quiere aceptar…
¿Y si su destino son ellas?
¿Madelein podrá dejar
NovelToon tiene autorización de Romina Lourdes Escobar Villamar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo -9
—No.
—Quédate, por favor. Te juro que te cuidaré bien y no le diré a mamá que despertaste… ni que la sombra vino a mi casa. Eso no le gustará.
Alan entrecerró los ojos. Su voz era débil, pero su mente se agitaba.
—¿Pero cómo te diste cuenta?
—La sentí. Puedo verla de cerca.
—Lucien… ven.
Una sombra se movió entre la penumbra, emergiendo con sigilo.
—Sí, amo —respondió Lucien, mirando con desdén a la niña—. Escuincla fea…
—¡Lucien! Compórtate, es una niña.
—¡No te permito que me hables así! —exclamó Valentina, cruzándose de brazos con autoridad—. Eres una sombra. Arrodíllate y pídeme disculpas.
—Ella no puede… —intentó intervenir Alan.
—Amo, ayúdeme... ¿¡Qué carajos…!?
—Pídele perdón y trátala bien. Luego investiga —ordenó Alan, con un tono irrefutable.
Lucien bajó la cabeza.
—Perdóname, Valentina. Eres hermosa. Solo te molestaba.
—Está bien —respondió la niña, con una madurez desconcertante—. Perdón si te hice sufrir. Yo no sabía que te haría eso.
Alan suspiró y volvió a mirar a Lucien.
—Ve y dile a mi madre lo que pasó solo a ella además creo que no puedo sanar Luego regresa. Tú las cuidarás mientras yo me quedo en casa.
—¡Siii! —gritó Valentina con una sonrisa brillante—. ¡Te quedarás!
—Sí… pero con una condición —advirtió Alan.
—¿Cuál?
—Solo unos días . Me quedaré dormido. Luego de eso… desapareceré.
Valentina bajó la mirada un momento. Luego, levantó su rostro con decisión.
—Está bien. Una semana. Pero quiero que lo prometas. ¡Sella la promesa! Pero con sangre.
Alan arqueó una ceja.
—¿No crees que eres muy pequeña para sellar con sangre?
—No. Lo leí en un libro. Solo así la promesa no se romperá.
Él soltó una risa suave, luego extendió su mano.
—Está bien. Dame tu mano. Prometo quedarme una semana, luego…
—Luego de eso te irás —interrumpió Valentina—. Pero si decides quedarte en mi vida, quiero que seas mi papá.
—¡Noooo! Eso no…
—Lo siento —sonrió con picardía—. La promesa ya está hecha. Además, no te estoy obligando. Eres libre de irte cuando cumplas el plazo. Igual… no creo que seas lo que mi mami necesita.
Alan la observó en silencio. Esa niña… tenía un alma vieja, como si la vida la hubiera obligado a madurar demasiado pronto.
-No me siento bien que me pasa .
-Amo porque no a sanado aún?
No sé me siento debil estoy viendo borroso .
—Acuéstate. Duerme. Despertaré a mi mami.
Valentina se dirigió a la cama, se acercó a su madre y la sacudió con dulzura.
—Mami… mami, despierta. Te quedaste dormida.
—Mmm… sí, mi niña. Ve a la cama, ya voy…
Desde un rincón, Lucíen la observaba .
Al parecer ya le bajó la fiebre. Cerró los ojos nuevamente,murmuró ella .
Madeleine se levantó y a paso lento , fue a su cama y se acurrucó junto a su hija. Pronto, ambas se quedaron dormidas, abrazadas.
El domingo paso igual no tenían nada que hacer y salir no era opción tenían que cuidar el invitado .
El lunes llegó, y con él, la misma rutina: despertar temprano, preparar el desayuno y salir a trabajar…
Después que ellas salieron Alan, quedó en silencio, perdido en Sus pensamientos eran un torbellino, pero por primera vez en mucho tiempo, no sentía miedo… ni rabia… ni hambre, se sentía en paz dormido en la habitación.
Solo una extraña y desconocida paz.
solo unos días , solo eso será .
Pero su alma ya sabía que no sería tan fácil.
Y en ese silencio, Alan comenzó a recordaren sus sueños todo lo que aconte io antes de llegar ahí . Porque antes de llegar a esa casa… hubo otra historia.
Una historia que él mismo necesitaba contar.