La Reencarnación De La Duquesa

Isabela empujó la puerta de la habitación de su madrastra. Sin importarle que sus sirvientas personales estuvieran presentes.

Durante esos cinco años, Isabela no había aprendido nada. Seguía siendo esa mujer de campo que creció educada por Carlota.

El fuerte ruido que hace la puerta al abrirse, asustó aún más a la mujer sentada en el sofá.

Su cara estaba pálida, como la de un trozo de papel. Sus manos seguían temblando sin importar cuanto intentará controlar sus emociones.

Tener al Duque y a Jade ahí la ponían sumamente nerviosa. Era como tener una bomba de tiempo en sus manos. En cualquier momento podía explotar en su cara.

Sin decir nada, y como una demonia. Isabela se acercó a Carlota y le dio una fuerte bofetada que la envió al piso.

Carlota se cubrió la mejilla a causa del ardor que le causó la bofetada. No obstante, eso no era nada comparado con lo que podía hacerle Elizabeth si descubría la verdad.

Sus ojos se cristalizaron a punto de romper en llanto. No era tanto el dolor físico, sino el miedo tan terrible que sentía.

Elizaberth, (Jade) Ya no era aquella niña inocente y soberbia que llegó a la casa de su padre.

Ahora era la Duquesa, tenía un puesto importante en la política de su país, le dio dos hijos a Duque y su hija furturamente se convertiría en la esposa del futuro Rey.

Su poder era inigualable, un poco por debajo del poder de la Reina. ¿Qué era ella? La esposa del Sumo sacerdote.

Una mujer que había matado a la esposa del Sumo sacerdote y había mentido al entregar las cartas.

Si todo era descubierto, no habría poder humano que la salvara de una muerte miserable.

______ Maldita, me dijiste que tú te habías encargado de Elizabeth. ¡¿Cómo es posible que esté casada con el Duque?!

Isabela señaló a Carlota con su dedo. Estaba tan enojada que podía matarla ahí mismo.

_____ Si yo me hundó te llevaré a ti también, su majestad.

Lentamente, Carlota se fue levantando del piso. Se quitó la mano de su mejilla y miró a Isabela con desafió.

______ Si no lo recuerda, fue usted la que le dio el té de hierbas a su hermana.

_____ Fue usted la que la hizo dormir en esa cama y el hombre se aprovechó de ella.

_____ Su esposo y el Sumo sacerdote ¿Qué harán cuando sepan la verdad?

Isabela levantó su mano con toda la intención de volver a darle otra bofetada a Carlota.

Sin embargo, esta vez Carlota sostuvo la mano de Isabela en el aire. Rompiendo con todo tipo de reglas.

_____ Si yo me hundo, usted, su majestad viene conmigo.

Las sirvientas de Isabela quedaron impactados con lo que veían. Aún así, se mantuvieron calladas, con la cabeza inclinada.

______ ¡Salgan ahora! ___ Isabela le ordenó a todas.

Cada una fue saliendo de los aposentos de Carlota.

______ Yo no tuve nada que ver con lo que le sucedió a Elizabeth. Yo solo me aproveché del momento para convertirme en la Condesa.

_____ Eres tonta de verdad. ¿Quién diablos te va a creer eso?

______ Elizabeth, sabe que tú le diste el té con plantas para meter a ese forastero a su cama. Ante los ojos de Elizabeth eres tú la culpable de todo.

______ Una palabra de sus labios y tu cabeza caerá a sus pies.

Isabela era muy fácil de manipular, le faltaba carácter para enfrentar sus errores. El miedo comenzó a apoderarse de su corazón.

Carlota parecía tener razón, si algo se llegaba a saber, ella dejaría de ser Condesa y su cabeza sería expuesta en la plaza de la ciudad, como la traidora que era.

Isabela dio media vuelta sin notar la sonrisa en los labios de Carlota. La mujer tuvo una idea para salir bien librada de todo y culpar de todo a Isabela.

______ Si quiere salir bien librada de todo, debemos ensuciar el nombre de Jade, ante los ojos del Duque.

Isabela confundida volteó a ver a Carlota. Su rostro mostraba confusión.

______ Debemos buscar a otra concubina para el Duque. Si esa mujer queda embarazada y luego misteriosamente muere. ¿A quien crees que culparan por su muerte?

_____ ¿A la Duquesa? ___ Susurró Isabela, dibujando una enorme sonrisa entre sus labios.

______ ¡Exacto! Querida.

______ Hay muchas mujeres hermosas en toda la ciudad, podemos conseguir a la más hermosa y llevarla a la presencia del Duque.

_____ Como todo hombre caerá en los encantos de la chica, tendrán relaciones y quedará embarazada.

______ Elizabeth no podrá hacer nada para impedirlo. Aunque sea la Duquesa, su poder no puede superar la de un Duque, por ley, el hombre tiene todo derecho de acostarse con la mujer que desee.

La sonrisa en los labios de Isabela se fue haciendo más grande. Bruno, como todo hombre tenía sus concubinas con las cuales se divertía.

Ninguna había quedado embarazada hasta el momento, pero, si lo hicieran, ella se encargaría de que esos niños no llegarán a nacer.

______ Eres perversa. Tienes una mente retorcida. ___ Contestó Isabela.

______ Hago lo que puedo para sobrevivir. ___ Agregó Carlota.

Mientras ellas conversaban, Jade, se vestía para ir a los aposentos de su esposo. No podía descuidar sus deberes como su esposa.

Sabía bien que en cualquier momento otra mujer podía ocupar su lugar en la cama de su Duque.

Si quería continuar teniendo el poder que tenía hasta el momento, ella no podía bajar la guardia y darle una oportunidad a otra mujer.

Escogió el vestido más hermoso de su equipaje. El vestido que usaría para visitar a su esposo, era de color blanco, con escote de corazón y hermosas perlas.

Debajo del majestuoso vestido banco, usaba un conjunto de lencería sexy, para satisfacer visualmente al Duque David.

Antes de salir de sus aposentos, Jade, usó un velo blanco que combinaba perfectamente con su vestido.

Su cabello rojizo caía por sus hombros y espalda. Al salir, caminó por el pasillo del Palacio del Conde.

Lo conocía muy bien, pocas cosas cambiaron desde su expulsión. Al pasar por la habitación del Conde, la puerta se abre, y cae sobre ella una mirada fría.

Bruno recorre el cuerpo de Jade, deseando tenerla entre sus brazos. La mujer cambio mucho en los últimos años, dejó de ser aquella niña para convertirse en toda una mujer.