Después de una ruptura, Camila encuentra consuelo en un hombre prohibido con el que descubre sensaciones que nunca había sentido, Pero las cosas cambiarán cuando descubra que es casado
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celos.?
Pasé largas horas examinando detenidamente cada uno de los libros contables de la empresa, analizando cuidadosamente los gastos y las ganancias que ingresaban mes a mes. Realmente, la situación financiera de la empresa se veía saludable. Sin embargo, también revisé algunas inversiones que estaban pendientes y descubrí una que parecía prometedora. Decidí investigar más al respecto cuando, de repente, escuché un suave golpeteo en la puerta de mi oficina.
Toc, toc, toc...
—Hola, espero no interrumpirte —dijo Emiliano con una sonrisa amigable—. Pero ya es un poco tarde y pensé que no habías cenado.
Miré de inmediato mi reloj y me di cuenta de que ya eran más de las seis.
Perdí la noción del tiempo mirando tantos números, comenté, retirándome las gafas con una sonrisa en el rostro.
¿Te gustaría ir a cenar? Muy cerca de aquí hay un lugar que sirve un espagueti y un filete deliciosos, propuso Emiliano, con una sonrisa tierna y parecía muy nervioso.
En realidad, no tenía muchas ganas de salir a cenar, pero decidí aceptar la invitación. Sentía curiosidad por el proyecto del que Emiliano había estado a cargo. Si lograba obtener una buena cantidad de dinero con él, estoy segura de que mi padre confiaría más en mí y me permitiría hacer lo que quisiera.
¡Sí, claro! respondí mientras recogía mi bolso.
Al llegar al lugar, nos asignaron una mesa muy cercana a una ventana, desde donde se podía apreciar una hermosa vista. Emiliano, que se mostraba realmente atento conmigo, comenzó a entablar una conversación.
—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que te graduaste? —me preguntó Emiliano, mientras ambos revisábamos el menú.
—Fue hace un mes más o menos.—respondí, dejando escapar un suspiro—. En realidad, no quería trabajar aquí. Estudié finanzas, pero creo que esa carrera no es mi verdadera pasión.
—Me imagino que Don Rolando te presionó bastante para que eligieras esa carrera, al igual que mi padre. Ellos son muy buenos amigos —comentó Emiliano.
—De verdad, no lo sabía —le contesté, sorprendida—. Nunca me lo había mencionado mi padre.
Así es, de hecho, me sorprendió escuchar que Rolando tiene una hija. Siempre pensé que Sebastián era su único hijo, comentó Emiliano.
Sí, bueno Sebastián no es mi hermano el es hijo de Jimena y ella no es mi mama, yo me fui a estudiar a una de esas escuelas para señoritas y, cuando salía de allí, siempre iba con mi mamá, respondí, tratando de evitar mencionar a Sebastián.
Mientras la mesera tomaba nuestra orden, dirigí la mirada hacia la mesa de al lado y allí estaba Sebastián, acompañado por una rubia diferente a las que había visto anteriormente. Mi corazón comenzó a latir más rápido y no pude evitar sentir una mezcla de celos y tristeza al verlo así.
Pasa algo.!?_ pregunto emiliano.
No nada, dije intentando guardar mis sentimientos y no pensar en Sebastián.
Hicimos el pedido de nuestra cena y, a medida que la conversación avanzaba, fui dejando de prestar atención a Sebastián. Emiliano lograba captar por completo mi interés, ya que ambos estábamos hablando sobre nuestras experiencias con nuestros padres y aspectos relacionados con el trabajo. En ese momento, sentía que teníamos muchas cosas en común.
Voy a ir un momento al tocador, dije, dirigiendo mi mirada hacia Emiliano mientras él se levantaba de la mesa para ofrecerme su ayuda. En ese instante que me pare de la mesa , mis ojos se encontraron con los de Sebastián, y no pude evitar experimentar una sensación horrible al notar que él y la mujer estaban tomados de la mano..
Entre al baño y tenía tantas ganas de llorar, Pero no lo hice solo arreglé mi maquillaje y me miré por unos segundos en el espejo y respire profundamente para volver a salir.
—¿Qué haces con Emiliano? —preguntó Sebastián, mientras me agarraba del brazo para detenerme en seco.
—¡Suéltame! ¿Qué te importa? —respondí molesta, ya que este tipo no sabía cuándo parar.
—¿Estás saliendo con él? —interrogó, acercándose más y sujetándome de la cintura contra la pared.
—¿Acaso estás ciego para no darte cuenta? —repliqué, sintiendo mi respiración agitada. La cercanía de Sebastián me alteraba tanto que deseaba que me tocara.
Acabas de conocerlo, ¡no puedes! exclamó Sebastián, observando mis labios con una intensidad que me hacía pensar que estaba a punto de besarlos. Yo, por mi parte, me esforzaba por liberarme de su agarre, intentando distanciarme de él.
No te conocía muy bien a ti y, sin embargo, terminamos en la cama. Tal vez, cuando esté con Emiliano, él no se vaya dejándome sola en la cama, le respondí, mientras me apartaba un poco más de su cercanía y volvía ala mesa con emiliano.
Me gustaría irme.!_ le dije a emiliano.
Si claro.!_ dijo emiliano dejando unos billetes en la mesa para después salir ambos del restaurante mientras se portaba muy atento conmigo.