Yerno Basura: El Heredero

«Sé que ya sabes quién soy en realidad, Raisa» —dijo Bastian con una sonrisa irónica mientras miraba a Raisa, que estaba debajo de él.

Raisa no sería ella misma si no quisiera parecer débil o asustada, aunque su corazón latía con fuerza por estar debajo de Bastian, seguía mostrando su lado arrogante.

Tal vez antes respetara mucho a Edgar, el heredero del gigante Grupo William. Pero ya no, después de saber que Montana había sido destruida, estaba segura de que era su marido por contrato quien había destruido la empresa de su familia.

Raisa seguiría siendo arrogante, porque esa era su naturaleza. «Me alegro de que ya lo sepas, no soy una mujer a la que se pueda engañar fácilmente».

«Entonces, ¿cuáles son tus planes? ¿Vas a decirle a todo el mundo que en realidad soy Edgar?». A Bastian le intrigaba mucho saber qué haría Raisa después de descubrir su identidad.

Raisa miró a Bastian. «No, voy a seguir tu juego». Aunque Raisa realmente lo odiaba por haber destruido Montana, se contendría, fingiendo no sospechar de él como el autor intelectual de la destrucción de la empresa de su familia, para poder destruir el Grupo William como venganza.

Bastian sonrió maliciosamente. «Buena chica, esa es la decisión correcta». Bastian no podía decir que realmente sospechaba que el padre de Raisa era el autor intelectual del accidente de hace 14 años, porque aún no había pruebas. Incluso a un detective experimentado como el detective Al le estaba resultando muy difícil resolver el caso. Tal vez porque el plan de asesinato se había organizado de la manera más perfecta posible, sin dejar ninguna prueba, sobre todo porque el caso era ya muy antiguo.

Raisa quería levantarse, pero el cuerpo de Bastian todavía estaba sobre ella, era realmente fuerte. «Bastian, ¿hasta cuándo vamos a hablar en esta posición?».

Bastian sonrió maliciosamente a Raisa. «No estarás intentando seducirme todo este tiempo, ¿verdad, Raisa?».

Aunque muy nerviosa, Raisa fingió una risa. «Solo pedí dormir en la misma habitación, pero no en esta posición».

Bastian se rió también. «¿Te has olvidado, Raisa? Estamos casados, así que no tiene nada de malo que lo hagamos».

Raisa tragó saliva al oírlo, ¿querría Bastian reclamar sus derechos esta noche? De ninguna manera, no podía traicionar a Tristan.

«¿Te has olvidado de la regla que hicimos de que no debíamos hacer esto?». Raisa seguía hablando con su expresión arrogante.

Bastian respondió con calma. «Y parece que tú también te has olvidado de que cada vez que rompemos las reglas, tenemos que pagar una multa. Puedo pagar esa multa».

«Pero...»

A Bastian le pareció gracioso ver cómo la cara de Raisa se ponía roja. «¿O tienes miedo de hacerlo?».

«¿Miedo?». Raisa no soportaba que la llamaran cobarde. «¿De qué debería tener miedo? Suelo hacerlo con Tristan». Raisa se vio obligada a mentir para que Bastian se desanimara con ella y no se apresurara a tocarla.

Bastian se quedó en shock al oírla, hasta el punto de quedarse en silencio mientras miraba a Raisa.

Raisa sonrió satisfecha al ver que la expresión de Bastian se quedaba en blanco. «Te dije desde el principio que tenía un amante y que ya no era virgen, un noble Sr. Edgar no se acostaría con una mujer de segunda mano como yo, ¿eh?».

Bastian se levantó inmediatamente, se sentó en el borde de la cama.

Raisa quería reírse por dentro, Bastian debía de estar muy decepcionado con ella, pero estaba bien, eso era lo que esperaba.

Raisa también se levantó, era mejor que volviera a su habitación antes de que Bastian cambiara de opinión. «Creo que dormiré en mi habitación esta noche. Buenas noches, Sr. Edgar» —se despidió Raisa.

Sin embargo, todo no salió como Raisa esperaba, Bastian bloqueó repentinamente sus pasos, estaba frente a la puerta.

Raisa pensó que sería fácil engañar a Bastian, pero no lo fue. Bastian conocía muy bien a Raisa, era una chica elegante, cara y también con clase. Conocía muy bien el carácter de su esposa.

«No soy una persona que crea fácilmente sin pruebas, Raisa».

Raisa frunció el ceño. «¿Qué quieres decir?».

Bastian caminó hacia Raisa. «Está bien, vamos a demostrar lo que has dicho, si todavía eres virgen o no».

Raisa se quedó en shock al oírlo, una vez más había perdido por completo contra Bastian. Entonces Bastian cerró con llave la puerta de la habitación para que Raisa no pudiera salir de allí.

¿Cómo no iba a estar nerviosa Raisa? Porque si lo hacía con Bastian esta noche, sería Bastian quien la haría perder la virginidad.

Dios mío, es tan difícil engañarlo. ¿Por qué se ha vuelto tan complicado? pensó Raisa.