Caperucita Roja: El Eco De La Noche

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Alfonso estaba descansando un momento y tomando algo de agua. De un momento a otro, escuchó algunos susurros, era como si varias personas hablaran al mismo tiempo Pero no se entendía nada, sin darle importancia, dejó la botella de agua a un lado para continuar cortando el árbol que ya había derribado. Sin embargo, los susurros se intensificaban y se sentían como si poco a poco se acercaran convirtiéndose en murmullos que parecían llamar su nombre.

ALFONSO: ¿Lino?... ¿ Luis?.... ¿Fercho?.. _(llamaba al escuchar su nombre)

Al no obtener respuesta y no ver a nadie, siguió cortando el árbol. Los susurros aún se escuchaban y era algo perturbador ya que no había nadie alrededor, sin saber por qué, Alfonso comenzó a sentir  su corazón latir con fuerza en su pecho, cada latido marcaba el temor que el cuerpo del hombre estaba sintiendo sin saber el motivo,  cada latido resonaba como un tambor en el silencio del oscuro bosque.

ALFONSO: (( Qué demonios))._(expresó sin entender qué sucedía consigo)

Tratando de controlar su ritmo cardíaco, el hombre se concentró en su trabajo, era raro lo que estaba pasando pero no le dió importancia. Al terminar, se quitó su camisa y se dirigió al río para bañarse. El agua era refrescante y relajaba cada músculo cansado y tensionado a causa del arduo trabajo.

ALFONSO: Espero que el idiota de Roco este bien.

Relajado se siguió Zambulléndo en el agua, al sentirse limpio y relajado, salió, se vistió y recogió sus cosas para ir al campamento, ya todos debían ir llegando al lugar,  dado que ya eran pasadas las 4 pm. Al ir completamente solo, cada paso que daba parecía resonar en el silencio profundo del bosque, cada rama y cada hoja seca se sentía crujir con intensidad, el viento helado llevaba susurros y llantos agonizantes lejanos, los árboles emitían estruendos escalofriantes pero pausados. Era  como si el bosque estuviera conteniendo el aliento, esperando el momento exacto para atacar, el momento exacto para sumergirlo en la profunda oscuridad de sus entrañas. Alfonso sentía que algo lo acechaba en la penumbra, un algo que  estaba  aguardando el momento oportuno para revelarse ante él. 

ALFONSO: (( Creo que me estoy dejando llevar por las estupideces de Roco))_(pensaba viendo en todas las direcciones)

Con su corazón acelerado, Alfonso apresuró su paso, pasos que eran seguidos de cerca y él lo sabía, algo lo estaba persiguiendo desde los troncos de los árboles que eran cubiertos por la neblina. Sin previo aviso, el hombre sintió que fue suspendido en el aire.

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Lino, Fercho y Pedro ya estaban en el campamento. Al llegar no vieron a Roco y los demás aún no llegaban.

LINO: Espero que no se demoren, no quiero tener que ir a buscarlos._(molesto y cansado)

FERCHO: Llegarán, mejor vamos a ver qué hacemos de comer._( viendo que tenían dentro de la mochila para preparar)

PEDRO: El pendejo de Roco ¿dónde dormirá está noche?_(colgando las hamacas)

LINO: Dormirá en el suelo, nadie lo mandó a ensuciar la hamaca._(lavando sus brazos)

FERCHO: Ese marica no se ajuicia._(llevando una bolsa de arroz hacia el fogón)

PEDRO: Espero no esté asustando a Luis, porque ahí si se forma el problema._(metiéndose en su hamaca para descansar un poco)

LINO: Es verdad, Luis, está que explota por tanta mamadera de gallo._(encendiendo el fogón)

FERCHO: Luis es un pendejo que se deja llevar por las estupideces de Roco, ya debería conocerlo._(dijo mientras encendía un tabaco)

PEDRO: Pero es que Roco también se pasa de  cansón.

Entre charlas sobre sus compañeros, colocaron a cocinar, comentaban sobre la madera que había cortado, hablaban de como Luis ya estaba cansado por las bromas de Roco, los tres coincidían en que Luis le daría un puño para que dejara de molestarlo.

PEDRO: Estoy que me duermo._(bostezando)

LINO: Hazlo después de comer._(dándole un plato)

FERCHO: No te duermas, tal vez aquellos se perdieron y debemos ir por ellos._(afilando su hacha)

PEDRO: Fueron los primeros en decir que debíamos llegar temprano y son los que más se han demorado.

LINO: Luis no demorará en llegar, con lo miedoso que ha estado no esperará la noche lejos de aquí._(sentándose en un lado para comer)

FERCHO: Espero que tengan sus linternas y sus mechones para alumbrar el camino._(dejando el hacha a un lado para comer)

LINO: Con esta brisa, los mechones no son de ayuda.

El tiempo iba pasando en medio de un ambiente opresivo y cargado de un escalofrío atemorizante. Los tres hombres al ver que era de noche ya y sus compañeros no llegaban, se comenzaron a preocupar y sentirse inquietos, pues no era muy común que no llegaran a tiempo a los campamentos y no dieran señal alguna. El ambiente alrededor de los hombres, se volvía cada vez más frío, los árboles parecían hablar y  cada sombra parecía un enemigo apuntando con sus lanzas, cada ruido se escuchaba como un lamento que amenazaba con romper su alma.

PEDRO: El lugar hoy se siente muy raro._( Inquieto)

LINO: No vengas con las mismas estupideces de Roco.

FERCHO: Esperemos un poco más, si no regresan vamos a buscarlos.

PEDRO: Es mejor ir por ellos de una vez, tengo sueño y no tengo ganas de esperar a nadie._(Levantándose de su hamaca)

LINO: Entonces aseguremos la comida de esos pendejos y vamos a buscarlos._(levantandose de su lugar para asegurar la comida de sus compañeros)

FERCHO: Espero no sea que estén siguiéndole el juego a Roco._(frustrado por el cansancio)

PEDRO:  Si están jodiendo, le daré un puño.

Cansados y frustrados se organizaron para ir en busca de sus amigos. Con cada paso que daban, los tres hombres sentían que  la oscuridad los envolvía lentamente, era una oscuridad sofocante que les hacía erizar el vello,  el crujir de las enormes ramas, era una melodía aterradora y conforme avanzaban los ruidos extraños se multiplicaban a su alrededor como susurros y lamentos agonizantes que parecían querer romperle los oídos.