He reencarnado en Carlisle, un hombre cuya historia tuvo un final absurdo, tenía una buena vida, una esposa leal, pero lo cambió cuando su antigua amor regreso pidiendo ayuda y al final, quedaron juntos, pese a que ella lo había traicionado antes. Pero yo, no pienso seguir esa historia, así que la cambiaré a mi favor...
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Capítulo 24.
—¿eso fue lo que dijo?, entonces si hay una forma...— Aiden parece aliviado.
—el problema es que, ¿donde encontramos al alfa?, ni ellos mismos lo saben.— responde Carlisle.
Hacer una búsqueda, sin tener idea de donde empezar, es inútil, además no saben si realmente el alfa sigue con vida, no pueden solo enviar caballeros en busca de alguien que nadie conoce, y si van a la tierra de los licantropos, duda que sean amistosos, dos humanos transformados y un grupo de caballeros humanos, no es algo que ellos gusten seguramente.
—haré que me diga donde fue la última vez que vieron a su alfa, o tal vez no esta diciendo la verdad completa.— es muy sospechoso que hablara así de rápido.
—si no quiere hablar por las buenas, tendrá que ser por las malas.— asegura Aiden.
Tras esta breve platica, Carlisle fue en busca de Arya, para hacerle saber lo que Marius le contó, siendo esta una pista pequeña para la solución de su problema. Encontró a la rubia de pie en la parte del jardín que da al bosque.
—ella está allá, esperando por usted...¿es ella quien lo transformo?— pregunta Arya.
—no lo sé, apenas recuerdo esa noche, pero por el color de su pelaje, es probable que fuese ella...— responde.
—¿por usted y yo?, somos humanos, se supone que ellos buscan pareja entre su especie.— frunce los labios. Esa noche bajo la guardia y ahora carga con una maldición por ese descuido.
—no culpo a Marius, mi esposa es hermosa y fuerte, ellos deben valorar a una licantropo fuerte, a diferencia de los humanos.— responde Carlisle acariciando la mejilla de Arya.
—quizás usted es el único hombre que ve algo bueno en mí...— levanta la vista hacía los ojos del Duque.
—todos son unos ciegos y tontos, no tienen idea de lo especial que eres.— o quizás él no es normal por su gusto tan exótico, porque sabe perfectamente que Arya tiene un lado malicioso y eso le encanta.
Carlisle puede escuchar la suave voz de aquella albina llamándolo, pidiendo que se una a ella, pero el Duque prefiere ignorar, si hablan de que es su pareja destinada, esa albina esta muy mal, porque, su destino es Arya o al menos el elije que sea así.
En el bosque, la albina rasga la corteza del árbol con sus filosas garras al ser ignorada por Carlisle, ¿como era posible que prefiera a esa marcada?, solo es una chiquilla, a su ver, ella es mucho mejor que la rubia, es fuerte y posee un linaje puro en el reino de los licantropos.
[¿de verdad creíste que sería fácil tomarlo?, mejor rindete.]se burla Marius por medio una conexión mental.
[Cierra la boca, porque mientras él siga eligiendo a la mujerzuela que marcaste, ella seguirá quedándose con él.] Se burla.
[¡oh, Dalila!, no importa como, pero ella será mía, es así como yo lo he decidido.]
[¿por qué tanta molestia por una mujer?, tienes ya un harem a tu disposición.]
[Ella es solo una más de mi colección y nadie, me dice que no, mucho menos una humana a la cual marque.] Responde con enojo.
De un momento a otro corta la conexión, mientras que Dalila sonríe con burla, no cabe duda que Marius solo es un pervertido que le encanta llenar su mansión de mujerzuelas. Dalila, estaba dispuesta a marcharse, pero, de repente, sus pasos se detienen ante la presencia de dos personas, eran Paul y Sam.
—hola señorita, no debería pasear sola a estas horas en el bosque.— comenta Paul.
—pueden aparecer personas peligrosas, que quieran capturar una rareza como usted.— sonríe con burla.
—humanos estúpidos, solo viene a morir.— grita Dalila.
La chica saca sus garras y ataca, pero, ambos chicos evitan el ataque con sus espadas. Dalila enfurece ante esto y sigue atacando, el sonido del filo de las espadas chocando contra las garras de la mujer hacen eco en el silencioso bosque, Dalila se enoja cada vez más al ver que no puede derrotar con facilidad a un par de humanos.
—¿quienes son ustedes?, unos humanos no pueden contra mí.— grita enojada.
—pero si solo somos humanos.— se encoge de hombros Paul.
—somos un par humildes caballeros al servicio de su alteza el duque.— agrega Sam.
Dalila, molesta por su repuesta, ataca de nuevo, esta vez, intento transformarse, pero, algo lo impide y ve que, algo brilla en el suelo, y los gemelos sonríen con burla.
—también somo magos talentosos.— agrega Paul.
—¿que me han hecho?, ¿por qué no puedo transformarme?— pregunta desesperada.
Dalila intenta apartarse del aquel sello, pero, sin que pueda esquivarlo, Carlisle le coloca un grillete en el cuello, y al tirar de ella causando que caiga, Sam se acerca para ponerle los grilletes también en las manos.
—esto...no puede ser...— mira a Carlisle.— no puedes hacerme esto...no a mí...
—tú tampoco debiste marcame y lo hiciste.— sonríe con malicia.— y fue el peor error que cometiste.
Dalila sintió un leve escalofrío ante la mirada del Duque, pero antes de poder quejarse más, los gemelos la arrastran rumbo al palacio. Ahora con los dos capturados, alguno puede que hable, en especial si no quieren pasar por una horrible tortura.
Al llegar al palacio, Dalila puede observar como los guardias la observan con desaprobación, ha ninguno le agradaba tener en el palacio a un par de licantropos, en especial ha esos que le pasaron la maldición a los duques. Dalila fue arrastrada hasta el calabozo y metida a una celda.
—disfruta tu estadía, señorita.— se burla Sam.
Carlisle se queda de pie ante la celda, esa mujer, es igual que Marius, queriendo someter a alguien a su deseo, ¿tan difícil es encontrar una pareja de su especie o al menos preguntar antes de transformar a alguien?
—tu amigo de la otra celda, dijo que solo un alfa puede quitar la maldición, ¿es verdad?— pregunta.
Dalila desvía la mirada, no piensa responder, no piensa dar ese tipo se información.
—supongo que tendré que recurrir a otros métodos. Mañana mi querida esposa te hará una visita, y no esta muy feliz que tú, quieras alejarme de ella.—
—no le temo a esa mujer...solo es una chiquilla...no importa lo que haga, tú serás mío.— advierte.
—yo ya le pertenezco a una mujer, y esa es mi querida esposa.—
Dicho esto se marcha acompañado de los gemelos. Dalila grita de enojo y tira de las cadenas queriendo liberarse, tiene que salir de ese lugar, no piensa permitir que esa rubia haga con ella lo que quiera.
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