EL MAL QUE NOS ACECHA

Elias Monsalve

Nuestro día era una rutina diaria al levantarnos, mientras yo organizaba a Tomás para ir a la escuela, Elizabeth preparaba el desayuno, realmente me gustaba está dinámica, ya en la noche, era completamente diferente, a veces nos sentamos a ver películas, otras veces a jugar un juego de mesa, y en otras ocasiones a jugar por toda la casa, pero lo que más me complacía, era cuando Tomás se dormía y mi esposa y yo, podríamos tener nuestro espacio, pueden pasar mil años y siempre voy a desearla.

Todo el trabajo represado, lo había ido rebajando paulatinamente, podía sentir como la carga de trabajo se iba disminuyendo y la tranquilidad me permitía conversar un poco con mis nuevos compañeros, es un ambiente sano, y relajado.

Recogí a Tomás como todos los dias, mi niño siempre estaba alegre y lleno de energía, de camino a casa me contaba su día, yo lo escuchaba atentamente sin perderme ningún detalle, queria ser ese padre que no tuve, aquel que no me permitía llorar porque no era "de hombres" aquel que nunca me dijo "te quiero" o aquel que decia que "la letra con sangre entra" cuando me iba mal en el colegio, me prometí a mi mismo, darle mucho amor a mi hijo y no ofrecerle esto que yo recibí, por eso y más detalles, rompí mi relación con mi papá, mi madre murió cuando apenas era un niño, y siempre estuve en manos de mi papá, algunas tías o de las mujeres con las que el se acostaba, aunque agradezco, que los malos tratos los recibí de él, de hecho, en muchas ocasiones, desee que cualquiera de esas mujeres me llevaran con ellas, me daban más amor que mi propio papá.

Al llegar a casa, Elizabeth ya nos tenía listo el almuerzo, cada vez que la veo, me preguntó, ¿cómo pude coincidir con una mujer tan buena como ella? Pero entonces recuerdo que la conocí de la forma más increíble, un día salí a montar bicicleta, ya no vivía con mi papá, estaba trabajando y me iba bien, pero constantemente me buscaba para pedirme dinero, yo le pasaba una mensualidad, pero para el no era suficiente, y no le importaba dejarme sin comer, frustrado y con tanta carga emocional, decidí salir a pasear, pero a mitad de este paseó, choque con alguien, la chica cayó, me bajé de mi bicicleta y la ayudé a ponerse de pie, era Elizabeth, sin saber que ella sería mi esposa, linda, gentil y con una sonrisa hermosa, le pregunté si estaba bien, ella solo me decía que no me preocupara, que ella se atravesó en la ruta, yo no dejaba de ver su rodilla maltratada, así que saqué una toallita que cargaba en mi bolsillo y me agaché a limpiarlas un poco, y así con ese accidente, tuve la valentía de preguntarle, si aceptaba una invitación a almorzar, quería reivindicarme por el accidente, ella accedió, cuando fuimos hablamos de todo, y de ese almuerzo, surgió una cita, y de esa cita otra y otra, y muchas más, hasta que terminó aceptando ser mi novia.

Siempre ha sido mi apoyo, me ayudó a liberar muchas cargas emocionales y así fue como pude dejar a mi padre atrás, sin remordimiento y sin cargo de conciencia, al año de conocernos y de ser mi novia, nos casamos, los primeros cuatro años de matrimonio, los disfrutamos a más no poder, viajamos, hicimos todo lo que quisimos, gracias a ella estudié y pude conseguir un mejor empleo, ella también empezó a trabajar en lo que tanto quiso, luego llegó nuestro hijo, conformamos una hermosa familia y de ahí en adelante, todo ha mejorando, cuando me ofrecieron este nuevo empleo, hablamos y ella aceptó, sabíamos que era un gran paso, pero nuestra calidad de vida iba a mejorar, el sueldo es tres veces más del que ganaba, el sueño de tener casa propia se nos iba a cumplir gracias a este trabajo.

Aunque últimamente no me he sentido bien, mi esposa se nota incómoda en casa, y en algunas ocasiones he visto el miedo en su mirada, le he preguntado, pero no me ha dicho nada, al contrario de Tomás, él se ve emocionado, no se ve agraviado por nada, y le encanta estar en su nueva casa.

- Hola amor-- le dije mientras entraba y dejaba el bolso de Tomás sobre el sofá.

- Hola mami-- Mi hijo se acercó y le dio un beso y un abrazo a su mamá.

- Mi amor, ¿cómo te fue en tu escuela?--

- Excelente, hoy la maestra me puso una carita feliz en mi cuaderno, tuve que dibujar a mi familia, hice un dibujo muy lindo -- dijo mientras sacaba el cuaderno del bolso, lo abrió y nos lo mostró.

Mi esposa abrió los ojos mientras miraba lo que nuestro hijo había hecho -- Hi..hijo, ¿me puedes decir quienes están en tu dibujo?-- tartamudeo.

- Aquí está papá, aquí estás tú, este soy yo-- explicó, me acerqué a ellos y ví el famoso dibujo, había alguien más ahí.

- Si, Pero ¿quién es esta otra persona?-- volvió a preguntar mi esposa.

- ah, ¿él? Es mi amigo, no te puedo decir su nombre, por qué me dijo que era un secreto, lo siento mamá, me dijo que por nada del mundo podía hacerlo -- explicó mi hijo con mucha tranquilidad.

-¿Tu amigo? De dónde, ¿de tu escuela?-- intervine.

-No-- se limitó a hacer silencio, intenté que me dijera algo más, pero solo me dijo-- no me hagas hablar, si lo hago, él se enojará -- finalizó y comenzó a correr escaleras arriba, dejándonos a mi esposa y a mi, desconcertados.

-algo está pasando -- emitió mi esposa.

- No te preocupes, lo vamos a averiguar, voy a preguntar en la escuela, con quién mantiene Tomás, no te preocupes -- traté de calmarla.

- por favor ve con el, no lo dejes solo en este momento; yo iré a servir el almuerzo, cuando esté listo, los llamo para que bajen ¿si?-- yo asentí y subí con mi hijo, estuve hasta que Elizabeth nos llamó a almorzar, bajamos y en silencio comimos, mi hijo no volvió a decir ni una sola palabra, yo debia regresar al trabajo, así que no quise activar el tema de conversación, me despedí y me fui.