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ENTRE EL AYER Y EL HOY

ENTRE EL AYER Y EL HOY

Status: En proceso
Genre:Malentendidos / Traiciones y engaños / Familias enemistadas / Batalla por el trono / Viaje a un mundo de fantasía
Popularitas:701
Nilai: 5
nombre de autor: Isabel Campos

Dos mundos, dos almas, un destino entrelazado a través de los siglos. En esta historia de fantasía atemporal, un eco del pasado resuena en el presente, uniendo realidades paralelas. Nuestros personajes principales se encontrarán atrapados en un círculo lleno de romance prohibido, misterio, rivalidades familiares y secretos milenarios que convergen en una trama donde sus vidas se conectan de forma inesperada e inquebrantable. Encuentros emotivos, contrastes entre inocencia y sorpresa, darán intesidad, capturando la magía de cada momento. Mientras una profecía ancestral juega alterando el curso de la historia, viejos lazos, nuevos misterios, deberán navegar entre el amor y la sed de venganza que amenaza con consumirlos para decidir si su conexión perdurará por siempre o se desvanecerá en el tiempo

NovelToon tiene autorización de Isabel Campos para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 21… La búsqueda continúa

En sus días libres y por las tardes, Andrew y Theodor continuaron con la difícil tarea de buscar a la princesa en la inmensa ciudad de Haven. Su rutina en la panadería de Rosa les había dado un respiro, pero su misión seguía siendo su principal preocupación.

Andrew, incapaz de dejar de lado su orgullo de príncipe, se sentía humillado con cada tarea. Las risas de los clientes y los empleados lo irritaban, y a menudo murmuraba en su idioma natal sobre la falta de respeto de los "plebeyos".

Sin embargo, Theodor siempre estaba a su lado, recordando la promesa que le hizo a Alexander y manteniendo a Andrew a raya.

En sus ratos libres, recorrían la ciudad, deslumbrados y confundidos. Los altos edificios, las luces de neón y los ruidosos autos eran un laberinto para ellos. Su método de búsqueda era tan ineficaz como su comprensión de este mundo. Le preguntaban a las personas si habían visto a una princesa, lo que a menudo terminaba con risas o miradas extrañas. Andrew, con su traje de panadero, otras veces vestido como un chico moderno de ropas sencillas, se irritaba cuando la gente no lo reconocía como el príncipe que era.

Theodor, por su parte, estudiaba el mundo con curiosidad. Observaba la forma en que ambos sientan la conexión mágica y decidan pasar más tiempo juntos para entenderla que la gente hablaba, vestía y se movía, tratando de encontrar alguna pista que los ayudara a encontrar a la princesa. Ahora que el medallón parecía no funcionar, su única guía era la esperanza y la lealtad que sentía por su amigo Alexander.

Andrew y Theodor se encontraban en la biblioteca pública de Haven. Tras varios días de fallidos intentos de encontrar a la princesa, Theodor había tenido una idea. "Los escribas de este mundo deben tener registros", pensó.

Andrew, con el ceño fruncido, miraba a su alrededor. Estaba rodeado de estanterías repletas de libros, gente susurrando y, lo peor de todo, máquinas que no entendía.

— ¿Estás seguro de que esto nos ayudará? —murmuró Andrew, con voz de fastidio—. Los libros son cosa de eruditos, no de princesas. Además, estos pergaminos son de papel delgado. ¿Qué clase de reino es este?

Theodor, que sostenía con cuidado una guía telefónica, intentaba mantener la calma.

— Majestad, este es el lugar donde la gente viene a buscar información. Debe haber algún registro de ella aquí.

En ese momento, Andrew se acercó a un ordenador.

— ¿Qué es este espejo mágico? —preguntó, tocando la pantalla con curiosidad—. ¿Acaso sirve para espiar a la gente?

Un bibliotecario se acercó, intrigado por la manera en la que hablaban.

— ¿Necesitan ayuda, caballeros?

Andrew, indignado, se puso de pie.

— No necesitamos tu ayuda, plebeyo. Este espejo no funciona, solo muestra reflejos sin magia.

Theodor, avergonzado, se disculpó con el bibliotecario y lo alejó de Andrew.

— Con todo respeto Alteza... — Theodor comenzó hablarle a Andrew, sentía que no estaba ayudando, con su comportamiento.

— Me parece que se está comportando como un niño malcriado. —

Andrew lo mira y alza una de sus cejas en interrogante, cruzando sus brazos y hace una señal, dando por entendido a que Theodor continuará a lo que quería llegar.

— No está ayudando en nada, sigue siendo arrogante e infantil. Alexander jamás hubieses sido así — soltó Theodor conteniendo su molestia.

— ¿Qué sabes tú? Él era mi hermano. —Replicó Andrew elevando un poco el tono de su voz con evidente enojo.

— Shss... Silencio por favor. — Escucharon al fondo. Ambos voltearon Theodor apenado y Andrew se ruborizo.

— Era mi amigo, paso más tiempo conmigo y con las personas del castillo. Incluso con la princesa, siempre fue amable con todos. Aunque muchos lo creían tímido o callado, encerrado leyendo, pero jamás altanero.— Thedoro continuó en un murmullo, queria demostrarle a Andrew qué se equivocaba.

—Yo... —Andrew iba a replicar, Theodor lo callo levantando su mano, indicando que no había terminado.

— Usted quería que lo tratarán como Príncipe, y está bien, es el título que le corresponde. Pero se le olvida que debe servir al pueblo, en eso reside su poder. —

Theodor terminó y se alejó dejando a Andrew sumido en sus pensamientos.

En un rincón, encontraron una pila de revistas y periódicos locales. Mientras Theodor hojeaba una de las revistas, sus dedos rozaron páginas y se asombraba con lo que veía, tanta información era nueva y fascinante.

Ver imágenes tan detalladas y coloridas, con información real, para él era sorprendente. Nadie en su mundo le creería todo lo que estaba viendo y aprendiendo.

Incluso encontró libros de medicina y anatomía, estaba atónito pero de una manera que lo atrapa a seguir leyendo, pudo ver y aprender tanto en tan poco tiempo. Sin duda este conocimiento adquirido lo aprovecharía cuando llegasen a su mundo, sería un gran Erudito en Sargón o incluso en los reinos de los alrededores.

Anocheció y la biblioteca estaba por cerrar, Theodor y Andrew salieron cabizbajos.

Andrew con cara de aburrido y somnolencia, solo que sumido en sus pensamientos, por la forma en que lo enfrentó Theodor, con una verdad que él mismo no aceptaba, solo estaba dolido. Por el contrario, Theodor animado más que nunca, no se quería dar por vencido. Aunque no habían encontrado nada.

Ambos caminaron sin rumbo fijo hasta que reconocieron el parque, el lugar a donde los había llevado el portal.

Estando en ese lugar, tal vez ideando cómo regresar a su mundo, como salvarlo de las tinieblas el silencio los acompaña. Andrew cansado de que Theodor seguía ignorando desde que salieron de la biblioteca. Decidió hablar:

—Amaba a mi hermano, su pérdida fue demasiado que… Fue como perder una parte mi, me duele recordar que ya no está, que no volveré a verlo… —

Theodor voltea a verlo, esta vez lleno de tristeza y empatía.

— Él siempre fue mejor en muchas cosas, por algo era el mayor, él merecía ser el heredero, el verdadero Rey. Protector, humilde, aunque callado, cuidaba de todos… Lo extraño Theodor, no sabes cuanto, mi corazón duele… — En cada palabra Andrew se esforzaba por contener las lágrimas.

— La princesa, no sé quien sea, solo que ella vio la mejor parte de mi hermano, vio lo valiente que era, a ella le mostró su corazón… Yo… No sé a quién culpar, incluso yo me siento culpable… No estuve cuando más me necesitó… — al finalizar esa oración, suspiró pesadamente, su corazón latía tan fuerte.

—¡Sabes, Theodor! Ese día algo me decía que no estaba bien, que algo podía ocurrir. Ignoré todo eso y salí a cabalgar, solo que en sentido contrario de donde iba Alexander. Tantas veces lo vi salir, con cara de ilusión, creí que estaba loco, siempre fue diferente… Pero era mi hermano, desde el seno materno estábamos unidos, nuestra conexión era única, lo amaba... y ni siquiera pude despedirme… — Su rostro mostraba verdadero dolor, sus ojos cristalizados, su voz era un susurro cargado de tantas emociones guardadas.

Esa confesión había dejado sin palabras a Theodor, era primera vez que veía vulnerable a su príncipe, tal vez lo había juzgado mal. Estaba claro que si sufría, solo que ese dolor lo transformó en ira y enojo, queriendo atacar, vengarse sin saber quien era el verdadero enemigo.

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EIOC 23
E
Elizabeth Sánchez Herrera
más ➕ capítulos
EIOC 23: Atenta, actualizando casi a diario.../Smile/
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