Luna Cáceres quedó embarazada por confundir su laxante con el afrodisíaco de su amiga. ¿Con quien estuvo? No tiene idea. Lo único que sabe es que fue un maldito español que se aprovechó de su predisposición cuánto quiso.
Aquel español es el hijo de su padrastro, a quien conocerá por la boda en que sus padres sellarán su amor.
Ellos no se reconocerán, pero el español tiene un gran problema que le impide relacionarse con cualquier mujer, pero que curiosamente no le impidió estar con Luna.
¿Qué ocurrirá cuando él sepa que aquella noche inolvidable fue con su hermanastra? ¿Cómo reaccionará ella al saber quién es el padre de su hija?
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SALUDO A DISTANCIA
PABLO MONTES
Había pensado en tomarme un tiempo, lo necesitaba. Alejarme de las miradas burlonas de la gente que me reconocía después de la humillación pública que para mi fue devastadora.
Estaba marcando el número de mi padre cuando él me llamó para contarme que le propuso matrimonio a su pareja. Ella me agradaba y las veces que viajé de visita me trató muy bien. Yo sabía que ella tenía una hija pero aún no la había conocido. Mi padre me había comentado que esa chiquilla tenía una niña y que la estaba criando sola, pero jamás me dió más detalles y yo tampoco pregunté.
Le pregunté a mi padre si podía viajar antes de la boda y fue cuando le comenté mi problema y lo que había pasado. Me dió vergüenza, pero preferí ser honesto para decirle mis planes.
Él me recibiría en su casa y yo aprovecharía la estadía para calmarme y tomar una decisión sobre que hacer con mi vida, si volver aquí o establecerme allí.
Le comenté a mi madre lo que haría y ella me dijo que piense bien las cosas porque no podría estar viajando mil veces si algo salía mal.
Empaqué mi perfume favorito, documentos y cosas importantes, además de ropa y dinero. Fui al aeropuerto y tomé el primer avión. Al aterrizar, un taxi me llevó a alquilar un vehículo y luego conduje a la casa de mi padre y su mujer.
Cuando llegué me atendió una mujer vestida con un overol manchado de pintura.
-Pasa, ¿Sabes lo que tienes que hacer?- Me habló apresurada
-Si- Le dije pensando en que tendría que desempacar e instalarme
-Bien entonces, porque no tengo tiempo de explicarte- Miró la hora y se quejó de que era tarde
Seguí a esa mujer al fondo de la propiedad a una pequeña casa, abrió la puerta para mi y se fue.
Acabé llamando a mi padre para decirle que una mujer extraña me condujo a una pequeña casa y él se rió.
-Acabas de conocer a Luna, mi hijastra. Creo que te confundió con el plomero- Volvió a reírse
Él apresuró lo que debía hacer y vino a recibirme. Además, me llevó a la casa principal y allí me enseñó el cuarto que ocuparía.
No quise hacer preguntas sobre esa mujer, pero tampoco la vi bien porque estaba usando un casco en su cabeza que parecía de construcción. Vi su casa ordenada y sentí la misma fragancia, o una muy similar a la que tenía la hechicera.
La mujer de mi padre me dijo que su hija trabajaba mucho y que estaba intentando terminar unos apartamentos para los que la habían contratado, que apenas si la vería. Según me dijo se iba muy temprano y regresaba muy tarde por la noche. Ella le llevaba a su niña y la iba a buscar antes de que se fuera a trabajar.
Mi padre me presentó a Cielo como su nieta. No tuve demasiado contacto con la niña por dos días hasta que después ella comenzó a acercarse a mi. Esa niña era un desastre, una dulzura por completo, pero con dos pies izquierdos.
Creí que la niña no veía muy bien, porque todo se chocaba. Resultó ser solamente despistada y propensa a las caídas más absurdas.
Con mi padre esa niña hacia lo que quería. Lo maquillaba, le ponía ligas en el cabello y le contaba cosas extrañas que se le ocurrían.
Pensé en que mi padre parecía tener una nieta, lo mismo que me pedía mi madre, pero que yo no podría darle al menos naturalmente. Deseché aquellos pensamientos y no fue hasta algunos días más tarde que conocí a la muchachita vestida de overol.
-Él es Pablo- Su madre nos presentó y ella extendió la mano
-Luna- Dijo ella manteniendo la distancia
Observé su rostro con curiosidad debido a su expresión de asco. ¿Estaría mal del estómago? No creo que se tratara de mi.
Mi padre cocinó para que compartiéramos una cena todos juntos y ella quiso negarse. No sé quedó quieta en toda la velada, poniendo sahumerios y desodorante ambiental.
-¿Le pasa algo?- Pregunté por su extraño comportamiento creyendo que no me escucharía
-Discúlpame, pero no soporto tu perfume. Lo odio- me explicó alejándose
Era un perfume importado, mi preferido, pero ella lo odiaba.
La mujer de mi padre me miró avergonzada y pretendió reprenderla, pero a ella no le importó mucho. Según mi percepción esa mujercita es brutalmente sincera.
Después de la incómoda cena, siguió el postre. Su niña se había puesto una corona con brillos en la cabeza y se había maquillado. Me miró con sus grandes ojos celestes y me preguntó cómo se veía.
-Muy guapa- Le dije. Allí fue cuando Luna se levantó de la mesa, tomó a su hija y se fue aún sin terminar su postre. Parecía totalmente descompuesta
-¿Hice algo mal?- Pregunté y su madre me miró apenada
-Lo siento, Pablo. No hiciste nada malo, pero mí hija es un poco particular. Odia algunas palabras y guapa es una de ellas. No sabemos por qué, pero si las escucha se altera y acaba por irse
Creí que era mentira, pero mi padre me confirmó que así era. Lo único que pude pensar es que es extraña. Joven, bella y con un carácter de infierno.
El perfume de ella me es muy agradable y me recuerda a mí hechicera, así como su cabello rojo. Debo de estar alucinando para encontrar similitudes, seguro que es mí abstinencia la que me hace imaginar cosas. Además, por el carácter de ella no imagino ni remotamente que pueda ser así.