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Welcome To The Imgard

Welcome To The Imgard

Status: En proceso
Genre:Romance / Venganza / Intrigante / Época / Traiciones y engaños / Sherlock
Popularitas:618
Nilai: 5
nombre de autor: Nijuri02

En el elegante y exclusivo Imperial Garden (Imgard), un enclave de lujo en el Londres de 1920, la vida de las doce familias más ricas de la ciudad transcurre entre jardines impecables y mansiones deslumbrantes. Pero la perfección es solo una fachada.

Cuando un asesinato repentino sacude la tranquilidad de este paraíso privado, Hemmet, un joven detective de 25 años, regresa al lugar que dejó atrás, escondido tras una identidad falsa.
Con su agudeza para leer el lenguaje corporal y una intuición inquebrantable, Hemmet se sumerge en el hermético círculo social de Imgard. Mientras investiga, la elegancia y los secretos del barrio lo obligan a enfrentarse a su propio pasado.

En Imgard, nada es lo que parece. Y cada elegante sonrisa esconde un misterio.

NovelToon tiene autorización de Nijuri02 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo Diecinueve: Preparativos

"La maldad no se mostrará públicamente así como así. Siempre espera, observa y acecha en la oscuridad".

​Atte: Papá

​Esta mañana fue ajetreada para los Lyonhurt. Decenas de sirvientes y decoradores trabajaban con mucha concentración en lo que sería la noche más especial de todo el barrio de Imgard.

​—¡Sostenlo ahí! —indicó una mujer, sosteniendo una libreta con cada detalle pedido por la familia.

​—¡Pongan esa maceta en esa esquina! ¡Las flores van de aquel lado! ¡Las blancas en la entrada, las rojas en las columnas! —explicaba Vanessa, resoplando del cansancio. La Noche de las Estrellas era al día siguiente y debía ayudar con los preparativos.

​Llevaba jarrones de cristal en sus brazos, al borde de caérsele. Pasó por la sala de estar y vio a su hermano, sentado leyendo un libro.

​—¿Podrías venir a ayudarme? —le espetó. —Esta también es tu fiesta.

​—Sabes que no me interesa en lo más mínimo —dijo Sebastian sin quitar la mirada del libro.

​—A mí tampoco, pero debemos ayudar. Es una vez al año, no perderás tu vida por colaborar.

​Sebastian se levantó con pereza. Soltó un suspiro de estrés y se acercó a su hermana.

​—Saldré un momento —murmuró, pasando al lado de Vanessa.

​—Oye, ¿no vas a...? —La réplica de Vanessa se cortó cuando uno de los jarrones se le escapó del brazo.

​Sebastian lo sostuvo antes de que cayera al suelo.

​—Debes tener más cuidado, hermanita —se burló el joven, devolviendo el jarrón al brazo de su hermana.

​—¿Qué te sucede? Has cambiado mucho —expresó la chica, su voz teñida de lástima.

​—Mmm... —pensó Sebastian, mirando al techo. —Yo creo que por fin estoy siendo yo mismo.

​Sebastian hizo una pausa, golpeó varias veces el hombro de Vanessa como si fuera su amigo.

​—Deberías intentarlo, hermanita —dijo con una sonrisa tétrica en el rostro. Luego, se marchó.

​Vanessa se quedó allí, pensativa. Las palabras de su hermano la habían inquietado. De pronto, escuchó los gritos de Sebastian desde el salón.

​—¡Las mesas por este lado! ¡Traigan el sillón aquí...!

​Los pies de un joven se movían a paso acelerado, caminando con sigilo por la mansión en plena decoración. Esquivando sirvientes y muebles, subió por la escalera de caracol, aceleró el paso hasta el fondo del segundo piso, abrió una pequeña puerta del lado derecho, justo en la esquina, una puerta casi invisible desde el pasillo. La abrió y encontró otras escaleras.

Subió y caminó hasta toparse con otra puerta más grande y refinada, dorada en su totalidad y con un cartel al frente: "Prohibido el paso". Allí se detuvo un momento, escuchando voces desde el otro lado.

​—Theon, ¿crees que está bien permitir las acciones de Richard Twynham? —preguntó una voz.

​—Sabes que le gusta actuar por su cuenta. Al fin y al cabo, es un charlatán de primera —dijo la segunda voz, la de Theon Lyonhurt.

​—Mientras no interfiera con la economía de nuestras familias, puede progresar cuanto quiera —añadió otra voz.

​El joven dio dos golpes a la puerta. El interior de la habitación quedó en silencio. Unos pasos se oyeron, cada vez más fuertes, acercándose a la puerta. El chico transpiraba, sentía miedo.

​Se dieron tres golpes desde adentro de la habitación. De nuevo, silencio. El chico levantó la mano y tocó cinco veces la puerta. "Si no supiera el código, mi cabeza estaría colgando en alguna estaca", pensó, tragando saliva.

​La puerta se abrió. Theon estaba del otro lado.

​—Lord Lyonhurt... Gusto en... saludarlo —saludó el joven agachando la cabeza. Su voz temblaba.

​—Adelante —dijo Theon, con voz fuerte y grave, llena de enojo.

​El chico pasó a la habitación. Vio una mesa redonda de madera, pintada de dorado, con la cabeza de un león tallada y trece sillas del mismo material alrededor. Encima de la mesa había libros, cuadernos, hojas sueltas, tinta y plumas. También había botellas de alcohol de distintas formas y tamaños. ​Sentados en las sillas, había tres hombres.

​—Gusto en saludarlo... Lord Fairfax —el joven volvió a agachar la cabeza. Caminó hacia el siguiente hombre. —Gusto en saludarlo, Lord Stomehaven —repitió la acción y caminó hasta el último. —Gusto en saludarlo, Lord Draven.

​Cuando agachó la cabeza, el señor lo golpeó con su bastón.

​—¡¿Qué haces con esas pintas?! —reclamó el señor. —¡Te dijimos que vinieras bien vestido, no con esos trapos sucios!

​—Lo... lo siento, Lord Draven. No disponía de... dinero suficiente —contestó el chico, a punto de llorar del miedo.

​—Deja al chico, Felix —dijo Fairfax mientras encendía un puro. —Ven aquí, muchacho.

​El chico se acercó y el señor sacó su billetera, entregándole varios billetes. El chico, emocionado, se arrodilló en el suelo.

​—¡Muchas gracias, Lord Fairfax! ¡Prometo comprar ropa decente!

​—¡Sí, sí. Vamos directo al grano —dijo Fairfax, impaciente.

​—¿Qué traes para nosotros? —preguntó Felix, apurando su copa de vino.

​El chico sacó de su bolsillo una carta y se la entregó al señor con una reverencia.

​—Nuestro señor les envía esto.

​Tom sostuvo la carta pensativo. Theon volvió a su asiento e hizo una seña con su mano al chico. El joven entendió y se marchó de la habitación en silencio.

​Ahora solos los cuatro señores, la carta fue abierta y leída en silencio, uno por uno.

​Theon soltó una carcajada.

​—Está loco —inquirió Fairfax.

​—No pensé que tendría sus ojos puestos en el detective tan pronto —dijo Theon.

​—Bueno, ya lo conoces —siguió Felix. —Quiere ponerlo a prueba...

​—Saber qué tan peligroso es —interrumpió Stomehaven.

​—¿Usaremos a algún espía? —preguntó Fairfax.

​—No. Conozco a alguien a quien le gustaría pasar tiempo con el niño —susurró Felix, tomando una libreta gorda y pesada. Mojó una pluma en tinta.

​—Entonces, comenzamos con los preparativos —dijo mientras escribía. —A este asalto lo llamaremos:

"Conociendo a Johan Fareyn".

1
Thaurusi
buen ritmo. siento que ba a pasar algo grande. quiero masss
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