Letícia Miller es una excelente secretaria de un magnate rico y arrogante, un hombre que puede tener a cualquier mujer que desee en cualquier momento.
Se encuentra en apuros cuando su hijo, Pierre Miller, fruto de una noche que nunca olvidará —ya que estaba en un evento de negocios de la empresa en la que trabaja—, se enferma. Esa noche, alguien le jugó una mala pasada, drogándola y encerrándola en una habitación donde también había un hombre misterioso drogado. En ese momento ella aún era virgen, y se culpa por haber sido tan descuidada ese día. De esa noche nació Pierre.
Para conseguir la suma que su hijo necesitará y salvar su vida, ¿seguirá Letícia el único consejo de su colega o intentará otra opción?
¿Letícia salvará a su hijo Pierre a cualquier costo, o descubrirá quién es el padre del niño y pedirá su ayuda?
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Capítulo 3
Me llamo Letícia Miller, tengo veinte años, vivo en la parte más humilde de la ciudad de Melbourne, Australia.
Saqué más el lado de mi padre, después de que él falleciera, mi madre Léia Miller, se hundió de lleno en la bebida y hoy está delgada, y con seguridad, usa otras cosas juntas.
Antes era totalmente amorosa y hoy se ha convertido en una mujer amargada por la vida, o al menos por mí, mientras me arreglaba para el evento anual de la empresa, me atormentaba la mente, no entendía el motivo de que mi madre me odiara tanto.
Ella tenía tantas formas de hacerme sentir mal, siempre decía que no ayudaba en nada, pero quien paga este alquiler soy yo, me arreglo mientras ella habla, gritando algunas cosas, pero hoy ella no iba a arruinar mi noche, no hoy.
Termino de arreglarme, cojo mi bolso y voy al portón de casa, a esperar a mi compañera de trabajo Roberta.
Mientras tanto, mi madre grita como loca en la puerta de casa, ese es uno de los motivos por los que no quiero que sepa dónde trabajo, mi último empleo duró ocho meses, con ella yendo a la puerta a humillarme o pedir dinero, siempre borracha, hasta que mi ex jefe me echó.
Roberta llega para sacarme del infierno en el que vivo, entro en el coche, y vamos conversando hasta el evento, de Harper, en cuanto llegamos nos ponemos nuestras credenciales, y cada una fue a un stand de coche.
Se imaginaría que iba a vender, no, pero sabía todo sobre los modelos vendidos esta noche, y vendí diez modelos esta noche, y por cada venta agradecía, ese dinero iría directo a pagar mi facultad, de economía.
Estuvimos más de cuatro horas en el evento, mis pies me estaban matando, por culpa del tacón alto, Roberta viene toda feliz y hablamos una a la otra, nuestras metas de ventas y nos pusimos muy felices, la comisión por cada coche sería muy buena.
Después de algunas horas Roberta me jala por el salón y fuimos hasta el hotel, que me quedé boba de ver, lo lujosa que era, y a Roberta cuando me habló el valor por una noche, era nuestro mes entero de trabajo, casi me caigo para atrás.
Entramos y estaba lleno de gente importante y bastantes funcionarios de las empresas Harper esparcidas por ahí, pedí en el bar del hotel, una bebida sin alcohol, algún tiempo después necesité ir al baño, y cuando volví, Roberta ya había desaparecido, y pasó todo lo que pasó.
Me apagué, y solo desperté cuando mi celular empezó a llegar mensajes sin parar, me levanté de un salto, todavía tendría que trabajar, y cuando miro el celular, era mi jefe.
📩Señorita, Miller, necesito que me pase mi agenda.
📩Señorita Miller...
Mierda, él me mandó no uno, me mandó más de diez mensajes, entré en la agenda de él y mandé su día.
📩Me disculpe, señor, Harper, me quedé sin conexión.
Mentí, lógico.
📩Necesito que me separe todos los informes de los meses que estuve fuera, vuelvo mañana para la empresa, no admito retrasos, señorita Miller.
📩 Estará hoy todavía en su mesa, señor Harper. buenos días.
Él ni siquiera respondió, la arrogancia de él era mayor que la educación, él ni siquiera da un buenos días para las personas que trabajan con él. Imagina para mí, que él nunca ha visto.
Me levanto y me siento, y todavía siento una incomodidad en las partes íntimas, me arreglo y hago un simple maquillaje. Cojo mi bolso, y voy a la cocina a hacer el desayuno para mí, y dejar para mi madre.
Leia-¿a qué hora llegaste ayer?
Letícia-Llegué hoy bien temprano.
Leia-Dormiste con algún hombre, ¿no fue así? Espero que al menos él tenga dinero, y nos saque de esta miseria.
Letícia -¿Cuál es tu problema conmigo, qué te hice?
Leia-Tu problema, tal vez fue haber nacido viva.
Lo que mi madre habla me hiere tan profundamente, no tomé café, salí con un nudo en la garganta, y fui directo para la empresa, pasé directo para mi sala.
Aquí tenía paz, no oía los insultos ni los gritos de mi madre, al menos aquí, trabajaba en una sala con vista para todo el centro de Melbourne.
Estaba hablando con el sector de los RH, cuando Roberta entró sonriendo, de oreja a oreja.
Roberta-Chica, ¿dónde te metiste? Te busqué todo el cóctel.
Cuando miro para ella, Roberta se preocupa conmigo, mis ojos estaban bastante hinchados.
Roberta-¿Qué pasó?
Ella se sienta jalando la silla a mi lado, y me abraza.
Leticia-Tus amigos me prepararon una buena. Fue mi peor noche y todavía siento el dolor.
Roberta-¿Qué te hicieron?
Leticia-No quiero hablar sobre eso, fue vergonzoso.
Roberta-Todo bien, sé que lo que pasó te dejó muy molesta, pero si quieres desahogarte, llámame.
Leticia-Todo bien.
Roberta-¿Ya miraste tu cuenta?
Leticia-No.
Entro y miro el dinero que cayó.
Leticia-Uau, voy a pagar el valor todo de mi facultad.
Roberta-Yo voy a pagar una noche especial con el gato de ayer.
Reímos y ella sale, y voy a los RH a buscar todo lo que el señor Harper me pidió, coloqué todo en la mesa de él, y volví a agendar los compromisos de él, y un viaje que él hará en tres meses a negocio.
Por la noche junté todo y fui para mi infierno personal, mi madre Léia, en cuanto entro en casa, oigo gemidos viniendo del cuarto de ella y no creo, que ella llevó hombre para nuestra casa.
Fui hasta el cuarto de ella, y golpeé la puerta con fuerza, y gritando para que ella abra la maldita puerta, ella abre con todo, lleno de odio.
Leticia-No creo, que usted tuvo la audacia de traer un hombre para dentro de mi casa.
Leia-Casa que yo banco, ¿qué quieres, quieres jugar con él?
Leticia-Tengo asco de ti.
Leia-Mi amor, puede salir por la misma puerta que entró.
Leticia-Yo pago esto aquí, ¿quieres salir, sales tú y ese maldito hombre?
Mi madre me acierta una fuerte bofetada en la cara, pero no bajé mi cabeza, sujeté su brazo y empecé a dar una de loca, colocando a ese hombre para fuera de mi casa.
Leia-Él no sale.
Leticia-O él sale, o llamo a la policía.
Hombre-Yo voy, no puedo ser fichado, estoy en la condicional, si vuelvo nunca más salgo.
Miré feo para mi madre, cuando el hombre pasó vistiéndose por nosotras dos en la puerta, fui detrás de él y cerré la puerta de la sala y retiré la llave así que él pasó por ella.
Leticia-Ahora vamos a conversar.
Mi madre colocó la mano en el oído y fue para su cuarto. Fui detrás, y ella golpeó la puerta en mi cara.
Leticia-Huye mismo, si sigues bebiendo de ese modo, y con esa vida de cada hombre, morirás rápido.
Leia-Mejor que tener que aguantarte.
Leticia-¿Sabes de una cosa?
Hablo gritando.
Leticia-Usted no va más a herirme, Leia Miller, ¿está oyendo?
Ella arroja algo que se quiebra en la puerta, y voy para mi cuarto, tomo mi baño, y me acuesto, estaba exhausta, y dormí bien rápido, de madrugada desperté sudada, soñé con la noche que el hombre me tornó de él.