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EN OTRO TIEMPO

EN OTRO TIEMPO

Status: En proceso
Genre:Romance / La Vida Después del Adiós / Reencuentro / Cambio de Imagen / Viaje a un mundo de fantasía / Mundo de fantasía
Popularitas:788
Nilai: 5
nombre de autor: Cecilia Ruiz Diaz

Cinco años después de la desaparición de su hermana Valentina, Anastasia se obsesiona en su búsqueda, sin descansar, ignorando todo lo que los demás decían, así llega hasta sumergirse en un viaje más allá de la realidad y lo imposible

NovelToon tiene autorización de Cecilia Ruiz Diaz para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 23: "UN CUMPLEAÑOS A MEDIAS"

Ese domingo, con el sol entrando por la ventana, Ana llegó a la sala-cocina de la pequeña casa de su hermana. El día estaba radiante y parecía llenar de luz todo el hogar.

—¿Y? ¿Cómo te fue anoche? —se acercó su hermana, entusiasta.

Anastasia frenó el arrastre de sus pies para saludarla.

—Uh... así te fue —dijo Val, viéndola de cerca.

—En realidad, a pesar de algunos percances, fue... maravillosa.

—¿Y entonces?... ¿Te besó?

—Sí, para despedirse —respondió Ana.

—¿Y...? —insistió Val, aunque al ver la expresión de desilusión en su rostro, entendió—. No, ¿no? —continuó, tomando su mano.

—No —respondió Ana, meneando la cabeza.

—Bueno, creo que mi opinión sobre Chris fue un poco precipitada.

—¡A ese mejor ni me lo nombres!

—¿Pero qué pasó?

—Nada. Se presentó... y terminó con una copa de agua en el rostro. Proveniente de mí.

—¡Tenés que contarme eso! —exclamó Val, tomándola del brazo—. Vamos a comprar cosas para tu cumpleaños de mañana. Pero primero, desayunamos en una cafetería y me contás.

—¿Y si viene Esteban?

—Hasta la noche no aparece.

El día estaba espectacular, así que desayunaron al aire libre, charlaron largo rato y se relajaron. Después fueron a hacer las compras y, por la tarde, decidieron ir a la playa. Regresaron renovadas, maravilladas de haber podido pasar un día hermoso juntas, como lo hacían en el pasado... o mejor dicho, en el futuro.

Esa noche, llegó Esteban y con él, la rutina. Todo volvió a llenarse de tensión y malas vibras.

A la mañana siguiente, día de su cumpleaños, ¡por fin tenía 21! Estaba profundamente dormida cuando Val entró en el cuarto, prendió la luz y fue hasta la cama con un pastel en mano, cantando el "Happy Birthday" en inglés. Ana despertó con una sonrisa por la sorpresa. ¡Una maravillosa sorpresa!

Val le entregó un regalo, que Ana abrió con efusividad: ¡un libro de ciencias!

—Me dijo el señor de la librería que es lo más avanzado en el tema —comentó Val.

—¡Lo voy a leer! ¡Gracias! —exclamó Ana, abrazando a su hermana.

Después de ese momento tan lindo, se prepararon para ir a trabajar. Ana estaba decidida a que nada arruinaría su día.

El trabajo era más agitado de lo habitual: al día siguiente filmarían en exteriores, y todo el equipo debía prepararse para viajar a las montañas. Ana iba cargando unas carpetas, cuando lo vio. Chris, en medio del set, conversando con un asistente. Al verla, fijó los ojos en ella. Ana desvió la mirada y se dirigió a la mesa del catering. Aunque tenía hambre, fingía buscar algo.

—Feliz cumpleaños —dijo una voz amable a su lado.

Giró y sonrió. Era Lucas.

—Muchas gracias.

—Apenas tuve tiempo de saludarte.

—Es que el día está complicado...

—Totalmente. Te veo después —dijo Lucas, retirándose.

Ana tomó un sándwich de atún, pero apenas lo tuvo en la mano, apareció otra figura alta a su lado.

—Feliz cumpleaños —dijo una voz con acento mexicano.

—Gracias, Ralf —respondió algo incómoda.

Ambos se quedaron parados en silencio hasta que Ana giró hacia la derecha para irse, pero Chris le bloqueó el paso.

—Ana, quiero hablar contigo —dijo él.

—Chris, hoy no —respondió ella firme.

—Vamos, Ana. Solo quiero disculparme...

—Creo que te dijo que no —intervino Ralf.

—Ralf, amigo, solo quiero disculparme —insistió Chris, intentando esquivarlo para acercarse a Ana. Pero Ralf lo tomó de la camisa.

—No le hagas esto en su cumpleaños...

Ana miraba sin saber qué hacer.

—Ralf... —intentó decir.

En ese momento apareció Lucas para intentar mediar.

—Vamos, chicos —dijo.

—Solo quiero disculparme con ella por arruinar tu cita —dijo Chris, mirando a Lucas.

Ralf lo miró, sorprendido, y sin dudarlo se le fue encima.

—¡Maldito! ¡Cenaste con ella mientras me pedías que no me rindiera! —exclamó, lo empujó y le dio un puñetazo que lo hizo tambalear.

—¡RALF! —gritó Ana, intentando acercarse, pero Chris la tomó de la mano y la puso detrás de él.

Lucas, que aunque era dulce tenía su carácter cuando lo provocaban —como en aquella primera fiesta—, devolvió el golpe. Ahora era Chris quien intentaba separarlos.

—¡Basta, chicos! ¡No hagan esto! ¡Ana está acá! —decía, tratando de contenerlos.

Ralf volvió a golpear a Lucas y luego empujó a Chris.

—¡Todo esto es tu culpa! —gritó.

Lucas se abalanzó nuevamente sobre Ralf. Chris intentó detenerlos. Los tres terminaron entrelazados en una pelea ridícula.

Ana no podía creer lo que veía. Sentía una mezcla de enojo y vergüenza ajena.

—¡BASTA! —gritó, agotada.

Los tres se detuvieron, respirando agitados, y la miraron.

—¡Ya no quiero verlos a ninguno nunca más! —exclamó, enfurecida y dolida.

Se dio media vuelta y caminó hacia donde estaba su hermana, que había llegado justo a tiempo para ver el final de la escena. Val le tomó la mano y la acompañó en silencio.

En el tráiler, solas, Ana rompió en llanto.

—Y hoy... que solo quería estar bien —dijo entre lágrimas.

—No te preocupes. Hoy solo dedicate a vos. Vamos, lavate la cara... que esta noche es tu fiesta.

La noche llegó tranquila, con una brisa suave que entraba por las ventanas de la casa. La cena fue sencilla, como todo en ese pequeño hogar: milanesas al horno, ensalada, y luego un pastel de bizcochuelo con crema y frutillas. Val lo había preparado con esmero, pese al poco tiempo. Ana lo miraba con cariño, con esa mezcla de gratitud y tristeza que solo un cumpleaños agitado puede dejar.

Esteban comió en silencio, con su habitual mal humor que se sentía como una nube pesada en el ambiente. Ben, en cambio, intentaba hacer comentarios graciosos o contar alguna anécdota para distender, y Val acompañaba con risas forzadas, como si se resistiera a dejar que el ánimo decayera.

Después del pastel, Ana se apartó con Ben y se sentaron juntos en el pequeño sofá, cada uno con un platito en la mano, saboreando la porción que les había tocado. Desde la mesa, se escuchaba a Val y Esteban discutiendo en voz baja, como de costumbre.

—Entonces... ¿ninguno de tus chicos ha venido? —preguntó Ben, con delicadeza.

Ana bajó la mirada, removiendo con el tenedor la crema del bizcochuelo. Meneó la cabeza.

—Prefiero no hablar del tema —respondió, con una sonrisa suave pero triste.

Se quedaron en silencio por un momento. Ben le dio otro bocado a su porción antes de hablar.

—Ya estoy creando —dijo, de pronto, como para cambiar el tema—. Estoy muy inspirado, las melodías me vienen solas a la cabeza.

Ana lo miró con sorpresa, y sus ojos se iluminaron.

—¡Oh, eso es maravilloso, Ben!

Él asintió, un poco emocionado.

—Lucas ya escuchó algo... y al parecer le gustó. Me dijo que había potencial.

Ana dejó el plato sobre la mesita baja y le tomó la mano con dulzura.

—Todo en tu vida está empezando a acomodarse, ¿ves? Y es gracias a ti. A tu talento, a tu fuerza.

Ben negó con la cabeza, un poco avergonzado.

—No, es gracias a vos. Yo solo estaba... apagado. Tu me diste ese empujón, Ana. Vos me hiciste sentir otra vez.

Ella sonrió, pero no respondió. Se quedó mirando sus manos entrelazadas, hasta que Ben rompió el silencio.

—¿Puedo contarte algo?

—Claro, Ben. Lo que quieras.

Él respiró hondo, como si le costara encontrar las palabras.

—Hoy... me presenté con mi hijo.

Ana lo miró de golpe, con los ojos abiertos.

—¿De veras?

Ben asintió despacio.

—Al principio se mostró algo reacio, claro. Pero... aceptó. Mañana vamos a almorzar juntos. Solo él y yo. Veremos qué pasa.

Ana le apretó la mano con fuerza, emocionada. Luego lo abrazó sin decir nada, como si entendiera todo lo que eso significaba sin necesidad de palabras.

—Te merecés todo lo bueno que te está pasando, Ben. Y claro que todo va a salir bien.

Ben sonrió con un dejo de emoción, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió en paz.

Al menos algo lindo había pasado en el día del cumpleaños de Ana. Algo real. Algo que valía la pena recordar.

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