chicas no me maten, pero necesito publicarla o se me va a ir la idea
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capítulo 8
En la empresa automotriz de los Vitale se llevaba a cabo la prueba de uno de sus últimos autos. Como era costumbre, Alek se encargaba personalmente de probar el motor antes de declarar si el producto estaba listo para comercializarse. Vivían, al llegar a la empresa y enterarse de esto, se dirigió directamente al autódromo para reunirse con su familia, sin saber que allí también se encontraría con Mark, quien, luego de su reunión, había decidido visitar la empresa de los rusos para evaluar una posible colaboración.
Cuando Vivían llegó, todos los hombres presentes se voltearon a verla, pero nadie alcanzó a decir una palabra: Alek bajó del auto y se dirigió hacia su hermana con una amplia sonrisa. Al llegar junto a ella, besó su mejilla y, pasando su brazo alrededor de su cintura, preguntó:
—¿Qué tal te fue, preciosa?
Ella sonrió, mirando a los demás caballeros, y respondió:
—Luego te cuento. ¿Por qué no terminas tu presentación?
—Cierto...
Alek se volvió hacia los representantes de las empresas con las que consideraba una posible fusión y presentó el auto.
—Muy bien, como verán, señores, este es el primer modelo de la familia Vitale en Los Ángeles. Su diseño es deportivo...
Alek siempre prefería presentar sus autos en persona. No le gustaban las proyecciones ni los videos en una sala de juntas; él era todo un mecánico y quería que los posibles inversionistas tuvieran contacto directo con el producto. Gracias a esta filosofía, las empresas automotrices de su familia prosperaban y sus acciones figuraban entre las más cotizadas en la bolsa.
Mientras Alek mostraba el motor, los asientos, la tapicería y todas las innovaciones que había desarrollado junto con sus diseñadores, Mark no dejaba de mirar a Vivían. No entendía qué hacía con Alek Vitale, si el día anterior la había visto con el otro de los mellizos. Su mirada era tan evidente que Alek, al notarlo, comentó en tono sarcástico y burlón:
—¿Señor Lauren, lo estoy aburriendo? —y al ver cómo los ojos oscuros de Mark volvían a centrarse en él, añadió—. Preste atención. Luego le tomaré examen. Sé que mi invitada es bonita, pero dirija su atención al producto.
Los demás inversores sonrieron ante la osadía del joven al hablarle así a uno de los hombres más poderosos de Los Ángeles. Sin embargo, al ver que Mark solo guardó silencio y prestó atención, nadie comentó al respecto.
Al finalizar la presentación, Alek informó que, si bien el modelo estaba casi listo, como nuevos empresarios en ese país buscaban una colaboración con una empresa nacional. Esto no solo sería beneficioso para ellos, sino que también ayudaría a posicionar la marca entre el público local.
Tras un breve discurso y concertar una nueva cita para discutir cifras de inversión, los asistentes comenzaron a retirarse, excepto Mark, quien esperó hasta el final para hablar con Vivían. Una vez los tres estuvieron solos, Alek volvió a colocarse junto a su hermana y preguntó:
—¿Señor Lauren, tiene alguna duda respecto al prototipo?
—No, todo está claro. Solo tengo una consulta... ¿Cómo es que conoce a mi esposa?
Vivían lo miró con desprecio, pero antes de que pudiera decir algo, Alek respondió por ella.
—¿Su esposa? Llevo casi un año aquí y creí que la señorita Valencia era su esposa. —Sus ojos brillaron con desdén mientras añadía—. ¿Así que este es el tipo que te dejó ir?
Vivían lo miró suplicante, pidiéndole que se detuviera, pero Mark replicó:
—Ella aún es mi esposa. Le agradecería que no se tomara tantas confianzas... y la soltara.
—Es suficiente. ¿A qué viene este reclamo? Se te olvida que ya firmaste los papeles que anulan nuestro matrimonio.
—Aún no están registrados. Así que compórtate como una mujer decente y respeta a mi familia. Ya bastante malo fue que te perdieras por quién sabe dónde durante tres años, y ahora te vinculen con un hombre distinto cada día. ¿Acaso no tienes moral? ¿No te alcanzó con el hermano, que ahora también sales con él...?
Los gritos de Mark fueron silenciados por los puñetazos de Alek. Incapaz de contener su ira, se abalanzó sobre él como una pantera, y ambos comenzaron a golpearse. Los hombres de seguridad, al escuchar los gritos de súplica de Vivían, corrieron a separarlos. Alek, furioso, se zafó de sus hombres y escupió:
—¡Suéltenme! Y tú, maldita escoria... Si no te enseñaron cómo tratar a una mujer, yo te enseñaré.
Alek se disponía a volver a atacarlo, pero Vivían lo detuvo.
—¡Alek, es suficiente! ¡No más!
Al ver los ojos enrojecidos de su hermana, Alek se calmó. Se acercó a ella y la abrazó.
—Tranquila...
Ella le correspondió el gesto, y al notar la sangre en la comisura de sus labios, dijo:
—Vamos. Tengo que curarte esas heridas.
Alek asintió, resignado, y cuando estaban por marcharse, Mark, aún sostenido por los guardias, alcanzó a sujetar el brazo de Vivían.
—¿A dónde crees que vas?
Sin pensarlo dos veces, Vivían se zafó de su agarre y, con el puño cerrado, le propinó un golpe directo al rostro que lo dejó en el suelo. Sus ojos no solo eran fríos, también estaban cargados de odio.
—Te perdoné que me engañaras, que me insultaras, que me golpearas y que me abandonaras. Te dejé libre para que pudieras ser feliz y vivieras como siempre quisiste. Pero sigues empeñado en hacerme daño... y en lastimar a quienes amo. Muy bien, prepárate, porque si antes no tenía intención de hacerte daño, ahora eso ha cambiado. No debiste tocar a mi hermano.
Sin más, Vivían caminó junto a Alek para sostenerlo. Antes de perderse de vista, Alek se volvió con una sonrisa burlona, fingiendo quejarse al ver el rostro preocupado de su hermana.
Los guardias, al quedarse solos con Mark, se acercaron para levantarlo, pero una voz los detuvo.
—Le advertí que se calmara o me vería obligado a usar la fuerza.
Iván se abrió paso entre sus hombres y añadió, tronando los dedos:
—Enséñenle la salida al señor Lauren.
Uno de los guardias iba a tomarlo del brazo, pero Mark se incorporó por sí solo y, con rabia, dijo:
—Esto no lo olvidaré. Dile a tu amo, lacayo, que se prepare para las consecuencias.
Iván sonrió con una mirada sombría.
—Yo espero que usted esté preparado para lo que se viene. No tiene idea a quién acaba de ofender.
Sin dejar que respondiera, se volvió hacia sus hombres.
—Quítenlo de mi vista.
—<>.
Iván se alejó, pero aún podía escuchar los gritos furiosos de Mark a lo lejos. Sin perder tiempo, tomó su teléfono y marcó un número.
—Señor, dijo que lo llamara si algo pasaba. Muy bien... ocurrió algo que creo que debe saber.
Es el famoso libre albedrío, del que todos ante una disyuntiva echamos manos ✋ y optamos por algo en entredicho 👍🏻🙌
Y tampoco ha habido acción 🤷 de él hacia Camila, para que descubran la joyita que es 🤨😵🤯