La Hija Fea

Robert se incorpora con sus caballeros, con su caballo avanza a dónde está Zafiro.

-Capitan, un gusto verla, viajará conmigo hasta el puerto?

-Excelencia, debo ir primero a la capital.

-Bueno yo también, oficialmente soy el marqués.

-Felicidades.

-Zafiro, siempre eres así?

-Así cómo?

-Seria, distante.

-Si

Zafiro avanza un poco más, llegan al lugar donde les toca acampar, ella estaba sola haciendo guardia, ella quería que Robert se fuera; sin embargo, él se sentó a su lado.

-Dime más de ti quiero conocerte.

-Marqués, que es lo que realmente quiere? no quiero ser grosera Pero su tienda está hacia allá, usted es un hombre comprometido

-Que?

-Sí, busca una aventura.

Zafiro se acerca a él y queda a centímetros de su boca, Robert solo se pone nervioso y ve sus ojos verdes.

-No hagas eso.

-Si es lo que quiere se lo daré, puede ser ahora, si así me dejara en paz.

Robert se tensó y no sabía que contestar, Zafiro le ofreció algo que él sin dudar aceptaría, pero algo dentro de él no puede aceptarlo.

-Que demonios dices?

-Si, eso busca le gusta mi cuerpo a pesar de no ver mi rostro, entonces se lo ofrezco, así deja de molestarme, vamos a su tienda.

Le dice Zafiro cerca de su oído y él solo siente su respiración en su cuello, la toma de la cintura y la acerca a él.

-Sabes que puedo aceptar Pero sería mía por siempre.

-Jaja, jamás sería suya, solo es una aventura o como dice usted.

Él aprieta más a su cuerpo, siente el cuerpo de ella pegado a él.

-Dime con cuántos hombres has estado.

-No puede suponer que es el primero, sabe que en estos campamentos pasan cosas, por eso tengo esto.

Ella saca un frasco de pastillas.

-Que, harías esto con cualquiera.

-No, solo con hombres atractivos como usted, entonces vamos o no.

Robert la suelta solo le quita las pastillas de las manos y las tira.

-No pensé que fueras así...

-Soy plebeya, no sabe nada de mí, quiere una dama, vaya a dónde pertenece, aquí no encontrará lo que busca, de hecho pronto estará casado no? Dígame seguirá con sus aventuras después de su matrimonio.

-Tú tampoco me conoces, yo no soy así

-No, usted está comprometido y está ahora aquí conmigo.

-Mi compromiso se romperá pronto.

-Eso debería decir algo, en este momento está usted comprometido, es mejor que se vaya.

-Si me voy, sigue con tu guardia.

Robert se va molesto pues nunca pensó que ella fuera de esa manera.

-Quizás debí aceptar y terminar con esto.

Zafiro solo reía de lado, pues sabe que eso lo haría huir.

-Ja, los hombres piensan que pueden seducir a una mujer así, por su cara y estatus, Pero cuando ella toma la iniciativa salen corriendo.

El viaje al día siguiente transcurre con normalidad, Robert mantiene su distancia y solo ve como ella se lleva con los capitanes, habla con ellos y aprieta las riendas de su caballo, pensando que algunos de ellos han pasado por su cama.

El va distraído y solo se concentra en el paisaje.

-Marquez... Márquez?? Se siente bien.

-He

-Le estoy hablando... ¿Que le pasa? Estamos cerca de la capital, nosotros nos desviamos más adelante, si va al castillo debe seguir derecho.

-Si, gracias, nos vemos, Zafiro que estés bien.

-Gracias, igualmente.

Al llegar a la desviación Robert solo ve como ella sale a todo galope con los demás capitanes, ella no voltea y él también sale a toda prisa, ahora él es el marqués y sus padres estarán un tiempo con su hermana.

-Al menos ella es feliz, ahora debo terminar con ese compromiso ridículo.

Zafiro deja su reporte y va a la casa de su padre en la capital, descansa un poco, se relaja un poco pensando si podrá ver a la emperatriz.

Robert está en el palacio terminando el papeleo para ser el marqués, al cabo de tres días él se prepara para salir, mientras un carruaje también sale de la ciudad, él se encuentra con él en el camino, ve el escudo del conde y se pregunta quien es, el lugar donde se detiene es un campo donde se acostumbra parar para descansar, comer o acampar.

-Señorita la posada más cercana está lejos, podemos acampar aquí.

-Si por favor.

-Entonces pondremos su tienda.

-Eleonor que sorpresa.

Eleonor se sorprende, pensó que ya había salido de la capital.

-**Hay no** Márquez, buenas tardes, va hacia el puerto?

-Así es...

-Que tenga buen viaje

-Es una sorpresa encontrarla, fue a la capital?

-Si a hacer unas compras.

-Entonces la escoltaré.

-Hee? No es necesario, llevo seguridad...

-Bueno no le estoy preguntando.

-**Nooo yo solo quería descansar un poco, que hice dios para merecer esto, es un castigo acaso** Gracias

Le decía con una sonrisa forzada, cosa que Robert noto de inmediato, ella va con sus caballeros y él solo la ve.

-Jaja así eres tú, tus reacciones son las mismas, lo que dijiste es probable que sea mentira, Pero si no lo es tampoco me importaría.**Ella tiene algo que llama mi atención, me gusta de una manera que no sé explicar, solo no sé cómo le haré para que ella me vea.**

-Marqués, acamparemos aquí?

-Sí, prepara todo.

-Como ordené.

En la noche Eleonor está frente a la fogata, Robert le pone una frazada en los hombros lo que hace que se sorprenda, el se sienta a su lado

-No es necesario.

-Estás acostumbrada al frío?

-Sí.

-Eleonor, dime por qué vistes de negro

-Porque me gusta, los colores brillantes no llaman mi atención.

-Así parece que estás de luto.

-Así paso desapercibida, si sabe que soy la hija fea del conde Nava.

-He?¿Quien dice eso? No eres fea.

-Jaja lo dicen por mi forma de vestir y de ser, además no hago vida social, normalmente estoy en el territorio.

-En serio Bueno en algo somos iguales, yo tampoco hago vida social, mi madre siempre entreno, luego entre el marquesado, el puerto y la ciudad, no teníamos tiempo.

-La marquesa es muy fuerte, su forma de pelear y la manera de tomar la espada es fascinante.

Eleonor por un momento olvido con quién hablaba.

-Conoces a mi mamá? Dónde la has visto entrenar?

-Este**Rayos** ya es tarde voy a dormir.

Ella se levantó y fue a su tienda, Robert se hará cargo de la seguridad del campamento, solo ríe por la actitud de Eleonor.

Ella va a su tienda y mejor se duerme, si pudiera saldría a todo galope en un caballo.

En la mañana el viaje continúa, en otra parada afortunadamente hay un hotel, ahí Robert la ayuda a bajar del carruaje.

-Estoy retrasando su viaje.

-Y yo estoy complacido.

Le dice apretando ligeramente su mano, ella la retira y ambos entran al hotel.