Odet y Dafne se conocen desde niñas, siempre fueron amigas hasta que cada una tomó su camino. Después de muchos años volvieron a encontrarse. Esta es una historia basada en hechos reales, los nombres y los personajes fueron creados para dar vida a esta historia. No todo lo que se escribe pasó de verdad. Sin embargo, algunas cosas sí pasaron.
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Lucha feroz
San Luis Potosí...
Amor, tengo que darte una noticia, dijo Dafne temiendo la reacción de su esposo.
¿Qué sucede, amor?, ¿por qué esa carita tan triste?
Es que no sé cómo lo vayas a tomar, amor.
Vamos, amor, déjate de rodeos y dime lo que te pasa.
Dafne guardó silencio por unos segundos, tomó aliento y le dijo: Estoy embarazada.
Jeremías saltó de gozo, estaba feliz porque su esposa le daría un hijo.
Amor, ¿cómo crees que iba a tomar esta noticia?, si es lo más hermoso que me has dicho. Gracias, amor este hijo vendrá a esta familia como un remanso de paz.
Con mucho esfuerzo entre Jeremías y Dafne, lograron sacar la casta y sus hermanos estaban estudiando. El embarazo de Dafne marchaba a pedir de boca. Con un mes y medio de gestación Dafne tenía muchos mareos y vomitaba constantemente.
El médico le había ordenado reposo porque temía que se fuera a desmayar y golpearse la cabeza.
No te preocupes, mi amor, tú descansa.
No puedo descansar tengo mucho trabajo, dijo Dafne a sabiendas de que faltaría dinero en esa casa si ella no trabajaba.
Amor, mi trabajo va bien, no temas, por favor. Solo serán unos días.
Dos días, no más.
Sí, amor, pero por el momento, quédate ahí acostada. Yo haré todo el trabajo, enseguida te preparo algo de comer.
De solo pensar en la comida siento náuseas.
Yo lo sé, mi amor, pero tienes que comer haz un esfuerzo, ¿quieres?
Pues si no me queda otro remedio, dijo Dafne, resignada.
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Guadalajara Jalisco...
Aurora había hecho caso omiso a lo que le dijera Sergio y fue a trabajar como de costumbre.
Hola, Aurora. Qué bueno que viniste a trabajar, el recibimiento que le dio Rolando era de maravilla.
Rolando ya no sé qué hacer con Sergio, él me dijo que yo era su novia y jamás me iba a dejar, pero tengo miedo porque es muy violento. Incluso me prohibió que viniera a trabajar.
Y, supongo que no le hiciste caso porque estás aquí.
Soy una persona adulta y puedo trabajar donde a mí me dé mi gana, ningún hombre me va a prohibir que haga o deje de hacer lo que yo quiera.
Eso, dijo Rolando. Me alegra que pienses de esa manera eres una persona muy valiosa. Nunca dejes que nadie te mangonee. Tú mereces lo mejor. ¿Hay algo más que te preocupa, Aurora?
Hace dos días le dije que ya no quería nada con él; y él me dijo que jamás me iba a dejar estoy muy preocupada, se veía muy enojado.
Bueno, perro que ladra no muerde. No tengas miedo, yo te cuidaré. Y ahora, pongámonos a trabajar porque el tiempo apremia.
El día transcurrió sin incidentes y Aurora pudo terminar su trabajo a tiempo.
Justo a tiempo, mi amor, porque hoy llegan los clientes por su trabajo; perdón se me escapó, pero no te preocupes no vuelve a suceder.
Tranquilo, me gustó que me hayas dicho mi amor. Y ahora yo te pido que me digas mi amor.
¿Quieres que seamos novios?, preguntó Rolando con un poco de timidez.
Sí, creo que yo también te amo y sin decir agua va ambos se dieron un gran beso.
Sergio llegó en ese momento solo para ver que Aurora y Rolando se estaban besando.
¿De manera que es por eso que tú ya no me quieres, Aurora?, ¿andas con este tipo?, debí habérmelo imaginado. ¿Desde cuándo me engañas?, dímelo.
Sergio, este no es el momento, estoy trabajando, ¿por qué no te vas?
¿No me digas? ¿Y de qué trabajas ahora?, ¿de prostituta?
Rolando no pudo evitarlo y le aventó un trancazo a la cara.
Pero Sergio no era manco y se le fue encima, ambos se enfrascaron en una lucha terrible.
¡Basta, basta!, dijo Aurora.
Pero los dos hombres no hacían caso y se golpeaban sin misericordia.
Aurora tomó una pequeña bola de metal y la aventó a una mesa también de metal.
El ruido que hizo la bola al caer en la mesa apagó el ímpetu de los dos hombres.
Fuera de aquí, Sergio. Entre tú y yo todo ha terminado y no quiero que vuelvas a buscarme o te echo a la policía.
Me voy a ir, pero no pienses que yo te dejaré libre para que te juntes con este idiota.
Cuida tus palabras que no estoy dispuesto a que me faltes al respeto, dijo Rolando. Y, ahora lárgate de aquí.
Sergio salió y, al momento de pasar por un estante con cosas de dibujo, enojado lo tiró al suelo.
Dejando una mancha enorme de pintura de varios colores, pinceles, unos cartones y hojas.
Le hablaré a Sara para que venga a limpiar, los clientes no tardan de llegar. Espero que no vean esto.
Ve a limpiarte la cara y por favor no salgas el resto del día yo me encargaré de los clientes.
Rolando se metió a su despacho cerrando la puerta tras de sí.
Sara limpió todo el reguero que hizo Sergio justo a tiempo porque en ese momento llegaron los clientes.
Buenas tardes, llegan justo tiempo ya está su pedido.
Aurora le mostró los dibujos y el cliente quedó satisfecho.
Esto es maravilloso, muchas gracias.
Luego, hizo un cheque por una cantidad considerable y se lo entregó a Aurora.
Aquí tiene y espero que no sea esta la última vez que me haga usted un trabajo.
Claro que no, aquí estamos para servirle cuando se le ofrezca, dijo Aurora muy amable.
Cuando el cliente se fue Rolando salió de su despacho.
Fue un éxito, aquí está el cheque.
¡Wow!, esto merece que salgamos a comer, ¿qué dices, vamos?
Al ver que Aurora dudaba él la abrazó y le dijo que no tuviera miedo.
Amor, no te preocupes, sabes que yo siempre voy a estar contigo. Te protegeré de ese hombre.
Rolando la llevó a cenar a un restaurante de lujo y después, se fueron a bailar a un bar exclusivo.
Ella fue feliz al lado de Rolando, pero en el fondo de su alma seguía siendo una niña inocente.
Se asustó cuando Rolando quiso avanzar en su relación.
No te asustes, esto es muy normal si quieres vamos a un lugar más tranquilo.
No quiero que pienses que soy una mojigata, pero aún no estoy preparada para el sexo; así que, por favor te pido que vayamos más despacio.
Está bien, mi muñequita, pero no te pongas a la defensiva. Te prometo que no pasará nada que tú no quieras.
Más tarde Rolando la llevó a su casa.
Los padres de ella en cuanto la oyeron llegar se fueron a dormir tranquilamente, sin decirle absolutamente, nada.