Mi Única Reina Omega

Laura va a prepararme algo de comida real mientras me cuenta su viaje y yo estoy más calmada ya que su compañía me da tranquilidad y es el efecto de las omegas siempre hacen sentir bien a los demás.

Estoy por irme a dormir cuando Laura entra a mi habitación antes de irse con cara de traviesa.

        ¿Puedo ver tu marca? _ me pregunta con cara de niña curiosa.

Saco la bufanda que tapa todo mi cuello y se la enseño dejándola sin palabras, es enorme, la galaxia Orion es más pequeña.

        Oh por la diosa Luna ¿que es eso?, Santo cielos ¿esos son sus dientes? ¿es un lobo o un dientes de sable? _ Ven, no exagero, son los dientes más grandes que he visto.

        En un macho alfa bastante grande _ me sonrojé cuando explique aquello y ni yo sabía si estaba hablando de su estatura o de su paquete.

Charlamos un rato sobre cómo me recibirán en mi trabajo cuando vaya porque es un hecho que se darán cuenta que estoy marcada y seré la comidilla.

Ningún alfa ha podido arrastrarme a su cama y menos los betas y los gamas, esos ni de sueños lo lograron pero tendré que asumir lo que ha pasado y entrar con la frente en alto.

No voy a negar que estoy nerviosa, y no por lo que digan los demás si no que esta situación me contradice a mi misma que había declarado mi soberanía en cuanto a tener pareja y ahora tengo una marca enorme en mi cuello.

Estoy llegando a mi trabajo y estoy en la puerta del edificio donde todo el mundo piensa que es un centro de negocios pero en realidad es el palacio de Rey Lycan del cual soy su asistente y su saco de boxeo por así decirlo, siempre que está irritado o Apolo ha tomado el control soy la que recibe las malas vibras, Apolo es un Lycan de temer, es agresivo irritable e impredecible aunque cada vez está menos descontrolado y eso me agrada ya que Kiara siempre quiere consolarlo cuando está molesto pero a mi me da miedo que un dia la lastime y a mi tambien por ende. 

Siento a mi loba zangolotear como una cachorrita traviesa llamando mi atención.

“Hasta que por fin apareces perezosa ¿Kiara dónde estabas cuando éramos profanadas por un desgraciado pulgoso?”

Tiene una gran sonrisa y ladea la cabeza como si no entendiera, si, le gusta hacerse la pendeja cuando le conviene.

Entró por la puerta y es el momento de la verdad así que levantó la barbilla y entró con paso seguro y me topo con los lobos ancianos del concejo que me miran primero asombrados y después con picardía lo que hace que me sonroje al máximo, hasta aquí llego mi valentía, me voy con la cabeza agachada a tomar el ascensor e ir donde está su Majestad en el piso 66 y no es coincidencia solo le falta un 6 por qué es el mismísimo demonio.

Llego a mi escritorio y el demonio no ha llegado felizmente así que me acomodo, reviso que mi bufanda tape mi enorme agujero de ozono en mi cuello y empiezo a revisar mi agenda.

Escucho el ring del ascensor y ahí está… el Rey de los Licántropos, El Rey Lycan y si, debo admitir que es un hombre guapísimo, ya está entrado en lo treintas pero es un espécimen impresionante y no es que este enamorada pero esta como quiere y eso es innegable, yo no estoy ciega.

Se para frente a mi escritorio y me mira como siempre, como si mirara un chicle en su zapato pero de repente levanta la ceja y se ríe burlándose de mí y tiene razón, hoy soy una burla.

Veo correr una loba de esas que se pegan a los Alfas 24/7 para ser Lunas a toda costa y sonríe coquetamente a mi jefe el cual ni la mira y entra a su oficina seguido por la loba que es una Alfa eso es seguro no solo por que es alta y tiene un cuerpazo de envidia y un rostro de modelo si no que su actitud y la forma despectiva de mirarme como si yo me asustara de su acción.