Atracción Irresistible

Emile caminaba refunfuñando mientras tiraba cada uno de los alimentos a la canasta y luego miraba a Felipe, quien le sonrió a aquella chica para luego mirarla a ella. —Tonto —susurró, para luego apartar la vista de él.

—¿Por qué no puedo ser como mi amiga Rose y enamorarme de un chico menor que yo? Eso tiene muchas ventajas. La primera: siempre tendré mi fuente de juventud. ¿Qué edad se debe comparar colágeno? —se preguntó cuándo entró en el aria de la farmacia—. Pero esto, lo que digo, no quiero decir que me guste Felipe. En su momento me gustó, sí es guapo y todo, pero es capricho además él me lastimó en el pasado —miró a su izquierda donde vio cómo una señora la miraba mal para luego irse, lo que hizo que Emile se encogiera de hombros. No es malo hablar sola, pensó.

Felipe sintió la necesidad de alejarse de Emile, ya que su cercanía hacía que su cuerpo reaccionara de una forma totalmente diferente a lo que es. “Ella es una buena mujer y sé que la amas, la vida te dio esta oportunidad para que te redimas con ella y seas feliz, así que no seas estúpido y enamórala” —Felipe soltó un suspiro al recordar las palabras de su padre antes de venir.

Se preguntó si él tenía algún tipo de oportunidad con ella, miró por el rabillo del ojo donde estaba Emile, realmente no sabía cómo acercarse a ella, pero lo que realmente se preguntaba era cómo estaban sus sentimientos por ella ahora. Sabía que sentía algo por ella, pero no sabía si aquel sentimiento era realmente fuerte como para plantearse tener una vida junto a ella. Soltó un suspiro, esa bofetada que le dio lo volvió pensativo, pensó con una sonrisa de medio lado.

—Ay, disculpé, no lo vi —Felipe arrugó su ceño cuando vio a una mujer frente a él de forma repentina, lo que les sorprendió que estuvieran tan absortos en su pensamiento que ni siquiera la notaron hasta que esta habló.

—¿Piensa llenar su auto? —preguntó Felipe, ya que no sabía por qué aquella mujer dijo esas palabras, puesto que no lo chocó ni algo parecido.

Laura miró al hombre que tenía delante suyo, claramente se veía que era un hombre con dinero, no solo por el auto que tenía sino con solo un vistazo a la ropa que llevaba destilaba clase, además era muy guapo, así que solo tenía que mover un poco su falda corta así como su cabellera negra y engajada y lo tendría tras de ella además de algunos guiños de su ojo.

Felipe miró hacia los lados cuando vio cómo aquella mujer rio un poco, que él sepa no había hecho ningún tipo de chiste. —Lo siento, es que me puse algo nerviosa —Felipe soltó un suspiro, él conocía este tipo de mujer y el día de hoy no tenía mente para lidiar con ella.

—Ya falta poco para que termine —dijo Felipe serio, cambiando así el tema de conversación.

—Y ¿estás solo? —Laura se mordió el labio y abrió sus ojos para verse seductora, y la sonrisa de aquel hombre le dijo que estaba por buen camino.

Felipe dio un paso atrás y suspiró, para luego sonreír—. Te diré esto porque mi deber es advertirte, estoy casado y mi mujer es un poco —Felipe se tomó un tiempo para buscar otras palabras que no fuera "loca"—. Impulsiva —dijo después de pensarlo, para sonreír y mirar donde estaba Emile, lo que le sorprendió que ella tuviera la vista fija en él y luego apartara su mirada con una torcida ojos—. Ahora, ¿qué carajo hice? —se preguntó Felipe al ver la acción de Emile.

Por otra parte, Emile seguía notando que su mal genio crecía a mil, tenía ganas de pelear con algo o específicamente golpear a alguien cuyo nombre empezara con F, pero un arreglo de flores llamó su atención. —¡Qué hermosas! —comentó Emile con una sonrisa mientras tomaba aquellas flores. Era un poco gracioso ver cómo en esta tienda parecía que se dividiera en una florería. Recordó el aspecto que tenía la casa y sonrió; ella sabía que a veces unas simples flores tenían la magia de transformar lugares. Estaba absorta en sus pensamientos cuando sintió cómo una pequeña mano tocaba las suyas, lo que hizo que levantara su mirada.

Danna estaba un poco nerviosa, ya que era la primera vez que alguien del pueblo le interesaba sus arreglos de flores. —Mi nombre es Danna —comentó con pequeña dificultad al decir las palabras, por lo tanto lo acompañó con el lenguaje de señas.

Emile alzó la mirada y vio a una hermosa mujer de cabello negro ensortijado y una hermosa piel morena con unos grandes ojos cafés. —Mucho gusto, Danna, mi nombre es Emile —Danna sintió una gran felicidad al ver cómo aquella hermosa mujer le entendió y sobre todo conocía el lenguaje de señas.

—Lo siento si soy torpe al comunicarme, aprendí el lenguaje de señas cuando estaba en la universidad con mi amiga y hay cosas que se me olvidaron —comentó Emile con una sonrisa—. Tú hiciste esto —levantó al terminar de hacer las señales y decir aquellas palabras el arreglo de flores.

Danna asintió rápidamente con la cabeza—. Sí, yo hago los arreglos de flores —comentó emocionada moviendo así sus manos.

—Guau, tienes mucho talento, son hermosas e impresionantes —dijo Emile y a su vez trataba de hacer las señales correctamente con sus manos.

Danna bajó la mirada algo avergonzada por lo dicho, ya que algunos de sus conocidos decían que ella moriría de hambre por perder tiempo en estas cosas, pero ella solo quería ser feliz en lo que le gustaba, así que si eso indicaba comer un poco menos, se conformaba con eso, ya que tener el estómago lleno y estar triste no le llamaba la atención. Podría decirle tonta, pero esa era su forma de pensar, la vida es algo más que el dinero y la vida ajetreada de la ciudad.

—Aprecio tu comentario —Emile vio cómo aquella joven podía decir algunas palabras y otras no las pronunciaba con claridad, pero se lograba entender, lo que quería decir que tenía un problema auditivo, pero fuera de eso lo que le gustó fue cómo despedía una luz cuando le hablaba sobre las flores.

—Soy diseñadora de interiores y sé por experiencia que un arreglo de flores puede cambiar el ambiente de un lugar —comentó Emile con señales.

Emile se sentía feliz de haber conocido a Danna, ya que en algunas ocasiones se equivocó con el respecto a las señales, Danna no se ofendió, al contrario, se rió con ella y le decía la forma como decirlo. Era una joven muy alegre, algo le decía que tenía la misma edad que Lucas, pero a pesar de eso su mirada vio a Felipe, que aún seguía con la mujer, pero vio que él tenía una cara de aburrimiento y de incomodidad, lo que la sorprendió.

Vio cómo él dijo algo y se volvió para sacar la manguera de gasolina del auto, y el rostro de aquella mujer se transformó mientras miraba a los hombres que bajaron con ella, para luego darle una sonrisa, lo que levantó más sospechas en Emile. Esperó a que Felipe se volviera para inclinarse y hacer como si él quiera rozarla, pero al ver esto, Emile comentó: —¡Qué perra!

Danna siguió la mirada de Emile y vio que Laura había llegado, lo que la hizo soltar un fuerte suspiro, ya que siempre que llegaba, solía molestarla, igual que los amigos de ella.

—Conoces a esa perra —dijo Emile, pero hizo una pausa al ver que no sabía cómo decir "perra" en lenguaje de señas, así que ladró. Danna frunció el ceño al ver el comportamiento de Emile, para luego reír. —Entiendo lo que me acabas de decir —señalo Danna con sus manos.

Felipe guardó silencio al ver el drama que se estaba formando frente a él. —Me dijiste que eras un hombre casado y no deberías estar así conmigo. No tenías que hacer eso —dijo Laura guardando sus intenciones y actuando como si fuera una mujer inocente ultrajada por un hombre malvado.

—Yo no hice nada, no te toqué, solo basta con ver las cámaras de seguridad y ahí saldrá la verdad —respondió Felipe con calma y fastidio, aceptando solo a una neurótica y loca en su vida.

Laura apretó las manos al ver la actitud del hombre. —Entonces, que traigan los videos y además a la policía, y que todo el mundo sepa lo pervertido que eres. Solo quería un perdón de su parte, pero ahora quiero un resarcimiento en efectivo por el daño emocional.

—Daño emocional dices, creo que eso te lo debes a tus padres, porque yo no lo hice —dijo Felipe, serio, mirando a aquella mujer.

—Y te burlas de mi dolor —Felipe no le gustaba que aquella mujer siguiera hablando, ya que estaba llamando la atención de los demás, y él no quería que se involucrara la policía, ya que así todos los demás sabrían sobre su condición con la ley, así como su relación con Emile. —Mira —cuando estaba a punto de darle el dinero para que se fuera aquella mujer, escuchó la voz de Emile.

—¿Qué pasa con mi marido? —comentó Emile con rabia mientras se acercaba con una mirada imponente.

—Su marido es un pervertido —dijo Laura, recogiendo en llanto.

—Yo vi todo y mi esposo no hizo absolutamente nada, tú te inclinaste cuando él dio la vuelta para armar todo este teatro, pero lo que no sabes es que la esposa de éste es de Nueva York, y sabe lo que significa eso —Felipe tenía puesta la mirada en Emile, ya que le gustó cómo ella se dirigió a él con la frase "mi marido", diablos, casi hasta se erizó por eso.

Laura vio que no podía mantener más su farsa. —¿Y qué piensas hacer al respecto abuela? —Felipe abrió los ojos cuando escuchó eso. Emile sonrió con malicia.

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