Es una historia donde hay diferentes universo que quiere como conquistar o hacer alianzas con otros, pueden hacer dioses, etc
Medio difícil de explicar pero espero que les guste
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FRAGMENTO DEL FULGOR
El amanecer seguía sin llegar. Las grietas en el cielo, como cicatrices abiertas en el firmamento, latían con un brillo oscuro que parecía alimentarse del miedo de los vivos. En el castillo de Katsumi, sólo quedaban escombros, llamas moribundas y el eco de una batalla imposible de olvidar. La aparición de Elisabeth, la Bruja de Sangre, había dejado una marca imborrable en la tierra, en los muros, y en los corazones de quienes lograron sobrevivir. Pero ahora, el mundo no tenía tiempo para lamentos. El Vacío continuaba avanzando.
En un valle oculto entre montañas antiguas, un templo semi derrumbado aún respiraba una tenue energía. Allí se encontraba Aiden, con sus compañeros Sofía, Lilith, Aquiles, Xavier y la reina Katsumi. El viaje había sido agotador, el cruce del Mar de los Ecos les había cobrado fuerza, tiempo y parte de su cordura. Pero estaban cerca.
Aiden se arrodilló frente a un altar cubierto de polvo y musgo. Kael, desde su interior, se manifestaba como una corriente azulada que electrificaba el aire.
Kael: Este es uno de los últimos lugares donde el Vacío fue sellado… antes de que la historia lo olvidara.
Xavier miró a su alrededor con cautela.
Xavier: ¿Creés que todavía queda algo útil aquí? ¿Alguna clave para sellar a Erraith?
Lilith se acercó a las inscripciones flotantes en las paredes.
Lilith: No buscamos armas. Buscamos memoria… visión. Este sitio no guarda poder, guarda advertencias.
Aquiles suspiró, cruzado de brazos.
Aquiles: Me encantaría una espada que corte al Vacío. Eso sí sería útil.
Sofía sonrió apenas, pero su mirada seguía fija en Aiden. Él no lo decía, pero lo que había pasado en el castillo lo había afectado. No sólo por la aparición de la Bruja Carmesí. Sino porque, en medio de esa batalla, algo más profundo había despertado dentro de él.
Kael: Aiden… estás sintiendo los ecos, ¿no?
Aiden asintió. Cerró los ojos, y las visiones volvieron como una tormenta.
— Fragmentos de sí mismo en otras líneas. Versiones que habían caído, que se habían rendido. Una en la que Yami nunca había muerto. Otra en la que Dabi era su aliado. Otra… donde él era Erraith —
Aiden: No sé cuál soy yo ya. Esas versiones me confunden.
Kael: Por eso te mostré eso. Para que veas lo que podrías ser… y lo que debés elegir no ser.
De pronto, una onda de choque atravesó el suelo. Todos se tambalearon. Las runas del templo comenzaron a brillar, algunas se encendieron en rojo.
Katsumi: ¿Qué es esto?
Lilith tocó el suelo y frunció el ceño.
Lilith: Es una señal de regreso. Algo... o alguien… está intentando reabrir las grietas desde dentro del mundo.
Sofía: ¿Desde el castillo?
Aiden: No… desde el centro. Desde donde comenzó todo.
Kael: La primera grieta… El origen de Erraith.
Xavier: Entonces vamos a cerrarla. De una vez por todas.
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Mientras tanto, en otro plano más allá del entendimiento mortal, Dabi caminaba solo por un sendero hecho de huesos y fuego congelado. No había nadie más. Ni demonios, ni humanos, ni aliados, ni enemigos. Solo él, y una figura vestida de negro que lo esperaba al final del sendero.
???: El fuego no abrasa en la nada. Solo se desvanece. ¿Te sorprende?
Dabi: No me sorprende… pero no lo acepto.
La figura se quitó la capucha. No tenía rostro. Solo un remolino de estrellas apagadas.
???: Entonces luchá. Pero recordá… todo fuego tiene un fin.
Y desapareció.
Dabi apretó los dientes. La estrella en su pecho ardía con un nuevo latido.
Dabi: El fin todavía no ha llegado.
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De regreso al templo, el grupo se preparaba para abandonar el sitio. Pero Aiden se detuvo un momento, mirando el altar. Algo dentro suyo le decía que aún no había terminado.
Aiden: Esperen…
Colocó la mano sobre la piedra, y una descarga recorrió su cuerpo. No fue dolor… fue conexión. De pronto, la visión lo envolvió por completo.
Era el principio de todo. Los siete selladores, figuras de luz, sellaban un núcleo de oscuridad que gritaba con mil voces. Uno de ellos… uno idéntico a Kael… retrocedía.
Aiden: ¿Fuiste vos quien falló?
Kael: No… fui yo quien dudó. Y en esa duda, el Vacío encontró un camino.
Aiden: Entonces esta vez… no dudemos.
Se volvió hacia los demás. Ya no tenía temor en la mirada. Tenía decisión. Kael lo envolvía en energía azul, como una armadura viva.
Aiden: Volvamos. Cerremos la primera grieta. Cueste lo que cueste.
Y así comenzó el regreso.
Pero el Vacío… ya los esperaba.
Y sonrió.