LOS RUTTHERFORD- FREDERIK RUTTHERFORD

Una semana transcurrió mientras los rumores acerca de Elizabeth fueron creciendo cada vez más, las personas a su alrededor hablaban de ella a su paso, sin tregua alguna, aunque en esta ocasión a ella parecía simplemente no importarle estar en esa situación, no trato de negar o afirmar esa historia, solo la ignoro.

-          ¡Lo siento mucho! - escucha a mitad del pasillo – Elizabeth, por favor – era Francesca, de pronto apareció frente a ella y se arrodillo con la cabeza en el suelo – Por favor, Perdoname.

-          Francesca, estás haciendo el ridículo frente a todos – la multitud de personas se había amontonado a su alrededor viendo el espectáculo, algunos comenzaron a grabar la escena – levantate.

-          ¡No! – dice – necesito que me perdones por favor – ya había tratado de callar los rumores quitando los papeles y negando esa historia con todos diciendo que era falsa, pero por algún motivo todo empeoro y ahora no sabía cómo pararlo.

-          No tengo nada que perdonarte Francesca – le dice mirándola – lo que sucedió esa noche ya lo olvide, así que levantate por favor – la mujer sostenía su pie, impidiendo que pidiera moverse, los guardias Elizabeth quisieron quitar a la mujer, pero les hizo una seña para que no le hicieran nada, a pesar de lo que había hecho no podía actuar de mala manera.

-          Elizabeth, quiero que lo sepas – levanta la mirada, parecía desesperada – y que lo sepan todos – voltea y mira a los espectadores – yo fui quien pego esos papeles por toda la universidad, también invente esa historia – dice en un tono alto, todos se sorprendieron al escuchar su confesión, excepto Elizabeth, la mujer parecía estar normal – tenia envidia de la vida que tienes y por eso quería destruirla, quería que te odiaran y que no se acercaran a ti, que fueras infeliz – ya no importaba su imagen ante la sociedad, el miedo de volver a pasar por esa experiencia era algo que no podía controlar, además, las amenazas de ese hombre no parecían ser en vano, temía por su seguridad y por su vida, le tenía mucho miedo a Frederick Rutterford.

-          Ya lo sabía – le dice y se acerca – ahora puedes soltarme – le dice con voz suave

-          ¡No! – dice desesperada – necesito que digas que me perdonas, por favor, dilo – los guardias la estaban observando – por favor Elizabeth – comienza a llorar a sus pies – sé que fui la peor persona, una perra envidiosa que solo se arrastró como una vil serpiente hasta tu vida tratando de arruinarla, pero por favor – lloraba sin control – necesito que me perdones.

-          Lo siento, pero no puedo hacerlo – la mira frente a frente – para perdonar se debe hacer desde el interior, primero se sana y después se supera – su voz era suave, pero su mirada mostraba furia – y yo aún no he sanado la herida que dejaste, no puedo decirte que no siento rencor por todo lo que has hecho, así que por eso no puedo perdonarte – se levanta, Francesca pudo ver como uno de los guardias sonrió al escuchar a Elizabeth.

-          ¡No!, no, no – grita – por favor, si no lo haces él podría – se caya al instante pensando en lo que iba a decir.

-          ¿El? – dice Elizabeth - ¿Quién es él? y ¿Por qué necesitas mi perdón?

-          Mi, mi padre podría cancelar mis pagos y dejarme en la calle, si no me perdonas- dice al instante mientras recordaba las palabras de ese hombre: “te advierto, que Elizabeth no debe saber nada de esto. Si alguno de mis hombres me notifica que fuiste a decirle, espero que tu papi tenga las conexiones suficientes como para esconderte de mi, porque en cuanto te atrape te torturare hasta saciarme y veras como tu cuerpo se va deformando cada vez más, hasta que no puedas reconocerte, luego cuando me haya cansado, alimentare a mis perros con tu carne”, podía recordar con claridad su mirada de demonio, su sonrisa al pensar en ella bañada en sangre y su voz que podía hacerle sentir escalofríos por todo el cuerpo, provocándole las peores pesadillas.

-          Pues dile a tu padre que ya te perdone – jala su pie, provocando que la mujer callera al suelo y comienza a caminar hacia la salida - ¿Frederick tiene algo que ver con la escena de Francesca? – le pregunta a uno de los guardias antes de entrar en el auto.

-          No señora – le dice – el señor no está al tanto de la situación con su compañera de clases, mucho menos de los rumores – sabía que le podría pasar si hacia algún comentario errado.

Sin pedir más explicaciones se sube al auto y el chofer arranca, llego al departamento donde al parecer Frederick aun no había llegado, fue al baño, se dio una ducha, sintiendo el agua recorrer su cuerpo refrescando su mente un poco, estaba estresada por todo lo sucedido.

Frederick estaba pasando por una gran molestia, cuando recibió un mensaje donde se mostraba un video de Francesca y Elizabeth en la universidad, rodeadas de personas, algo que no llamo mucho su atención hasta que escucho: “por favor, si no lo haces él podría; ¿El?, ¿Quién es él?”, termina de mirar el video y luego lee otro mensaje: “La señora pregunto si usted tenía algo que ver”

-          Mal nacida mujer – dice molesto lanzando el teléfono, su cólera había aumentado – ahora si puede darse por muerta – termino los pendientes en la oficina y se fue directo al departamento, debía asegurarse de que todo estuviera bien con Elizabeth, llego al lugar, la mujer se encontraba sentada a la mesa, lo más seguro era que lo estaba esperando.

-          Voy a ser directa – le dice al verlo entrar - ¿tuviste algo que ver con lo que hizo Francesca el día de hoy? - no parecía molesta

-          No sé a qué te refieres – le dice evitando ser directo.

-          No sé qué fue lo que hiciste para que actuara de esa forma el día de hoy – le dice sin esperar que le soltara la verdad – pero creo que con lo que con el ridículo que hizo ya es más que suficiente – lo mira directamente – así que, te pido que no le hagas nada más, ¿puedes hacerlo por mí? – le dice al ver la mirada del hombre.

-          No hay nada – dice suspirando mientras se acerca a la mujer – que pueda negarte, por ti haría lo que fuera – la abraza – incluso perdonar a los que te hacen daño – saca su teléfono y envía un mensaje “libérenla”.

-          Gracias – le dice y sonríe, sus palabras y su abrazo parecían ser sinceros.

Al día siguiente, se había corrido la voz y el video de Francesca pidiéndole perdón a Elizabeth fue regado por toda la universidad, además también se corrió el rumor de que la mujer fue expulsada, enviando todo ese tema hacia el olvido.