Sarah siempre había tenido a Liam en su vida, pero jamás imaginó que sus sentimientos por él podrían cambiar. Es el mejor amigo de su hermano, un chico que siempre estuvo en su órbita, pero nunca en su corazón. Sin embargo, una noche mágica, bajo el brillo de las estrellas, todo cambia. La atracción es inmediata, poderosa, y aunque duda, no puede evitar sucumbir al deseo. El amor se convierte en una lucha interna entre lo que siente y lo que debe hacer. ¿Podrá vivir con el riesgo de perderlo todo por un amor que parece destinado a romper las reglas?
NovelToon tiene autorización de Sara liceth para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Bajo El Hechizo De Tus Palabras
Me encerré en mi cuarto con una sonrisa que no pude —ni quise— disimular. Cerré la puerta con cuidado, como si cualquier ruido pudiera romper lo que acababa de pasar, esa especie de hechizo que solo Sarah podía provocar. Me recosté en la cama sin encender la luz. Solo dejé que la oscuridad me envolviera, todavía con el eco de sus palabras flotando en mi cabeza. Fue mi beso favorito
No sabía si lo había dicho porque quería que lo escuchara o porque no pudo guardárselo más. Y aunque no me volteé, cada parte de mí gritaba por hacerlo. Pero no quise arruinar el momento. Ella habló. Y eso ya era suficiente. Cerré los ojos, y la imagen de sus labios, su voz bajita, la forma en que su cabello caía sobre los hombros todo volvió a mí como una película que no me canso de repetir. La puerta de al lado crujió. Debió ser ella entrando a su cuarto. Podía imaginarla también sonriendo, con el mismo nudo en el pecho que tenía yo. Un nudo dulce, cálido jodidamente adictivo
Pero no podíamos seguir así por mucho más tiempo. No con su hermano durmiendo a metros. No con todo lo que podría pasar si alguien nos descubría. Y aún así no quería detenerme
Me encerré en mi cuarto con una sonrisa que no pude —ni quise— disimular. Cerré la puerta con cuidado, como si cualquier ruido pudiera romper lo que acababa de pasar, esa especie de hechizo que solo Sarah podía provocar. Me recosté en la cama sin encender la luz. Solo dejé que la oscuridad me envolviera, todavía con el eco de sus palabras flotando en mi cabeza
Fue mi beso favorito
No sabía si lo había dicho porque quería que lo escuchara o porque no pudo guardárselo más. Y aunque no me volteé, cada parte de mí gritaba por hacerlo. Pero no quise arruinar el momento. Ella habló. Y eso ya era suficiente. Cerré los ojos, y la imagen de sus labios, su voz bajita, la forma en que su cabello caía sobre los hombros todo volvió a mí como una película que no me canso de repetir. La puerta de al lado crujió. Debió ser ella entrando a su cuarto. Podía imaginarla también sonriendo, con el mismo nudo en el pecho que tenía yo. Un nudo dulce, cálido jodidamente adictivo. Pero no podíamos seguir así por mucho más tiempo. No con su hermano durmiendo a metros. No con todo lo que podría pasar si alguien nos descubría. Y aún asi no quería detenerme
Pensé en escribirle. Agarré el celular, lo desbloqueé abrí la conversación y me quedé mirando la pantalla. Qué se dice después de algo así Después de un beso que todavía podía sentir en los labios, después de una frase que me hizo olvidar hasta cómo se respiraba
Puse Estás despierta
Pero no lo envié
Me reí solo negando con la cabeza. Parecía un adolescente con su primer amor. Y tal vez lo ere al menos con ella se sentía como la primera vez de todo. Primeras miradas que quemaban, primeros silencios que hablaban más que las palabras, primeros roces que me dejaban el corazón corriendo maratones. Apagué el teléfono y me giré sobre la cama, mirando el techo. No iba a dormir. Ya lo sabía. Entonces como si me hubiera leído el pensamiento el celular vibró
Sarah: No podía dormir. Tú
Mi sonrisa fue instantánea. Le contesté de una
Liam: Tampoco. Hay una chica que me robó el sueño. No pasó ni un minuto
Sarah: Sí Qué descarada. Yo estaba pensando en un chico que no me mira cuando le digo cosas importantes
Me reí bajito llevándome el celular al pecho por un segundo. Después respondí
Liam: Si te miraba se me notaba todo. Y no quería que supieras cuánto me mató lo que dijiste. Silencio
Tres minutos sin respuesta. Cinco justo cuando empecé a pensar que quizá había sido demasiado honesto apareció su mensaje
Sarah: Ya lo sabía liam por eso lo dije
Suspiré largo profundo. Estábamos jugando con fuego y ninguno quería apagarlo. Me senté en la cama, el corazón latiendo fuerte. Como si esas palabras fueran una invitación a seguir a no detenerme
Liam: Ven
La vi escribiendo. Luego se detuvo. Otra vez. Ese maldito está escribiendo que me tenía en vilo
Sarah: Estás loco
Liam: Sí por ti
Pasaron unos segundos. Y entonces
Sarah: Cinco minutos
Salté de la cama. No encendí la luz, no quería que nadie sospechara nada. Me acerqué a la puerta y la abrí con cuidado. El pasillo estaba oscuro, silencioso. Escuché un leve crujido era ella. Caminando despacio, con sus pasos suaves como si flotara. Llevaba una camiseta grande el vaso de agua ya no estaba. Solo ella, con el cabello suelto y esa expresión que me hacía olvidar que esto estaba mal
—Hola —murmuró apenas
—Hola —le respondí con una sonrisa inevitable
No dije nada más. Solo me hice a un lado para que entrara. Cerré la puerta detrás de ella. El silencio se llenó de electricidad. Nos quedamos ahí, frente a frente. Cualquier palabra sobraba. La habitación estaba a oscuras, solo la luz de la calle entrando por la ventana
Y entonces me acerqué. No con prisa. Con cuidado. Como si cada paso fuera un permiso. Como si el universo nos estuviera dando uno más solo uno más. Ella no se movió
Solo me miró. Como si también estuviera cayendo. Y cuando estuve lo suficientemente cerca para rozar su mejilla con mis dedos, susurré
—Ahora si quiero que sepas cuánto me mató lo que dijiste
Sarah sonrió. Esa sonrisa chiquita, peligrosa. Y sus labios encontraron los míos de nuevo. Sin prisa. Sin miedo. Por esa noche, el mundo se detuvo