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Redención Nuestra

Redención Nuestra

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Oficina / Malentendidos / Romance de oficina / Mujer despreciada
Popularitas:327
Nilai: 5
nombre de autor: Koh

Rose estaba decepcionada del sentimiento llamado amor y por mucho tiempo no creyó en el ni lo buscó hasta que se involucró con él.

Silvain James es un hombre de una familia rica y poderosa pero que tenía más suciedad que el desagüe de la ciudad. Tampoco creía en el amor hasta que se involucró con ella.

Ambos terminaron casándose bajo las condiciones y amenazas del abuelo de Silvain. Juntos tienen que lidiar con la familia James y sus intrigas por la herencia de la compañía y riqueza que dejaba en vida el patriarca de la familia.

Entre sus días de casados y evitando los esquemas de esas personas, surge un secreto que podría causar grandes controversias y el fin del amor entre Rose y Silvain.

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Capítulo 6

Durante el resto de los días, la cocinera, un mayordomo y la sirvienta de la limpieza se presentaron a trabajar, tenían una apariencia honesta, pero tanto Rose como Silvain no se confiaron y mandaron a investigar casi su árbol genealógico. No es que temían las artimañas de los parientes de Silvain, sino que no querían que husmearan en su vida privada y lo usaran para crear problemas o chismes. Por supuesto que a Rose no le importaba, no era de nacimiento noble, había salido del lodo más oscuro, pero tampoco iba a dejar que los insultos de esas personas hicieran mella en su dignidad, además de que podría haber una guerra comercial entre parientes, todos hambrientos de la herencia.

Y para fin de semana, había una comida en la casa principal, donde todos los parientes de la rama principal se reunirían por convocatoria del anciano, aunque cada mes se hacía esa comida para que la familia conviva. Claro que Silvain muy escasamente iba y solo a petición de su abuelo, porque no quería ver a nadie, todos era personas desagradables, solo abrían la boca para escupir veneno y reírse de las desgracias ajenas. Y menos quería ver a su padre que odiaba con todo su ser.

Dispuesto a no dejarse pisar por su supuesta familia, le había informado de muchas cosas y secretos de sus tíos, tías, y primos en general, desde amantes, hijos secretos y demás. Quería que Rose supiera defenderse ante los ataques de su familia por no pertenecer a una familia de abolengo, era su esposa, y aunque en apariencia, también lo representaba, y si ella agachaba la cabeza era como si él también lo hiciera, y jamás se permitiría tal humillación. Irónicamente, no dijo nada sobre su odio a su padre, aunque Rose sabía algunas cosas de las que le abuelo había contado, claro que en ese entonces no conocía a Silvain, pues él estaba estudiando en el extranjero y tampoco le interesaba mucho los chismes de esa familia, porque estaba muy enfocada en estudiar y salir de ese hueco llamado pobreza, queriendo olvidar su pasado.

Ahora, sin haber anticipado su unión, tenían que actuar juntos para evitar los ataques verbales de tan “distinguida”, familia.

Rose usaba un vestido de funda de color azul dejando los hombros descubiertos, de mangas largas, y la falda le llegaba hasta las rodillas, dejando ver sus curvas de reloj de arena, y aunque el vestido era sofisticado, la hacía ver demasiado sensual. Acompañó el vestido con una cartera blanca con unos zapatos de tacón abierto de color blanco, un conjunto de collar discreto y aretes de una perla, y un moño bajo.

Cuando Silvain bajó las escaleras vestido para la comida, se quedó petrificado al ver a su flamante esposa. No solo era bella, sino que invitaba a pecar. Viéndola tan hermosa se sintió sofocado porque conocía a todos los hombres de su familia; eran bestias vestidas de personas, en cuanto vieran a Rose, nadie le quitaría los ojos encima.

Quería imperiosamente que ella se cambiara de atuendo, pero Rose parecía leer su mente, se acercó a él y lo abrazó del cuello, le dio un beso en los labios.

-No cariño, no me voy a cambiar – se dio la vuelta – Tienes que soportar que soy muy bella para tu comodidad. Cuando nos divorciemos en un año, puedes buscar a la mujer que esconda todo de ella para complacerte. Porque yo no voy a complacer a nadie – lo miró con un semblante orgulloso – Ni siquiera a ti.

Silvain apretó los labios. Ya sabía que el matrimonio tenía fecha de caducidad, pero que ella estuviera tan tranquila acerca de su separación, lo enojaba. Y le enojaba aún más, que le parecía atractivo su altanería, y como se oponía a él en todo.

Acomodó su corbata con inquietud y se dirigió a ella, agarrándole del brazo.

-No vayas a crear problemas.

-Querido – le mostró una sonrisa burlona – No importa como yo vaya, tu familia no se va aguantar las ganas de querer humillarme. Así sea que me muestre sumisa o una altanera, no soy santa de devoción de nadie y tampoco me importa, por eso no voy a comportarme dócil, sino como soy.

-Está bien – masculló Silvain. Conocía a su familia y lo mejor era que ella fuese fiera y no débil – Solo no vayas a ningún lado sola.

-Lo tendré en mente.

El coche del abuelo esperaba afuera y sin más demora, subieron y se dirigieron rumbo a la casa de la hipocresía.

...****************...

Dentro de una habitación, con luces tenues, estaba sentado en un sillón en el balcón de su habitación, el patriarca de la familia James-Kahlo. George tomó la taza de la mesita frente a él y se la llevó a los labios. El aroma y calidez del té le devolvieron la calma que muchas veces le hacía falta y que se le escapaba. Luego de beber el té, sin voltearse, le preguntó a su fiel sirviente Ben, sobre las preparaciones de la comida que se llevaría a cabo en unas horas.

-Todo está listo, señor – se acercó el mayordomo y le tendió una servilleta – Ya empezaron a llegar los miembros de la familia.

-¡Ja! – bufó George – Por nada del mundo se perderían esta comida – miró a su sirviente – ¿Cómo está el altar? ¿Pusiste las ofrendas que te pedí?

-Como cada año, señor. La señora seguro apreciaría su gesto.

George sonrió con nostalgia.

-No lo creo del todo Ben, pero fingiré que sí. Ahora ayúdame a prepararme para este evento.

-Sí, señor.

Ben se acercó para ayudar al anciano, ya hacía años que la señora había muerto, después de que su jefe había sido un gran mujeriego a pesar de su matrimonio, le hizo mucho daño a su esposa, dejándola destrozada con el último engaño cuando ya era un cuarentón, mientras que ella sufría de una depresión postparto. Ahora, solo quedaba remordimientos, nostalgia y culpa. Y una espera interminable de la muerte. Ben solo sabía lo superficial de la historia familiar, porque todos los sirvientes que estaban en la familia se habían marchado, así que se hacía historias locas en su cabeza de lo que realmente había pasado dentro de la mansión, ya que en el exterior, las noticias de la familia James eran apenas una nota en el periódico. Pero solo había logrado saber parte de las malas acciones de su jefe directo porque él mismo contó, aunque dudaba si era verdad ya que el anciano tomaba antidepresivos y ansiolíticos, además de consultar con el psiquiatra cada cierto tiempo. Sospechaba que el anciano no estaba bien de sus cabales.

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