¿Qué pasaría si eres la villana de una historia mal contada? Anneliese Ross es la hija menor del conde Ross, quien recientemente ha perdido la memoria y no recuerda las sensaciones o personas, durante ese lapso de tiempo descubre cosas desconocidas que siempre la rodearon antes de ser Anneliese.
Porque Anneliese Ross es una persona sobrenatural y desconocida, a la que siempre la envolvían las desgracias y siempre estaba rodeada de chismes.
¿Qué harás cuando tuviste que haber muerto y no lo hiciste? Anneliese Ross, ¿Que harás para sobrevivir?
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3.
La llantas del carruaje golpeaban y se deslizaban lentamentetamente en el suelo congelado por la nieve, el frío que calaba por las ventanas era insoportable.
Anneliese tenía la mirada fija en la ventana del carruaje, pensaba seriamente en todo aquello que había pasado en menos de un día, desde el como agua helada, hasta el casi asesinato o incluso el quién era ella.
Y aquello era lo que más carcomía su cabeza, ¿Quien era Anneliese Ross? Y porque todos en el lugar en donde estaba la miraban con cierto desprecio. No comprendía su situación, pero se adaptaría a su ambiente.
Antes de salir de aquel lugar inmenso y lleno de riquezas el mismo hombre de cabellos negros se apareció frente a ella, quien comprobó su estado y en menos de un chasquido de dedos se desapareció de su vista, ¿Quién era ese tipo y que quería de ella?
Su cabeza dolía ante tantas preguntas sin respuesta, ni siquiera sabía en dónde estaba ni mucho menos a donde se dirigían, ¿que estaba sucediendo?
Apoyando levemente su rostro contra la ventana del carruaje, se sumergió en un profundo sueño que ni siquiera ella sabía que tenía.
El ambiente a su alrededor estaba seco, frío y un tanto desagradable, sentía presencias abominables a su alrededor, de los cuales no podía identificar ninguno, lo áspero del aire le quemaba los pulmones y más allá de su nariz no habia más que
Nada.
Por más que tratara de agudizar sus ojos u oídos no sentía nada, nada más allá de algunos pares de ojos que causaban un agujero en su espaldada, era extraño, a pesar de la nada a su alrededor, detrás suyo un bosque ardía en llamas y gritos desgarradores se escuchaban como maldiciones.
Sintiendo un extraño escalofrío recorrer su espalda, y su piel ponerse de gallina, lentamente se giró hacia él desatado infierno a sus espaldas.
Las copas altas de los árboles ardían en un rojo extrañamente más ardiente que las flamas de fuego normales, y parecía esparcirse como si fuera agua, los troncos eran absorbidos y las cenizas volaban mas arriba de su entendimiento.
¿Qué está sucediendo?
Observando el como hombres, mujeres, niños ancianos y todo ser viviente existente escapaban de aquel infierno cubiertos de su sangre sin necesidad de ser un líquido, el inframundo los había marcado y las quemaduras y cenizas tatuadas en su cuerpo eran señal de ello.
Su cuerpo era transparente como viento y sus ojos observaban a detalle su alrededor, nadie la estaba viendo, a pesar de aquello, los filosos par de ojos la estaban acuchillando profundamente y quería morir ante tal sensación, nada de lo que sucedía en su entorno estaba en su nivel de conocimiento ni entendimiento humano, pero algo era seguro, no todos allí eran capaces de verla
A excepción de la pareja,
El hombre y la mujer a su lado la observaban con cierto terror
Y de ellos provenía la mirada afilada que acuchillaba su cuerpo sin piedad.
Detrás de ello, la inmensa y abominable figura gigantesca e increíble a sus ojosos humanos con mínimo conocimiento, una hermosa sombra que sobrepasa las copas de los árboles y parecía triplicar su forma, aquella sombra que se acercaba a pasos lentos hacia su figura.
‘Despierta’
Y Anneliese despertó ante el brusco movimiento del carruaje y el golpe insolente que recibió su frente.
¿En qué momento se había quedado do dormida?
Y más allá de eso.
¿Qué significaba el inframundo que habían observado sus ojos y tocado sus pies?
¿Qué estaba pasando?
Desde que había abierto sus ojos, ella había descubierto un nombre que ni siquiera sabía que le pertenecía y todos a su alrededor parecían estar locos y esperar una reacción diferente de su parte, y claro, al parecer ellos no eran ni siquiera la primera parte de todo aquello que estaba a su alrededor.
Estaba asustada de su entorno pero era algo que ella no podía controlar.
Su mente era un mar de pensamientos inmensos y sin fin, un pozo sin fondo en donde no encontraba respuestas y parecía hundirse más profundamente en él cada segundo que pasaba en aquel lugar.
Sintiendo el carruaje detenerse y posteriormente su puerta abrirse, un caballero el cual desconocía le ofreció un mano para bajar de aquel incómodo lugar, su rostro se frunció ante la sorpresa para seguidamente aceptar la ayuda.
Observando su entorno, una gran casa se extendía en todo su campo de visión, y sus ojos se extasiaron al observar tal perfección en solo una casa. Los exquisitos detalles hechos en oro brillaban con el delicado y húmedo toque del sol, maravillaba sus ojos y ponía de puntas sus cabellos.
La gran puerta frente a ella era de madera común, pero pequeñas ondas del mismo detalle fino y delicado deleitetaba sus ojos y extasiaba su pensamiento.
Si era sincera, le encantaba el ambiente en que se encontraba, observando a detalle todo olvidaba el pozo de pensamientos que carcomía su cabeza.
— ¡Lissie!
Anneliese giró rápidamente su rostro ante la voz masculina que había dicho su nombre con tal familiaridad, era extraño, ni siquiera ese era su nombre.
— ¡Lissie! ¡¿te encuentras bien?! ¡Oh cielos! Si supieras como estoy desde que leí esa maldita nota que decía que habías caído a ese lago helado no estarías tan pacífica observando esa puerta.
Silencio,
Un silencio envolvió a la pareja de hermanos que se miraban frente a frente, Anneliese no conocía a ese sujeto frente a ella pero sentía cierta familiaridad en el, era guapo.
Sus ojos verdes era como una preciosa esmeralda y sus cabellos rubios brillaban con el sol, sin contar el sudor que se acumulaba en su rostro debido a algo que de lo que ella no tenía conocimiento, no quería sonar atrevida, pero la camisa se adhería de una manera sucia a sus trabajados músculos, los cuales se contraía en cada movimiento descuidado que realizaba cuando escupía una palabra.
— ¿Quién eres?
Cuestionó, alejándose unos cuantos pasos de la cercana figura del hombre.
— ¿Qué? — Su rostro se comprimió entre sorpresa y preocupación, y sus ojos parecían querer salirse de sus órbitas —Oye Anneliese, si quieres bromear no creo que sea la ocasión adecuada, solo dime que estás bien y todo estará bien.
— No lo está — sus palabras cortantes se clavaron en el como un cuchillo de acero y la infinita preocupación se adueñó de su rostro, sus lastimeros ojos ahora temblaban del horror y su boca no era capaz de escupir una palabra — Escucha, no sé quién eres ni el porqué estoy aquí, si sabes algo sobre mi, te agradeceré que me cuentes todos los detalles, pero por favor, no te acerques — Aquello último salió como una abvertencia.
Usualmente, Ante tal acto irrespetuoso y fuera de su moral, Anneliese tenía el presentetimiento que aquello último que había dicho no estaba dentro de su lenguaje habitual, pero debía admitir, que aquella persona tan familiar le causaba cierto nerviosismo en la boca de su estómago y en tal situación no estaba dispuesta a ignorarla.
— Esta bien, tomemos un respiro, te llevaré a tu habitación y le diré a Emily que cuide de ti.
— No necesito que alguien cuide de mí, y por favor, no te acerques tanto.
La cercanía del hombre la ponía nerviosa, y su rostro precia contraerse cada vez más.
— Lo siento, espera un momento Lissie, prometo no acercarme a ti.
Dudando de si debería quedarse en ese lugar, Anneliese quedó paralizada cerca a la gran puerta, después de todo, no sabía en dónde estaba ni a dónde debería ir en ese momento.
Sencillamente, observó los pasos rápidos del rubio y los susurros desesperados que parecían escapar de sus labios a demás personas cerca suyo.
— Esta bien, sígueme.
Ante las relajadas palabras aparentemente del hombre, dudo seriamente si seguir a esa persona en un lugar desconocido, no comprendía del todo la situación en que se encontraba, pero su sentido racional seguía cuerda, y en su entendimiento estaba el tener cuidado con su entorno,
Y mayormente en las personas.
— Ah\~ Suspiro el rubio al ver a la pelirroja estática — Tu nombre completo es Anneliese Ross y tu nombre de bendición es Lenour, recuerda no decirlo a nadie ya que es algo sagrado.
>> Tienes 17 años y en Otoño del año que entra cumplirás la mayoría de edad — Concluyó — ¿Ahora crees en mi? —
— No.
Rascándose la cabeza desesperadamente ante la confusión que lo invadía. ¿Qué debería hacer para que aquella mujer no lo tomara por farsante?
— Bien, si quieres saber más acerca de quién eres deberás escucharme — Añadió desinteresado, caminando hacia las escaleras de caracol que los llevaban al segundo piso. — Eso creí.
Sonrió mínimamente escuchando el tacón de los zapatos de ella chocar contra el fino mármol del suelo, indicando que si lo estaba siguiendo.
— Eres la señorita de la casa del conde Ross, nuestras finanzas se basan en la flora, no creo que cosas triviales como estas sean de tu interés. Nuestro padre no está en la casa pero podremos cenar con él.
Completo cuando se avisó la habitación de la mujer.
— Este lugar es tu cuarto, Emily es tu doncella asignada, ella aclarará las dudas que tengas, deja la desconfianza de lado idiota, soy tu hermano.
Añadió finalmente al dejarla en su habitación, observando la sorpresa plasmada en su rostro, y él como incluso sus cejas se torcieron y sus labios se apretaban.
— Entonces, ¿Cuál es tu nombre?
— Oye ten más respeto Lissie, Alphonse Madine Ross, soy tu hermano mayor, por favor no vuelvas a olvidar mi nombre.
Y finalmente
Desapareció.
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Observando el entorno a su alrededor, Anneliese observó con cierto gusto y privacidad el área que la rodeaba.
Llena de colores secos y paliduchos como el Beige y el dorado sintió cierta armonía que satisfacía su ser, observó la enorme cama con tonos fríos y sábanas simples, con detalles bordados en las esquinas del dobladillo, las esponjosas almohadas que generaban la armonía en la cama y la cantidad de peluches del mismo muñeco que estaban allí encima.
Las hermosa mesa de noche al lado derecho de la cama y el gigantetesco y adinerado tocador que se encontraba al costado izquierdo, con una cantidad exhorbitante de perfumes y joyas sobre el mismo, siendo de un pálido tono rosado que hasta llegaba a parecer blanco, pero el tallado tan perfecto en la madera y los exquisitos detalles en cada parte que podía posarse en sus ojos lo hacía increíble.
Queriendo evitar impresionarse más, sus ojos finalmente se dirigieron a la enorme ventana con vista a un frondoso bosque a la lejanía y un jardín bajo sus pies, con un maravilloso marco del mismo tono del tocador y el mismo detalle de la cama.
Las flores abundaban tanto en la habitación como fuera de ella, y lo pudo confirmar al asomarse en el gran ventanal y ser cómplice de la fuerte vetisca helada y las flores congeladas, una complaciente vista que llenaba sus ojos de maravillas.
— ¿Esto realmente es mío?
Se preguntó así misma, sintiendo una extraña complicidad en aquel lugar que no recordaba.
Parecía un sueño irreal e imposible estar en un lugar tan delicado y exquisito como el que se encontraba, si no sintiera el frío helado que entraba por el ventanal creería que realmente todo aquello era un sueño y en algún momento saldría de su fantasía, cosa que sucedió.
Ya que alguien desconocido tocó su puerta.
— Señorita Anneliese.
Sollozo una joven de cabello los negro y ojos cafés, que se arrojó a sus brazos con sus ojos llorosos.
— No debí haberla dejado ir con esa idiota de Inés, Ah no sabe cuánto me arrepiento ¿Realmente está bien? Cuando escuché los rumores de su caída al lago me asusté demasiado, pero al parecer se encuentra en perfecto estado.
— Aléjate.
— ¿Qué?
— Aléjate de mi.
— ¿Señorita? ¿Se encuéntra realmente bien?
Sintiendo una extraña opresión en el pecho y el pánico invadir sus poros, Anneliese se escabulló de los brazos de la mujer y la observó desde la lejanía, su cuerpo temblaba ante el terror que le generaba la familiaridad con la que todo el mundo parecía tratarla.
— ¡Oh Dios! ¡Señorita! ¿Realmente no me recuerda?
El rostro lleno de lágrimas de la mujer hizo estremecedor su corazón y llegó a sentir pena por ella, al observar sus manos temblar ahogando los sollozos de sus labios.
— E\~Está bien, el señor lo solucionará.
Suspiro tratando de calmarse.
— Mi nombre es Emily y soy la doncella personal de la señorita, estoy junto a usted desde 8 años atrás, por favor, cuide de mi.
Se presentó Emily como si el pasada hubiera vuelto a ella, y su presentación a la señorita nuevamente le pusiera los pelos de punta, era un recuerdo lejano pero se estaba reviviendo en ese momento.
— La ayudaré a adaptarse nuevamente a la casa del Conde, así que por favor, confíe en mí.
— Cuida de mí, Emily.
Una sonrisa de labios cerrados se escapó del rostro de Anneliese, quien nerviosa, aceptó el trato de Emily hacia ella.
Debía confiar por primera vez en ese lugar.
Y quizás
En su vida.
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*Atte: **Amelie Ross…*
y como Anne no se dió cuenta de la sangre oscura antes cuando la seguía?
ojalá Zack no tenga que usar magia de vuelta,pueden que lo castiguen.
que sucedió con el monstruo o demonio ,la caída de los escombros lo mató o fue Anne ?por otra parte es bueno que la hermana aún estuviera ahí ,aunque se esté muriendo.espero que descanse en paz
gracias por el capítulo
por lo que ese demonio,se oculto bien
por otra parte si el principe Zack llega a ver qué se fue Anne ,de preocupara mucho
y la Anne anterior ya le dió una advertencia a la actual protagonista,
pero por qué el principe Zack mataría a Anne ,si parecen llevarse bien ?
que hacía el principe Zack allá ?
y por último que vio la adivina que las echo
gracias por el capítulo,espero que nuestra protagonista esté bien. me ausente por estudios pero hace tanto que no leo el libro que me pareció un escenario con mucho peligro para la prota.