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SIEMPRE FUISTE TÚ

SIEMPRE FUISTE TÚ

Status: En proceso
Genre:Escuela / Romance / Comedia / Amor de la infancia / Aventura de una noche / Embarazo no planeado
Popularitas:3.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Yazz García

¿Qué pasa cuando el amor de tu vida está tan cerca que nunca lo viste venir? Lía siempre ha estado al lado de Nicolás. En los recreos, en las tareas, en los días buenos y los malos. Ella pensó que lo había superado. Que solo sería su mejor amigo. Hasta que en el último año, algo cambia. Y todo lo que callaron, todo lo que reprimieron, todo lo que creyeron imposible… empieza a desbordarse.

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Una vida en juego…y otra en camino

...🏀...

Necesitaba aire.

El cuarto del hospital se sentía demasiado pequeño, demasiado cargado de emociones. Ver a Teresa llorar, disculparse, prometer que esta vez sí… no sabía si creerle. Solo sabía que yo no podía quebrarme ahora.

Salí al pasillo y caminé hacia la máquina de café.

Y ahí estaba él. Miguel.

De pie, apoyado contra la pared. Tenía las mangas de su camisa remangadas y una mirada difícil de descifrar. Al verme, se enderezó y asintió.

—¿Cómo está? —preguntó con voz baja.

—Estable —respondí, sin dar más detalles.

Silencio.

Lo miré de reojo. Era imposible no notar lo nervioso que estaba por ella. ¿Y qué derecho tenía yo a sentirme molesto? Ninguno. Pero aun así, me fastidiaba.

—Gracias por llevarla al hospital —dije, sin ganas—. Fue lo correcto.

—No me agradezcas —respondió, cruzándose de brazos—. Me asusté. Estaba muy pálida… y solo pensaba en que le pasara algo.

Me tensé.

Él lo notó. Claro que lo notó.

—No malinterpretes las cosas, Nicolás —dijo, directo, sin rodeos—. Lía y yo somos compañeros. La admiro. Muchísimo. Es una mujer increíble. Pero no… no estoy detrás de ella.

Bajé la mirada. Me sentí ridículo.

—Solo… cuídala —agregó—. No le falles. Tiene miedo, pero también te ama.

Antes de que pudiera responder, se acercó la doctora. La reconocí al instante: Gabriela Vargas. Había trabajado con mi mamá hace años. Mi madre venía justo detrás de ella.

—¿Familia de Lía castellanos? —preguntó con tono profesional.

Asentimos todos. Gabriela nos miró con gravedad.

—Lía tuvo una complicación importante. Su cuerpo reaccionó al estrés y tuvo un episodio de hipertensión leve, pero el problema no es solo eso. Necesita reposo total. Nada de esfuerzo físico. Nada de subidas de ánimo o bajadas. Nada de disgustos. Nada que le aumente el ritmo cardíaco más de lo necesario.

—¿Y el bebé? —pregunté, sintiendo el corazón encogerse.

—Por ahora, está bien —respondió, y luego sonrió levemente—. Es una niña.

Todos se quedaron en silencio un segundo.

—¿Una niña? —repitió Teresa, llevándose la mano a la boca.

Mi madre se llevó la mano al pecho. Yo sentí un nudo enorme formándose en la garganta.

Una niña.

Mi hija.

Gabriela siguió hablando:

—La noticia es hermosa, pero también hay que entender que es un embarazo de alto riesgo. Por la edad, el estado emocional, la madurez del útero y los antecedentes médicos que hemos revisado… no es un caso simple. Si Lía no sigue al pie de la letra las indicaciones, podemos perder a la bebé. O a las dos.

El aire se volvió más denso. Teresa se apoyó contra la pared. Mi mamá la sostuvo.

—¿Puede quedarse en su casa? —pregunté—. ¿O necesita hospitalización?

—Podrá irse a casa si hay una red de apoyo. Alguien que esté pendiente de sus medicamentos, su alimentación, sus controles semanales. Y sobre todo… que no le genere estrés.

Miró a todos. Luego a mí.

—Tú vas a tener que ser su calma, Nicolás. No su tormenta.

Asentí, tragando saliva.

Una niña.

Un corazón latiendo dentro del cuerpo de la mujer que amo.

Y ahora… mi misión era mantenerlas a salvo.

...🏀...

Lía estaba despierta, recostada entre almohadas, con los ojos aún enrojecidos. Al verme, su gesto se suavizó. Acaricié su mejilla con el dorso de los dedos.

—¿Está bien? —preguntó con voz rasposa.

Asentí, y me incliné a besarle la frente.

—La doctora dijo que todo va a estar bien… si te cuidas —murmuré—. Y yo voy a ayudarte.

Ella suspiró, aún tensa.

—¿Dijeron algo más del bebé?

—Sí —respondí, y sonreí.

Tomé su mano, la apoyé sobre su vientre, aún con una pequeña pancita.

—Es una niña, amorcito.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al instante. Su labio tembló. Y luego, simplemente, se quebró.

—Una niña… —susurró—. No puedo creerlo…

La abracé con cuidado. Estuvimos así unos minutos, solo escuchando nuestras respiraciones. El miedo seguía ahí, sí. Pero también la esperanza.

...🏀...

Más tarde, en casa de Teresa…

Entre Claudia y yo organizamos la habitación de Lía en la planta baja, como había indicado la doctora. Nada de subir escaleras. Nada de tensiones. Nada de sobresaltos.

Colchón ortopédico. Cortinas nuevas. Un difusor con olor a lavanda. Incluso pusimos una foto enmarcada de su ecografía al lado de la cama, como una promesa.

Teresa trajo una bandeja con sopita y frutas. Miguel la ayudaba en la cocina. El muy cabrón era encantador. Y eso me incomodaba. Porque a veces parecía que sabía más que yo sobre cómo tratarla.

Afuera, el cielo estaba despejado.

Salí al porche a tomar aire.

Y ahí, en medio del silencio de la noche, me cayó encima la pregunta que me venía esquivando como una bala:

¿Y si no debería irme a la capital?

La beca, los contactos, la promesa de cumplir mis metas… era un camino que me había costado años abrir. Pero ahora, Lía me necesitaba. No solo ella. Nuestra hija también.

Si yo me iba… ¿quién iba a estar ahí si algo salía mal? ¿Teresa? ¿Mi madre?

No.

Tenía que ser yo.

Me pasé las manos por la cara. Sentía el pecho apretado. Como si no pudiera decidir sin perder algo importante de cualquiera de las dos formas.

—¿Estás bien? —preguntó la voz suave de mi madre desde la puerta.

Asentí sin mirarla.

—No sé qué hacer, mamá.

Ella se sentó junto a mí, con ese gesto suyo de madre sin juicios, solo presencia.

—Sí lo sabes —dijo simplemente—. Solo que da miedo elegir. Porque amás las dos cosas. A Lía… y a tus sueños.

Volví el rostro hacia ella.

—¿Y si pierdo los dos por intentar no perder ninguno?

Ella me sonrió con ternura.

—A veces no se trata de elegir lo que quieres. Sino lo que no estás dispuesto a sacrificar por un futuro mejor.

Y en ese instante lo supe.

No estaba dispuesto a perder a Lía.

Ni a nuestra hija.

Ni un segundo más sin estar donde debía estar.

Habían pasado varios días desde lo del hospital. Lía seguía delicada, pero estable. La cuidábamos como si fuera de cristal. Y yo… yo ya había tomado una decisión.

La fecha para irme a la capital se acercaba. Cada día que pasaba, más convencido estaba de que no podía hacerlo. No cuando Lía estaba así. No cuando mi hija empezaba a formarse en su vientre.

Aquella tarde, mi mamá y Teresa estaban en la cocina, pelando frutas y hablando bajito sobre vitaminas prenatales.

Entré y me senté en la mesa. No sabía cómo decirlo, así que lo solté sin rodeos.

—No me voy a ir a la capital —dije—. Me voy a quedar con Lía.

El silencio cayó como un cuchillo.

Mi madre fue la primera en levantar la mirada.

—¿Qué dijiste?

—Lo que escucharon. Ya lo decidí. No puedo dejarla ahora.

Teresa frunció el ceño. Su mirada fue una mezcla de incredulidad y tristeza.

—Nicolás, hijo… estás a días de irte. A días. ¿Y ahora vas a renunciar?

—No es renunciar. Lía está delicada. ¿Y si algo pasa? ¿Y si me necesita? ¿Y si…?

—¿Y si estás tirando tu futuro por una decisión emocional y momentánea? —interrumpió mi madre, dura—. Me parece admirable y hermoso que ames a Lía. De verdad. Pero no puedes sacrificar lo que has construido. No después de tanto esfuerzo.

—No es un sacrificio. Es lo que quiero.

—¿Y qué pasa si en cinco años la miras y le reprochas que te quedaste? —preguntó Teresa, cruzándose de brazos—. ¿Qué clase de padre serías si dejas pasar esta oportunidad y después te vuelves un hombre frustrado, que no pudo darle a su hija el futuro que soñaba?

Eso me dolió.

Me dolió porque era cierto. Y porque me conocían demasiado bien.

—Lía necesita estabilidad, un hogar, tranquilidad. Todo eso puedes dárselo si terminas tus estudios, si creces, si luchas por ellas desde donde tienes que estar —dijo mi madre—. No te estamos pidiendo que las abandones. Te estamos diciendo que no seas estúpido.

Teresa asintió con lágrimas en los ojos.

—Yo puedo cuidar a mi hija. Y tú también puedes cuidarla, desde allá. Ella tampoco se estancará, seguirá adelante con sus metas, con ayuda de todos. No estás huyendo, Nicolás. Estás construyendo un futuro. Por ella. Por las dos.

Me levanté. Caminé por la cocina. Me pasé la mano por el cabello.

Tenían razón.

Maldita sea, tenían razón.

Sentí un nudo en el pecho, como si me estuviera rompiendo en dos.

—Ok…está bien. Me iré—susurré—. Pero estaré pendiente de todo.

Las dos se acercaron a abrazarme. Y finalmente, después de muchos días de contenerme, lloré.

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Carola Videla🇦🇷🇦🇷
que no se retracte 🙏. Seguro alguien los va ayudar🙏
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
Él no labestq pasando bien tampoco, por lo menos Lia tiene a su hija , su madre amigos , electa solo con gente que solo quiere sacar un pedazo de él
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
😢 guau , noble esperaba así autora, pero me encantó. Las perdonas se cansan de fingir. ojalá alguien les de una oportunidad 🙏
Linilda Tibisay Aguilera Romero
póntelo que han tenido que aguantar ls dos, el fingiendo y ella viendo todo y estar sola con la niña
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
porque no busca un periodista y le cuenta su verdad que vean la otra cara de la moneda que son dos adolescentes que son padres , pero quieren progresar y luchar por su hija, sin renunciar a sus sueños
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
no ya es demasiado, ya no me gusta
Linilda Tibisay Aguilera Romero
eso es lo malo de la fama pura apariencia y tener que aceptar esas estupideces demoran magen vende
Carmen Cañongo
por eso es mejor hablar con la verdad Nico ahora cómo té vá a creer
Carmen Cañongo
guao no creo que Nico sé le haya subido el ego y ya ande con otra no no no
Carmen Cañongo
lo bueno es qué rectificó a tiempo y reconoció su error, cómo toda madre
Linilda Tibisay Aguilera Romero
ella tiene razón debiste contarle lo que venia
Linilda Tibisay Aguilera Romero
que malo debiste llamarla antes de todo para contarle y ser sincero
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
ahora lo critica y ellas lo empujaron para que se fuera
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
es triste pero es in niño y esta solo. Solo quería formar un futuro, pero lo que tenes que sacrificar es mucho 😭😭 ojalá se arreglen
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
aclarado antes que la pierdas
Lorena Espinoza
Nooo Nico por q ????💔 Si ellas son lo más importante en tu vida
Linilda Tibisay Aguilera Romero
yo Confío en Nico Pero por qué no la ha llamado
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
confío en Nicolas. Espero puedan tener la familia que siempre soñaron. No me gustaría que se separaran💔
Linilda Tibisay Aguilera Romero
eso está bien el debe construir un futuro para los 3
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
pobrecitos los dos ella porque se ven aplazados sus sueños , él porque la desicion que tome lo hará sentir culpable . Ojalá no los separes autora , porque se aman y sería injusto
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